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Quedan apenas unos días para una de las citas más importantes en la agenda de la Reina Isabel y son algunas las incógnitas que continúan sin respuesta. El próximo martes por la mañana, la Abadía de Westminster acoge el servicio religioso en recuerdo del duque de Edimburgo. Un homenaje que se produce poco antes de que se cumpla el primer aniversario desde su fallecimiento en abril de 2021 y al que se espera que asistan no solo miembros de la familia real británica, sino de las diferentes casas reales europeas. Hasta ahora, ya han confirmado su presencia los Reyes Felipe y Letizia, Matilde y Felipe de los Belgas, Máxima, Guillermo y Beatriz de Holanda, Harald y Sonia de Noruega y los Reyes de Suecia.
A todos estos rostros se unirán autoridades y representantes de numerosas de las causas con las que estuvo vinculado a lo largo de su vida el duque de Edimburgo y que, dado que su funeral fue de dimensiones reducidas, no pudieron despedirse de él como hubieran querido.
Una cita en torno a la cual, la presencia de la Reina Isabel ha generado una gran expectación. No es ningún secreto que los últimos tiempos han sido complicados para la monarca a todos los niveles y que su salud se ha visto muy resentida. Es más, algunas fuentes han revelado que ni siquiera puede salir a pasear con sus perros y ella misma ha comentado en tono distendido en varias audiencias que “no se puede mover”.
Achaques de salud que no deberían sorprender, ya que la Reina Isabel está a punto de cumplir noventa y seis años y se encuentra estos meses celebrando su Jubileo de Platino, setenta años en el trono. Sin embargo, los problemas de movilidad son un gran impedimento para ella. Aunque en las últimas semanas se la ha visto ayudándose de un bastón para caminar -incluso con uno que perteneció al duque de Edimburgo-, fuentes cercanas a Windsor comentan que desde hace algún tiempo una silla de ruedas. A pesar de esto y aunque es consciente de que es algo que requiere por su avanzada edad y estado, no contempla aparecer en público así. Se trata de una situación que le genera una gran inquietud y, por eso, ha expresado su deseo de buscar alternativas en caso de que no pueda caminar. La monarca no quiere que la vean entrando en la Abadía de Westminster sobre una silla y empujada por alguno de los miembros de su personal.
Pensar en que se la vea en una silla de ruedas supone un verdadero problema para ella, que no puede evitar recordar las imágenes con su hermana y su madre, la primera en silla de ruedas en el cumpleaños 101 de la Reina Madre. Unas instantáneas que tuvieron lugar poco antes de que la Princesa muriera y que tienen completamente obsesionada a la Reina, que quiere evitarlo a toda costa.
Por esto, son varias las incógnitas que se plantean en torno a su presencia en Westminster, de hecho, incluso faltó al Día de la Commonwealth porque quería guardar sus energías para estar en el homenaje a su marido.
Según ha trascendido se ha contemplado un traslado en helicóptero desde Windsor a Buckingham y en coche hasta el templo. Una vez allí, cabe la posibilidad de que se instale algún tipo de pantalla para evitar que se la vea y que además, entraría en la Abadía desde una puerta lateral. Especulaciones, todas ellas, que solo tendrían cabida si finalmente necesita la silla.