Se desvela dónde escondía Meghan Markle el ‘algo azul’ de su vestido de novia
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Más de cinco años después de su boda, el enlace del príncipe Enrique y Meghan Markle sigue acaparando titulares. La pareja que, a día de hoy, continúa en el punto de mira por su situación al margen de la Familia Real, se casó en el mes de mayo del año 2018 en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, en una de las celebraciones más esperadas de los últimos tiempos. Un lustro después y, al margen de polémicas, el vestido de la duquesa de Sussex vuelve a ser noticia, por un secreto que guardaba y que no se ha conocido hasta ahora.
Ha sido la diseñadora del modelo, Claire Waight Keller, responsable de la firma Givenchy, la que ha revelado el detalle del look nupcial de Meghan Markle y que, por cierto, tiene mucho que ver con su historia de amor con el príncipe Enrique. Como cualquier novia, la duquesa de Sussex llevaba en su boda algo nuevo -el vestido-, algo prestado -la tiara que le cedió la Reina Isabel- y algo azul, aunque no se sabía con exactitud qué era ‘lo azul’ del look de Meghan Markle.
Keller ha confirmado que se trataba de un trocito de tela que cosieron específicamente al dobladillo del vestido, de manera que solamente ella sabía que estaba ahí. Era un fragmento de un tejido de cuadros azules, según ha contado la diseñadora en una reciente entrevista, en la que ha dicho que, además, se trataba de un recuerdo muy importante para Meghan Markle y el príncipe Enrique. Y es que, el trozo de tela pertenecía al vestido que la propia Meghan había llevado en su primera cita con el hijo menor del rey Carlos. Sin duda, un detalle muy especial.
La duquesa de Sussex ya había contado en un documental que se emitió en HBO que su vestido de novia sí tenía este tradicional ‘algo azul’, y que pertenecía al look que llevó en su primera cita con el Príncipe, pero entonces no quiso desvelar dónde estaba cosido.
En declaraciones a la edición estadounidense de la revista Vanity Fair, la diseñadora ha hablado sobre cómo se concibió el vestido, que destaca por su sencillez. «No queríamos algo demasiado femenino, pero tampoco minimalista», ha dicho Claire Waight Keller, que ha comentado que el modelo era muy fresco y personal.
El vestido costó aproximadamente 265.000 dólares e implicó casi 4.000 horas de trabajo. Además de este detalle en azul, oculto a todas las miradas, el look también tenía otros guiños importantes. Por ejemplo, el velo de tul de seda contaba con bordados de las flores de las diferentes naciones que integran la Commonwealth. Algo que, para la Duquesa era muy importante, ya que, de alguna manera, reflejaba su nueva vida. Sin embargo, ahora, varios años después, tanto ella como el príncipe Enrique están totalmente desvinculados de las actividades oficiales de ‘La Firma’.