Familia Real Española

Un callejón sin salida

El dilema moral al que se enfrenta el Rey Juan Carlos

  • Andrea Mori
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El 7 de febrero de 1988 don Juan Carlos y doña Sofía abandonaban el panteón familiar de los Franco en El Pardo al grito de «traidores». Acababan de dar sepultura al cuerpo de Carmen Polo, esposa de Francisco Franco, y una legión de fascistas les increparon brazo en alto. No le perdonaban al Rey el giro democrático que había tomado España y le reprochaban su deslealtad al régimen que le había nombrado Jefe del Estado. Desde aquello han pasado casi 30 años y la jefatura del Estado ya no recae en él, sino en su hijo Felipe, pero se enfrentan a una situación igual de tensa que la que vivieron aquel frío día del 88.

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Con la muerte de Carmen Franco, única hija del dictador, el rey emérito y su esposa repiten lo sucedido en febrero de 1988

Conscientes de lo que supondría su visita al tanatorio, los reyes se han decantado por no ir -de momento- a dar el pésame a los Franco / Gtres

Con la muerte de Carmen Franco, única hija del Generalísimo, el rey emérito y su esposa repiten escena. Eso sí, el panorama sociopolítico ha cambiado y hoy es harto complicado dar un paso al frente para arropar a la familia de la difunta sin despertar críticas. Conscientes de lo que supondría su visita al tanatorio, los reyes se han decantado por no ir -de momento- a dar el pésame a los Franco. No hay duda que lo habrán hecho en privado, vía telefónica tal vez, pero no ha existido ese abrazo fraternal que otros sí han dado a los nietos del caudillo. “No está previsto ningún desplazamiento ni de los Reyes ni de los eméritos de manera oficial. De los actos privados no informamos”, ha explicado Casa Real a este digital cuando se le ha preguntado si algún miembro de la Familia Real arroparía a los Franco.

La jornada del viernes ha concluido con numerosas visitas al tanatorio de Servisa, pero ni rastro de los Reyes eméritos. Don Juan Carlos sabe, sin embargo, que su no posicionamiento al lado de los Franco también va a enfurecer a quienes conocen bien la relación que mantuvo con ellos. Desde que era un niño el dictador fue una figura de referencia en su vida y él, doña Sofía, y la recientemente fallecida Carmen Franco, compartieron muchos años de juventud y madurez. No arropar estos días a la familia Franco es un gesto que ellos podrían no perdonar y, según algunos expertos en Casa Real, no les faltaría razón. “No ir es una grosería. Carmen Franco siempre ha sido muy digna y muy discreta y don Juan Carlos es una persona muy agradecida que siempre le ha tenido afecto”, dice el periodista Jaime Peñafiel.

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«Sin el Ejército y con el Régimen en contra, probablemente no se hubiera producido la sucesión tal y como se produjo»,cuenta Fermín J. Urbiola

Ni don Juan Carlos ni su esposa han ocultado su agradecimiento a Carmen Franco en vida / Gtres

En lo que respecta a esa especial relación de gratitud entre el Emérito y la hija del dictador , el periodista y escritor de la biografía del Rey Juan Carlos ‘Palabra de Rey’ (Espasa) Fermín J. Urbiola sostiene: “Carmen Franco Polo, marquesa de Franco, jugó un papel decisivo en los momentos inmediatamente después de la muerte del dictador. Ella había recibido el encargo de su padre de “pasar a máquina” y guardar su última voluntad y ella llevó personalmente ese documento al entonces príncipe Juan Carlos, a La Zarzuela, la misma mañana que murió su padre. La última voluntad de Franco, el testamento que luego leyó Arias Navarro ante las cámaras de televisión, incluía una petición expresa al Ejército: ‘Os pido que perseveréis en la unidad y en la paz, y que rodeéis al futuro rey de España, don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado y que le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido’. Esa fue la última orden de Franco a los militares y éstos la respetaron, porque una orden de Franco —vivo o muerto— no se discutía jamás en el estamento militar. Por eso se ha dicho, con palabras que pronunció el propio don Juan Carlos nada más conocer el documento que le entregó Carmen Franco, que fue su “salvoconducto”, porque sin el Ejército y con el Régimen en contra, probablemente no se hubiera producido la sucesión tal y como se produjo. Ni don Juan Carlos ni su esposa han ocultado su agradecimiento a Carmen Franco por aquel gesto de lealtad, aunque ella conocía perfectamente —por supuesto— las maquinaciones de su familia para que Franco designara heredero a Alfonso de Borbón y Dampierre, casado con su hija Carmen, “la nietísima”, Carmen Martínez Bordiú y Franco”.

Para Carmen Enríquez la presencia de los reyes eméritos en el tanatorio también es casi obligada. “La Familia Real irá de alguna manera a dar el pésame a sus hijos porque, a pesar de que en vida de Franco sobre todo doña Carmen Polo y el marqués de Villaverde fueron bastante hostiles a la Familia Real por una cuestión de celos y porque querían ellos perpetuarse en el poder, Carmen Franco fue siempre una persona muy discreta que nunca participó de las intrigas de su madre y de su marido para que su hija llegara a ser reina. A la muerte de Franco, la verdad es que los Reyes han tenido consideración y un respeto hacia los Franco, primero con la viuda y luego con la hija”, opina Enríquez.

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Aún pueden responder en la misa de este sábado

Isabel Preysler, Fiona Ferrer y Beatriz de Orleans sí han acudido a dar el último adiós a Carmen Franco / Gtres

Por su parte, Pilar Eyre recuerda una anécdota que resume cómo era la relación entre los Borbón y los Franco. “Cuando Franco murió, el marqués de Villaverde cogió a don Juan Carlos en los pasillos del hospital y le dijo: ‘¿qué va a ser de nosotros?’. A lo que él le contestó: «Respondo de vuestra vida con la mía porque, al fin y al cabo, todo lo que soy se lo debo a él». Y fue entonces cuando le dio el título de Señora de Meirás a la viuda, un título que no puede ser más alto, con Grandeza de España. No ir al tanatorio, por tanto, es un gesto cobarde y feo”, sentencia.

Con la ausencia de los reyes eméritos en el tanatorio, aún cabe la posibilidad de que muestren su apoyo a los Franco durante la misa que está prevista que se celebre este fin de semana. Su presencia despertaría las críticas de quienes consideran esta monarquía un eslabón del régimen franquista, pero resultaría completamente aceptable para los que entienden que a los Franco y a los Borbón les unía mucho más que política. Hagan lo que hagan, don Juan Carlos y doña Sofía no saldrán indemnes para la opinión pública. Los Franco acaban de plantearles su último dilema moral y no hay “lo siento. No volverá ocurrir” que pueda hacerles escapar de este callejón sin salida.

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