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Aunque la Reina Isabel marcó un antes y un después en el Reino Unido y ahora está a punto de coger su testigo Carlos III, algunos antecesores de la monarca pasaron previamente por el trono inglés y también dejaron huella. Este es el caso de Jorge VI e Isabel Bowes-Lyon, que del mismo modo que el hijo de Isabel II y Camila Parker, también fueron rey y reina consorte de su país desde el 12 de mayo de 1937, cuando la Abadía de Westminster se vistió de gala para presenciar un evento histórico que marcaría la historia de la Corona por completo.
Como no podía ser de otra manera, la ceremonia fue muy especial no solo por su elegancia, sino por las circunstancias que la rodearon, sobre todo teniendo en cuenta que miles de miradas estaban posadas en la pareja al ser ellos la esperanza de los ciudadanos en una época en la que el planeta no atravesaba su mejor momento. Tras la abdicación de su hermano mayor, Eduardo VIII, para así casarse con Wallis Simpson, Jorge VI se convirtió en el rey de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Una tarea en absoluto sencilla que tenía que afrontar en compañía de su esposa y madre de sus dos hijas, Isabel y Margarita, en una situación en la que estaba a punto de tener lugar la Segunda Guerra Mundial con el fascismo como principal protagonista. Es por ello que su reinado suponía la única posibilidad de unión y esperanza para los británicos, y así fue, teniendo lugar una ceremonia de coronación para la que tanto Jorge VI como su esposa se vistieron con trajes idílicos para llegar al altar frente al arzobispo de Canterbury. Un hallazgo para el que miles de personas se desplazaron hasta los aledaños del enclave mencionado y aguardaron en las numerosas calles de Londres para presenciar el desfile procesional real, mientras que otros tantos siguieron lo acontecido a través de la radio y los periódicos, pudiendo así ver cómo el rey y la reina afrontaban con coraje y perseverancia un reinado en tiempos difíciles con un impacto y un legado que perduran en la historia de la realeza británica.
De esta manera, esta coronación no solo fue importante dentro del ámbito de la monarquía, sino en otras esferas al ser la primera transmitida por radio a nivel mundial, lo que permitió a millones de personas a lo largo y ancho del globo seguir el evento en tiempo real. Desde ese momento, las coronaciones posteriores fueron más simples y adaptadas a la era moderna, sin contar con la gran pompa y ceremonia que caracterizaba a las de antaño. Aun así, cabe destacar que el reinado de Jorge VI no fue en absoluto extenso, ya que en 1952 tuvo lugar su temprana muerte y su hija, Isabel II, tuvo que llevar a cabo su propia hazaña, larga y exitosa a partes iguales, hasta que falleció durante el pasado mes de septiembre y su puesto fue cedido al que fuera marido de Diana de Gales.