Irene de Grecia: La eterna sombra de doña Sofía y un espejo para la Infanta Sofía
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Día de celebración para el entorno de la familia del Rey. La tía de Felipe VI, Irene de Grecia, cumple ochenta años, pero no está previsto ningún festejo oficial. La hermana de doña Sofía lleva media vida en el Palacio de la Zarzuela, al que llegó como invitada en 1975, a la muerte de Franco, y se quedó como discreta inquilina. Y es que la discreción es precisamente lo que ha definido la vida de la Princesa.
Siempre en un segundo plano, como una sombra de la Reina Sofía, pero a su lado en casi todo momento, Irene de Grecia se ha convertido, junto a Tatiana Radziwill y su marido, en el mejor apoyo de doña Sofía. Son pocos los actos a los que la madre de Felipe VI asiste en los que no se vea a Irene, en especial, en los que tienen que ver con la música, una de sus grandes pasiones, sino la que más. La Princesa ha sido durante muchos años una virtuosa del piano e incluso en el año 1969 tocó delante de la Familia Real británica, en el Royal Festival Hall de Londres. De hecho, sigue teniendo un piano en su residencia, que aprovecha para tocar por las tardes o siempre que le es posible.
A pesar de estar siempre cerca de la Reina Sofía, todavía a día de hoy, Irene de Grecia sigue siendo una gran desconocida para la mayoría de las personas. Y esto se debe, precisamente, a su capacidad para mimetizarse con el entorno y mantenerse en una posición secundaria. La Princesa nunca ha buscado el protagonismo, a pesar de que en ocasiones resulta inevitable posar los ojos en ella.
Una rutina sencilla
De las pocas cosas que se conocen sobre la Princesa, se sabe que intenta mantener un perfil bajo. La hermana de la Reina Sofía madruga bastante e incluso se la suele ver paseando por los jardines del Palacio de la Zarzuela cuando ni siquiera ha amanecido. Después de su paseo, suele aprovechar para dedicar un rato a la meditación, una actividad que descubrió durante el tiempo que pasó en La India. Se sabe que desayuna junto a la Reina Sofía y que es vegana. Después del desayuno, suele aprovechar para ponerse en contacto con su familia griega, en concreto, con el príncipe Pablo, que le cuenta cómo está su hermano.
A pesar de que vive en el Palacio de la Zarzuela, no comparte el mismo espacio con la madre de Felipe VI. En el momento en el que Irene decidió mudarse a Zarzuela se habilitó una zona en la que antes se encontraban los vestuarios. Un área en la que la Princesa cuenta con dos habitaciones y un despacho y que, según ha trascendido, está decorada de manera sencilla.
La princesa Irene siempre ha estado muy volcada en proyectos humanitarios. Hasta que comenzase la pandemia, acudía a diario a su despacho en la ONG World in harmony, una organización sin ánimo de lucro que ayuda a personas sin recursos. Esta institución al principio centraba su trabajo en La India, pero ha aumentado su labor en otras zonas. Además, don Juan Carlos y doña Sofía ejercen como presidentes de honor y la Fundación Reina Sofía colabora de manera habitual con esta organización. Tal es la implicación de la princesa Irene con esta organización que ha invertido toda la herencia que recibió tras la muerte de su madre, así como el dinero que el Gobierno griego dio a los tres hijos del Rey Pablo a consecuencia de la expropiación indebida de varios inmuebles.
Un espejo para la Infanta Sofía
Mientras que de la Reina Sofía se dice que se parece a su padre, el Rey Pablo, Irene es más como la Reina Federica. De hecho, se dice que el Rey Felipe ha heredado parte de su carácter de su madre y, por consiguiente, de su abuelo, mientras que es la Infanta Cristina la que más se parece a Irene.
Aunque es todavía un poco pronto para definir el carácter de las hijas de los Reyes, físicamente se ha comparado a la Princesa Leonor con la abuela de doña Sofía, Victoria Luisa de Prusia, mientras que la Infanta Sofía es bastante parecida a la Princesa Irene.
Pero, más allá del aspecto físico, lo cierto es que la hija menor de don Felipe y doña Letizia puede encontrar en la hermana de su abuela un modelo a seguir, mucho más quizás que en sus tías, las Infantas Elena y Cristina.
No hay que olvidar que la Infanta Sofía y la Princesa Leonor mantienen una relación muy estrecha desde que eran pequeñas y apenas hay acto al que asista la heredera en el que no esté su hermana. Algo que puede compararse, en cierta medida, con la relación entre la duquesa de Lugo y la exduquesa de Palma, que siempre han estado muy unidas, en cualquiera de las circunstancias.
Sin embargo, el papel de la Princesa de Asturias y el de su hermana es diferente al de sus tías. Es cierto que don Felipe mantenía una relación muy especial con la Infanta Cristina pero, desde que el entonces príncipe empezó a asumir compromisos, sus hermanas no estaban al mismo nivel, sino que observaban la situación desde la distancia. Un detalle que queda reflejado en actos como los Premios de la Fundación Príncipe de Asturias, donde las Infantas no ocupaban un lugar en la mesa presidencial, algo que sí hace la Infanta Sofía.
Precisamente por este motivo, la princesa Irene puede ser el mejor ejemplo para la Infanta Sofía. A sus quince años recién cumplidos, la hermana pequeña de la Princesa de Asturias tiene más libertad que la heredera, aunque de puertas para dentro, ambas reciben el mismo trato.
Una realidad que, sin embargo, no fue tal para la Reina Sofía. Según ella misma ha contado en alguna ocasión, cuando eran pequeñas, se peleaban mucho, incluso por los juguetes -en la época en la que estaban exiliadas-. La madre de Felipe VI ha comentado a veces que siempre era su prima Tatiana la que mediaba entre ellas y que lo habitual era que la princesa Irene se saliera con la suya. Por ejemplo, si se encontraba mal, no la obligaban a asistir a los actos, tampoco tenía institutriz y hasta consiguió evitar el internado de Salem. Diferencias entre hermanas que tienen mucho que ver con el papel de cada una de ellas. Es más, doña Sofía confesó a Pilar Urbano que todavía a día de hoy sigue ‘envidiando’ a su hermana: “Me encantaría peinarme como Irene, al modo mediterráneo, con la raya al medio y un moño bajo, pero tengo que llevar el mismo peinado que en los retratos oficiales”, declaraba la madre de Felipe VI.
A tenor de la actitud que mantienen las dos hijas de don Felipe y doña Letizia cuando están juntas, todo hace pensar que su relación va a parecerse más a la de doña Sofía y su hermana que a otras hermanas de la realeza como, por ejemplo, Carolina y Estefanía de Mónaco, que son conocidas por sus discrepancias.
Una relación a prueba de cualquier crisis en la que Sofía va a continuar siendo, probablemente para siempre, la sombra de Leonor, sobre todo si el camino de la Infanta continúa ligado a la Casa de S.M. el Rey en lugar de apostar por la independencia en todos los ámbitos.