Iñaki Urdangarin, condenado a cinco años y diez meses de prisión
Los Urdangarin no están para celebraciones: la tensa espera para que Iñaki entre en prisión
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Están a punto de cumplirse ocho años del inicio del ‘caso Nóos’. En julio de 2010 el juez José Castro abría una pieza separada del caso Palma Arena y con ella comenzaba la pesadilla de Iñaki Urdangarin. El instituto que él presidía sería investigado y las averiguaciones lo situaban a él y a su compañero Diego Torres en el punto de mira. El martirio -que diría Spottorno- comenzaba para la Casa Real y con él el descenso de popularidad de una institución que ha atravesado gracias a las fechorías del yerno real su peor momento. Han sido ocho largos años a los que ahora se da carpetazo con la sentencia del Tribunal Supremo, que ha rebajado en cinco meses lo establecido por Audiencia de Palma. Iñaki Urdangarin ha sido condenado a cinco años y diez meses de prisión y su compañero, Diego Torres, a ocho años y medio, bastante menos de lo que para ellos pedía la Fiscalía.
Es cuestión de tiempo que el marido de la infanta Cristina ingrese en la cárcel para cumplir su condena. El exduque ha sido juzgado por un delito continuado de prevaricación en concurso con uno de falsedad de documento público y de malversación, uno de fraude a la Administración Pública, uno de tráfico de influencias y dos delitos contra la Hacienda Pública.
Su ingreso en prisión marca un antes y un después en la historia de la monarquía en España. Le convierte en el primer ‘royal’ encarcelado y deja en una delicada situación a su esposa, la infanta Cristina, ya repudiada por su familia en público, aunque no en la intimidad. El escándalo que supone que el cuñado del rey Felipe vaya a prisión es mayúsculo y la institución lo sabe, sin embargo, las consecuencias habrían sido mucho peores si Urdangarin hubiera evitado la cárcel.
Un escenario nuevo
Tras la sentencia, se abre un nuevo escenario que pasa por ver cómo gestionará doña Cristina, que mañana celebra su 53 cumpleaños, la estancia de su marido en prisión. La imagen de la que fuera duquesa de Palma acudiendo a un centro penitenciario para visitar a su esposo será demoledora. Para ella, para sus hijos y para la institución que su hermano encabeza.