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Han pasado casi dos días desde que tuvo lugar la triste muerte de Constantino de Grecia, y sin embargo, el que fuera rey sigue estando muy presente entre un sinfín de rostros conocidos, que probablemente se desplacen hasta tierras helénicas el próximo lunes para dar el último adiós al hermano de la Reina Sofía, el cual ha dejado consigo un recuerdo imborrable para todos sus seres queridos y especialmente para su compañera de vida: Ana María de Dinamarca.
En las últimas horas ha sonado con más fuerza si cabe la historia de amor que en su día protagonizaron Constantino y Ana María, la cual no estuvo exenta de polémica. Era el 18 de septiembre de 1964 cuando ambos se daban el «sí, quiero» con tan solo 24 y 18 años, respectivamente, en la catedral de la Anunciación de Santa María. Una ceremonia de lo más inusual, sobre todo teniendo en cuenta que el que pasaba por el altar era nada más y nada menos que un monarca vigente que, lejos de pensar en aumentar su poder al crear una alianza con otra Casa Real, prefirió centrarse únicamente en el amor que sentía por la joven hermana de la Reina Margarita.
Mientras que el Rey Constantino acudía a su propia boda en compañía de su madre y madrina, Federica de Hannover, su futura esposa por aquel entonces lo hacía junto a su padre y también padrino, el Federico IX, ataviada con un vestido nupcial diseñado por Jorgen Bender en cuello barco, mangas tres cuartos, larguísima cola y cómo no, color blanco. Además, también quiso hacer un guiño a su abuela materna, Margarita de Connaught, integrando en el diseño unos bordados de lo más especiales.
De esta manera, Constantino y Ana María dieron pistoletazo de salida a un amor que ya llevaba cierto tiempo cociéndose a fuego lento. La química entre ellos era evidente muchos años antes, habiendo incluso la consorte sido una de las damas de honor en la boda de Don Juan Carlos y Doña Sofía, sabiendo la familia del que fuera soberano griego que entre él y la hermana de Margarita de Dinamarca había algo más que una mera amistad. Tanto es así, que muchos fueron los puntos de Europa en los que coincidieron, siendo en unas vacaciones de Noruega en las que finalmente el también conocido como «Tino» por sus seres queridos propuso matrimonio a la que fuera a ser su esposa, aunque el Rey Federico optó por posponer ese enlace hasta que la joven terminara sus estudios.
Finalmente, y después de haberse dado el «sí, quiero» y de haberse convertido en uno de los tándem más consolidados del panorama internacional, además de ser los reyes más jovenes del planeta, ambos pudieron hacer alarde del amor que sentía el uno por el otro. Son muchas las ocasiones en las que Constantino ha hecho gala de lo enamorado que se sentía de su esposa, mientras que ella ha permanecido junto a él en los momentos más complicados de su trayectoria monárquica, como por ejemplo durante el Golpe de los Coroneles, el cual desembocó en un exilio tanto de ellos como de sus hijos en común por varios países entre los que estaba Roma. La capital italiana fue donde, debido al estrés, la consorte perdió al bebé que esperaba, aunque más tarde daba a luz a Nicolás para después poner rumbo a Copenhague y a Londres hasta que en 2013 regresaron a Grecia para compartir sus últimos años de vida juntos.