¿Dónde está Charlene de Mónaco? El coronavirus, un nuevo motivo para el distanciamiento de la pareja
La delicada situación del Príncipe, que acaba de anunciar que ha contraído coronavirus, solo hace pensar en si la sudafricana se mantendrá a su lado en estos momentos
El Principado de Mónaco no pasa por su mejor momento. Hace apenas dos días, la Casa Grimaldi confirmaba una fatal noticia. El príncipe Alberto ha dado positivo en coronavirus. A pesar de que su situación es estable y que se encuentra bien, Su Alteza Serenísima se encuentra guardando cuarentena en sus apartamentos privados, pero sigue en contacto permanente con el Ejecutivo y otras autoridades para intentar poner soluciones a una de las mayores crisis de los últimos tiempos. Así lo confirmaba el gabinete de prensa de Palacio en un comunicado: “el Príncipe se encuentra bajo la supervisión de su médico personal y del equipo del Hospital Princesa Gracia y su estado de salud no es motivo de preocupación”.
Apenas veinticuatro horas después, la Casa Grimaldi emitía un nuevo comunicado agradeciendo las muestras de cariño recibidas hacia el soberano: Su Alteza Serenísima desea agradecer a todos los que le han mostrado su apoyo. El Príncipe permanece confinado en sus apartamentos en el Palacio y trabajando con sus colaboradores más cercanos en cumplimiento de las normas de precaución de salud. Su salud, monitoreada varias veces al día por sus médicos, no causa ninguna preocupación”, rezaba este nuevo texto, que ha venido acompañado de unas breves palabras manuscritas del hijo de Rainiero: “paciencia, confianza, valor y solidaridad”.
A pesar de que el mensaje oficial resulta tranquilizador, aun cuando el Príncipe roza ya a sus sesenta y dos años, los grupos de riesgo, lo cierto es que la gran pregunta que surge de todo esto es: ¿dónde está Charlene?. Y es que la Princesa, no solo no se ha pronunciado a través de su perfil de Instagram, sino que, además, tampoco ha habido ningún tipo de comunicación en torno a su estado.
Total hermetismo
En el caso de Mónaco, existe un hermetismo absoluto en todo lo que tenga relación con la familia Grimaldi. De hecho, las comunicaciones sobre los actos en los que participan los miembros de la casa son escasas, apenas se publica una agenda oficial y mucho menos se hacen anuncios que no tengan que ver con el príncipe y su familia más directa, esto es, la princesa Charlene y sus hijos Jacques y Gabriella. Esto supone que cuando algún otro miembro como la princesa de Hannover o la princesa Estefanía tienen algún tipo de anuncio, el hermetismo suele ser la tónica general.
Sin embargo, lo que más llama la atención en este caso, es que no se haya producido manifestación alguna por parte de Charlene, cuya figura siempre se encuentra rodeada por un halo de misterio. Son, de facto, numerosas las veces en las que la Princesa se ausenta de Mónaco o bien deja de participar en actos a los que acude Alberto. Por ejemplo, resultó llamativo que no acudiese a la entronización de Naruhito, pero, sin embargo, sí compartiera en su perfil de Instagram fotografías de sus hijos mientras estaban en Japón.
¿Y si Alberto empeorara?
Por ahora, tal como confirman los varios comunicados de los que disponemos, la situación del soberano no reviste especial gravedad. Sin embargo, ¿qué ocurriría en el caso de que el Príncipe empeorara? Hasta hace unos años, eran los hijos de Carolina quienes estaban en línea de sucesión, ya que Alberto no se había casado y solo tenía hijos fuera del matrimonio, algo que no acepta la Constitución del Principado. Sin embargo, ahora la situación es diferente.
La Constitución establece en el artículo 11 que, “en caso de que el príncipe no pueda ejercer sus funciones, la organización y las condiciones de ejercicio de la regencia están previstas por las Leyes de la Casa de la Familia Soberana», esto nos lleva directamente al artículo 6: «en caso de incapacidad, el príncipe reinante puede, por una ordenanza soberana, delegar el ejercicio de sus poderes al príncipe heredero en caso de que sea mayor de edad, de lo contrario, a su cónyuge o, si carece de uno, al más cercano heredero de la edad en el orden de sucesión”. De tal manera, siendo el príncipe Jacques el heredero, sería Charlene de Mónaco quien tendría que tomar las riendas de la Corona, algo que en el pasado habría correspondido a Andrea Casiraghi, bajo la atenta mirada de Carolina.