El nuevo esplendor de Carolina de Mónaco
Tras un tiempo apartada de la escena pública, la princesa de Hannover ha recuperado el protagonismo en el Principado y está dispuesta a mantenerse activa y comprometida con su papel.
Cumple 64 años pero parece que por ella el tiempo no pasa. Carolina de Mónaco celebra hoy no solo su cumpleaños, sino también su aniversario de boda con Ernesto de Hannover. Poco hay que festejar a este respecto. La pareja, aunque de iure permanece casada por razones que pueden considerarse obviar pero que, en el fondo solo ellos conocen, vive de facto separada desde hace mucho tiempo. Es más, su relación es tan fría que ahora que Ernesto vive sus horas más bajas y tiene en el horizonte una posible condena a prisión, se encuentra absolutamente solo.
Sin embargo, la Princesa está satisfecha con su nueva vida alejada del duque de Brunswick. Carolina hizo saltar todas las alarmas cuando ‘desapareció’ de la escena pública durante la crisis sanitaria. La última vez que la veíamos era el 21 de enero junto a su hija pequeña, Alexandra de Hannover en un desfile de Chanel, su firma de cabecera y de la que ahora Carlota Casiraghi se ha convertido en imagen. Nadie esperaba entonces lo que habría de pasar después. Casi 150 días de ausencia en plena ola del coronavirus que hacían presagiar lo peor, sobre todo cuando su hermano, el príncipe Alberto, era uno de los primeros royals en contagiarse del virus.
La Princesa reaparecía a mediados del mes de junio en el adiós a Elisabeth-Ann de Massy, hija de la princesa Antoinette, hermana mayor del príncipe Rainiero. Toda la familia al completo acudía al sepelio para dar su último adiós a la que ha sido una de las figuras más importantes del Principado en los últimos años, hasta el punto de representar al propio Alberto en algunos actos. El lugar escogido para esta despedida era la catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada, el mismo sitio en el que el pasado verano contrajeron matrimonio Louis Ducruet y Marie Chevallier, en la primera boda ‘real’ celebrada en el templo desde la de Rainiero y Grace. Vestidos de riguroso luto y con mascarillas a tono con el escudo monegasco, los príncipes Alberto y Charlene presidieron un cortejo fúnebre reducido por las medidas de higiene y seguridad debido al coronavirus. Carolina ponía fin a los rumores con una discreta vuelta a la escena pública en un momento complicado. Era solo el principio.
Después de un verano alejada del foco mediático, en el que ha disfrutado de la compañía de sus seres queridos mientras surcaba las aguas del Mediterráneo a bordo del Pachá, Carolina retomaba su actividad en septiembre con varios actos que no dependen directamente de la agenda oficial del Principado, pero que le han hecho recuperar una importante cota de protagonismo. A principios de septiembre, la madre de los Casiraghi aparecía en un concierto al aire libre junto a su hermano y su nuera, Beatrice Borromeo y sorprendía por su llamativo cambio de look, con el cabello más claro de lo habitual.
Este fue solo uno de sus primeros compromisos. La entrega de diplomas a los graduados en enfermería en el Hospital Princesa Grace o la visita a la sede del Museo Nacional de Mónaco en la espectacular Villa Sauber completaban su ajetreada agenda en solitario a la vuelta del descanso estival.
A pesar de haber pasado varios meses ‘en la sombra’, Carolina recuperaba rápido en ritmo. A principios de octubre, asistía junto a Carlota Casiraghi a los premios literarios que cada año se celebran en Mónaco. Una iniciativa de la Fundación Príncipe Pierre, fundada por Rainiero de Mónaco en homenaje a su padre y al que cada año suelen asistir tanto Carolina como su hija. Una prueba clara de que la Princesa se ha adaptado perfectamente a la ‘nueva normalidad’. Tanto Carlota como Carolina daban una lección de estilo y elegancia en la velada.
Era el único acto hasta ahora en el que la veíamos junto a Carlota, pero la hermana de Alberto de Mónaco ha seguido con su intensa agenda, paralela a las actividades del Principado. Una agenda que, en algunos casos ha despertado recelos sobre el papel de Charlene, que al margen de ocasiones puntuales, parece desarrollar una menor actividad que su cuñada quien, hasta su llegada, ejercía de Primera Dama. Hace unos días, la propia Charlene concedía una entrevista en la que se lamentaba de las numerosas críticas que recibe y aseguraba que está muy comprometida con su papel y el de su marido.
Apenas unos días después del acto con Carlota, Carolina sorprendía en la apertura de una nueva exposición fotográfica que reflexiona sobre las normas de comportamiento social en plena pandemia con uno de sus mejores looks. Un estilismo muy formal pero con un toque sofisticado: camisa blanca , pantalón recto negro y blazer en terciopelo azul, que acaparaba todo el protagonismo.
Princess Caroline visited the exhibition Monaco Portraits Films by Charles Freger https://t.co/no3d9TUbj6 pic.twitter.com/oiMevnhqN6
— News Royal (@new_royal) October 21, 2020
Más llamativa aún era su presencia en los actos con motivo del Día Nacional de Mónaco. Con el cabello gris, toda una declaración de intenciones y sin perder un ápice de elegancia. Un look que mantenía en la que ha sido, hasta ahora, su última aparición pública con motivo del estreno de la temporada de los alumnos de la Academia de baile Princesa Grace. Desde entonces, la Princesa permanece alejada de los focos, aunque es probable que pronto nos sorprenda. De hecho, está previsto que de cara al mes de junio se celebre un importante baile en Montecarlo, a la espera de confirmar qué ocurrirá con el Baile de la Rosa y el de la Cruz Roja.El Gran Baile del Príncipe y la Princesa se celebrará el 17 de junio. El príncipe Alberto es patrono de este evento cuyo código que etiqueta establece vestidos de fiesta y una tiara para ellas y uniformes de gala militares para ellos. Una cita a la que no faltarán todos los miembros del clan Grimaldi.