REINADO AMENAZADO

La bomba de Diana de Gales que sembró la duda sobre el reinado de Carlos

Diana de Gales
Diana de Gales y el Rey Carlos juntos. / Gtres
  • Andrea Mori
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“No lo creo. Me gustaría ser reina en el corazón de las personas. Pero no me veo siendo reina de este país. No creo que mucha gente quiera que sea reina. Cuando digo mucha gente, me refiero a la institución en la que estoy casada, porque han decidido que soy una principiante”. Diana de Gales se mostraba así de tajante en la polémica entrevista que concedió al periodista Martin Bashir en el año 1995 y que sacudió los cimientos de la Corona.

Lady Di / Gtres

La princesa Diana con un vestido blanco en 1996 / Gtres

Unas declaraciones incendiarias en las que la Princesa se mostró a corazón abierto y aseguró que en su matrimonio “eran tres”, haciendo referencia a la relación del entonces príncipe Carlos con Camilla Parker-Bowles. Fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de la Reina Isabel y el detonante definitivo para que se confirmase el divorcio de los Príncipes. “Hago las cosas diferente; porque no sigo un libro de reglas; porque dirijo con el corazón, no con la cabeza, y eso me ha traído problemas en mi trabajo. Entiendo eso, pero, alguien tiene que salir y amar a la gente y mostrarles afecto”, dijo la madre de los príncipes Guillermo y Enrique que, sin ser consciente, había cambiado para siempre la imagen de la Corona.

Cannes

Diana de Gales en Cannes en 1987. / Gtres

La princesa del pueblo supuso una revolución en todos los sentidos para una institución que, durante muchos años estuvo anquilosada en el pasado. A pesar de que eran muchas las personas que estaban al tanto de los escarceos del hijo mayor de la Reina Isabel antes de su boda y de su romance con Camilla Parker-Bowles, Diana se casó enamorada. Era demasiado joven, quizás también demasiado ingenua para ver más allá, pero el tiempo le mostró la dura realidad de la situación. Para cuando la convivencia era ya insostenible y los apoyos que le quedaban dentro de Palacio empezaban a estar cansados de la actitud de la Princesa, Diana comenzó a mostrarse al natural, con todo lo que ello significaba. Consciente de que su matrimonio estaba roto, la única preocupación de la primera esposa de Carlos de Inglaterra eran sus hijos, y el lugar que debían ocupar en el futuro.

Diana de Gales

Carlos y Diana juntos saludando. / Gtres

Es más, en la misma entrevista, ella misma sembró la duda sobre la idoneidad del reinado del que había sido su marido, antes aún de confirmarse su divorcio. “¿Cree que el príncipe de Gales será rey algún día?”, le preguntó el periodista. “No creo que ninguno de nosotros sepa la respuesta a eso. Y claramente es una pregunta que está en la cabeza de todos. Pero quién sabe lo que el destino producirá, quién sabe qué circunstancias provocará”, respondió la Princesa. Unas palabras que ahora cobran especial trascendencia, dado que el monarca ha estado más de medio siglo a la espera, a la sombra de su madre y en medio de un intenso debate sobre su su hijo mayor debía tomar el testigo.

El reinado de Carlos III acaba de empezar pero a nadie se le escapa que las circunstancias en las que se ha producido el relevo generacional solo hacen pensar en los próximos pasos y en que, desafortunadamente, lo más probable es que se quede en un reinado breve entre dos etapas más destacas, por una cuestión de tiempos. A esto hay que añadir que, tras el divorcio, uno de los mayores empeños de Carlos fue retirarle el tratamiento de Alteza Real y que el príncipe Guillermo le prometió que se lo restituiría una vez alcanzara el trono, aún en contra de los deseos de su padre.

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