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Mónaco se ha vestido de gala para una de las citas más esperadas de su agenda. Este pasado día 8 de julio, el Principado acogía una nueva edición del Baile de la Rosa, que no se llevaba a cabo desde hace dos años debido a la crisis sanitaria del coronavirus. Un evento en el que siempre es Carolina de Mónaco, princesa de Hannover, la gran protagonista, aunque en esta ocasión se había rumoreado con una posible participación de la princesa Charlene -que no acude a la gala desde el año 2014-, dado que la esposa de Alberto de Mónaco está retomando poco a poco su agenda desde que regresara al Principado.
Sin embargo, como en ocasiones anteriores, la exnadadora no ha hecho acto de presencia y ha dejado todo el protagonismo a su cuñada, con la que, según apuntan algunas fuentes, nunca ha tenido una relación especialmente estrecha. De esta manera, la princesa de Hannover y su prole han acaparado toda la atención. Desde la propia Carolina hasta su hija menor, Alexandra de Hannover que, por cierto, ha sido una de las grandes estrellas de la celebración gracias a un sofisticado modelo de corte princesa de Giambattista Valli en los colores de Mónaco. Un modelo con amplia falda de tul que recordaba al que llevó Beatrice Borromeo en la misma cita hace unos años.
Sin embargo, no ha sido Alexandra la única protagonista. Carolina, radiante, con un diseño de Chanel -como no podía ser de otra manera-, ha compartido risas y confidencias con su hermano, que no ha dudado en acompañarla en esta importante jornada. Una velada en la que, a pesar de que la sombra de Karl Lagerfeld ha estado muy presente, Christian Louboutin ha tomado el testigo, con una temática inspirada en los Felices Años 20, que ha marcado el dress code de los asistentes. Tal ha sido el caso de la propia Carolina de Mónaco y su hija mayor, Carlota Casiraghi, que apostó por Chanel y acudió con su marido, Dimitri Rassam. Tanto Alexandra de Hannover como las mujeres de Andrea y Pierre Casiraghi se desviaron un poco del código de vestimenta, con diseños muy diferentes entre sí. Beatrice con un delicado estilismo de Dior, mientras que Tatiana apostó por Temperley London.
La Salle des Etoiles del Sporting Monte Carlo se tiñó de colores rojo y rosa para una velada en la que el cubierto casi llegaba a los mil euros por persona. Una cena en la que no faltó la coliflor con fondant de langosta azul y caviar, rodaballo con mejillones y o cordero con setas, y fresas salvajes y merengue como postre.
Una cita con historia
El Baile de la Rosa fue creado por la princesa Grace en el año 1954 y solo se ha cancelado en dos ocasiones a lo largo de su historia. En cada edición se lleva a cabo una subasta a beneficio de la Fundación Princesa Grace, que está presidida en la actualidad por Carolina de Mónaco y que ayuda a personas en dificultad y a niños desfavorecidos.
Desde la desaparición de Grace Kelly, el Baile de la Rosa ha sido una fiesta en la que la princesa de Hannover ha acaparado el mayor protagonismo y que, además, ha sido la encargada de vincular la cita a la moda y al arte y que ha tenido su mayor esplendor en la colaboración entre la royal y su íntimo amigo, Karl Lagerfeld. Ahora ha sido Christian Louboutin quien ha tomado el relevo, algo que asumió en 2019 con un tributo al Káiser y ahora con sello propio.