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La Reina Isabel se enfrenta a uno de sus días más tristes. Se cumplen setenta años desde que su padre, el Rey Jorge VI falleciera prematuramente a los cincuenta y siete años de edad a consecuencia de un cáncer de pulmón en la mañana del 6 de febrero de 1952. Una fecha fatídica para la actual reina, que marcó su destino para siempre.
A pesar de que su destino no era ocupar el trono, ya que era el segundo hijo de Jorge V y María de Teck, la abdicación de su hermano, Eduardo VIII debido a su deseo de casarse con la norteamericana Wallis Simpson provocaron que él ascendiera al trono. Una situación que, en un principio no estaba prevista y que es la responsable de que hoy sea la Reina Isabel la que está al frente de la Casa de Windsor.
Sin embargo, el reinado de Jorge VI -el rey tartamudo- fue breve, apenas quince años, desde el mes de diciembre de 1936 hasta febrero de 1952. Sus problemas de salud se agravaron cuando se le diagnosticó un cáncer de pulmón. El monarca no solo era un fumador empedernido, sino que además sufría gran estrés. De hecho, en el año 1949 tuvo que cancelar un viaje a Australia y Nueva Zelanda debido a una obstrucción en la pierna y fue su hija, la princesa Isabel, la que realizó la gira con su marido. Aunque tuvo aún un tiempo de relativa tranquilidad, en mayo de 1951 se le sometió a una neumoctomía en la que se le extirpó el pulmón izquierdo a consecuencia de un tumor maligno. En febrero del año siguiente falleció en su habitación de Sandringham mientras dormía. La causa de la muerte, al margen de la enfermedad que arrastraba, fue una trombosis coronaria.
En el momento del fallecimiento del monarca, la princesa Isabel se encontraba de viaje en Kenia, de donde tuvo que trasladarse con urgencia para asumir sus responsabilidades. Tenía solo veinticinco años y el duque de Edimburgo fue su mayor apoyo en este complicado momento. Apenas una semana más tarde se celebraron los funerales del Rey Jorge VI, que fue enterrado, tal como marca la tradición, en la Capilla de San Jorge de Windsor.
Siete décadas después de ese fatídico día, su hija, la que en un principio no estaba destinada a reinar, se ha convertido en una monarca de récord. A sus casi noventa y seis años, Isabel II es una verdadera superviviente, que ha sabido mantener la imagen de la Corona a pesar de todas las adversidades a las que ha tenido que hacer frente, especialmente en los últimos tiempos.
Aunque no han trascendido todavía los planes de la monarca para esta jornada, sí se sabe que ya se ha trasladado a Sandringham, donde ha sido vista en un coche. No se sabe si en el aniversario de la muerte de Jorge VI hará algún tipo de homenaje, pero varias fuentes apuntan a que, debido a que no pudo celebrar la Navidad en la finca, se reunirá con algunos miembros de su familia allí. Todos ellos la apoyan de manera incondicional en este momento agridulce.
A pesar de que para ella es todo un récord cumplir siete décadas en el trono y, lo cierto es que ya se están preparando numerosas celebraciones de cara al mes de junio, este aniversario tiene un tono triste para la monarca. No hay que olvidar que lo afronta poco después de que se cumpla un año de la muerte del duque de Edimburgo y que la salida de los duques de Sussex y la polémica que rodea al príncipe Andrés están suponiendo para ella muchos quebraderos de cabeza.
Pese a que algunas personas de su entorno no dejan de animarla para que intente dar un paso atrás y ceder más responsabilidades a las nuevas generaciones, el compromiso de la monarca con la institución es hoy todavía más férreo y no hay indicio alguno de que esto vaya a pasar. Siete décadas en el trono es una clara muestra de la importancia que para la Reina Isabel tiene la Corona y no tiene intención de renunciar a un juramento que lleva grabado en la sangre desde el día en el que su padre asumió una tarea que por herencia no había de corresponderle. El de hoy es un aniversario agridulce, con el recuerdo de los que ya no están, pero la esperanza por un futuro prometedor para la institución y la satisfacción del deber bien cumplido.