Alfredo Pérez Rubalcaba, la historia de un hombre entregado
Alfredo Pérez Rubalcaba, un hombre que pasará a la historia de este país, nos ha dicho adiós este viernes 10 de mayo tras sufrir un ictus
El pasado miércoles 8 de mayo, Alfredo Pérez Rubalcaba sufría un ictus y tras varios días ingresado con pronóstico de extrema gravedad, finalmente ha fallecido a los 67 años de edad el viernes día 10 en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda.
Alfredo Pérez Rubalcaba se doctoró en química y por avatares del destino, terminó dedicando 30 años de su vida a la política. Siempre junto al Partido Socialista y siempre al pie del cañón. Estuvo al lado de Felipe González como ministro y logró la vicepresidencia del gobierno de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero. Sus últimos años los ha dedicado a la docencia.
Rubalcaba y Pilar Goya en el besamanos de los Reyes / Gtres
En su larga trayectoria política hizo más amigos que enemigos, y aunque hubo una época en la que se le tachó de conspirador tras plantearse dejar la política, lo cierto es que ha podido presumir de las buenas palabras con las que siempre se le ha definido. “Un buen hombre”, “hay una persona real detrás del político”, “cercano y muy afable” o “un trabajador incansable” son solo algunas de las declaraciones que se han vertido sobre su figura.
Decían que era el primero en llegar a la sede del partido y el último en irse. Se impuso a sí mismo una jornada de 8 a 22 y según declaraciones de su amigo de infancia y de vida Jaime Lissaveztky a Vanity Fair “cuando estábamos en la universidad era igual. Nuestras mujeres son químicas. ¡Qué iban a ser si siempre estábamos en el laboratorio!”. En aquella época uno de los hobbies de Rubalcaba era el deporte, entonces era un musculado atleta que llegó a correr los 100 metros lisos a 5 décimas del record mundial.
Alfredo Perez Rubalcaba y Pilar Goya en una imagen de archivo / Gtres
Aquella mujer a la que conoció en la universidad se llama Pilar Goya, se casaron en 1979 y no se han separado en los últimos 40 años. Ella se ha dedicado de lleno a la química durante toda su vida y ha ocupado un discreto segundo plano por voluntad propia en la carrera política de su marido. Fue la ‘culpable’ de que él, a pesar de dedicarse a otra cosa, jamás se distanciara del todo de la profesión que estudió y fue su ancla para volver a las aulas y a los laboratorios como docente cuando en 2014 abandonó la primera línea política.
El matrimonio no tuvo hijos, ambos se entregaron de lleno a sus profesiones y fueron felices compartiendo sus logros. Sin embargo, en 2008, la vida les dio un duro golpe, Pilar perdió a tres de sus cinco hermanos, dejando uno de ellos dos hijos muy jóvenes para los que sus tíos fueron su gran apoyo. De alguna manera les acogieron y jugaron un papel muy importante en la vida de Rubalcaba que adoraba pasar tiempo con ellos. Hoy, sin duda, serán dos de las personas que más lloren su adiós.
Alfredo Pérez Rubalcaba en una imagen de archivo / GTRES
Sus últimos cinco años han sido los más tranquilos. Sin dejar jamás del todo la política, la ha vivido desde un papel secundario y ha vuelto a disfrutar de la química, su primera vocación. Y de los alumnos, que le recuerdan con un inmenso cariño a juzgar por declaraciones de algunos de ellos a Cope: “no lo digo yo, lo dice todo el mundo que lo ha tenido. En general era un profesor súper agradable, muy cercano y explicaba súper bien”.
También ha tenido más tiempo para pasar con su familia y de su gran refugio, Llanes, donde no faltaba cada verano. A veces solo o a veces con sus grandes amigos Jaime Lissaveztky y Pilar Tijeras. Las Semanas Santas tocaban en el sur, concretamente en Cádiz y casi siempre con su grupo de amigos al que en el partido llamaban con gracia ‘los químicos’.
Se va un hombre que ha tenido mucho peso en la historia reciente del país. Su papel más aplaudido fue sin duda el de ministro del Interior cuando se produjo el fin de ETA, pero también ha sido, más recientemente, un hombre importante en la abdicación del Rey Juan Carlos. Apoyó al monarca sin fisuras y defendió que el mejor aval para España sería el sucesor natural, Felipe VI.
Su nombre quedará en la historia de este país. Pero sobre todo en el recuerdo de los que trabajaron codo a codo con él. Y sin duda en el corazón de su familia, de sus amigos más íntimos y de su mujer, Pilar Goya. | [LEER MÁS: La tierna historia familiar que se esconde tras el matrimonio de Alfredo Pérez Rubalcaba y Pilar Goya]