¿Qué fue de Karmele Marchante? La periodista que quiso ir a Eurovisión y reniega de ‘Sálvame’
En YouTube, habla de todo: desde llamar 'almas perdidas' a Froilán y Victoria Federica hasta los secretos de 'Tómbola'
Pasó de una vida en un chalet de 600 metros cuadrados a vender alta lencería en un mercadillo
«¡Que te calles, Karmele!» Esa frase que Jesús Mariñas lanzó con fuerza desde un plató marcó a fuego una época en la que Karmele Marchante era una figura omnipresente en la televisión española. Pero lo que muchos recuerdan como el epítome de su paso por el mundo de la prensa del corazón es solo una de las muchas páginas de una vida llena de giros inesperados. Karmele, que empezó como periodista seria en Informe Semanal, decidió un día que los platós llenos de gritos, polémicas y egos desbordados eran más emocionantes que los reportajes formales, y no tardó en convertirse en un ícono de programas como Tómbola, Crónicas Marcianas, A tu lado y, por supuesto, Sálvame.
En estos escenarios, demostró tener una habilidad especial para desatar tormentas, ya fuera por sus opiniones directas, sus estilismos imposibles o su capacidad innata para poner a cualquiera contra las cuerdas. Sin embargo, la relación con este mundo siempre fue tensa. En 2016, tras años de controversias, decidió abandonar Sálvame, y lo hizo de un día para otro, sin despedidas ni segundas oportunidades. Posteriormente, no tuvo reparos en tachar al programa de «circo y pocilga», dejando claro que no volvería aunque le ofrecieran lo que, en sus propias palabras, era «el oro y el moro».
Pero la vida de Karmele no se limita a los platós. En el amor, su historia podría rivalizar con cualquier culebrón. Su primer esposo es un islandés llamado Lolli que acabó atrapado en una secta y poniendo fin a su matrimonio de la forma más surrealista imaginable. Su segundo marido, Diego, resultó ser una auténtica pesadilla: con un poder general sobre su patrimonio, vendió absolutamente todo lo que ella había acumulado durante sus años de éxito, dejándola «en la puta calle», como ella misma relata. De un chalet de 600 metros cuadrados pasó a un apartamento diminuto en el Ensanche de Vallecas.
A pesar de todo, es un ejemplo de resiliencia. Supo levantarse gracias a su capacidad para reinventarse, sumándose a programas como Espejo Público, colaborando con TV3 y escribiendo libros en los que relató su verdad sin filtros. Obras como No me callo y Puta no se nace dejaron claro que la catalana no tiene miedo de abordar los temas más espinosos de su vida, desde el machismo en los medios hasta las traiciones más dolorosas. Además, exploró nuevos territorios, impartiendo talleres de feminismo y participando en proyectos teatrales con el grupo Acción Comadres, donde demostró que su energía no conoce límites.
En 2023, sorprendió una vez más con un mercadillo que ofrecía un pedazo de su excéntrico pasado: ropa de marca y alta lencería que una vez ocupó su icónico guardarropa. ¿El objetivo? Reciclar su armario y conseguir ingresos extra. En el terreno personal, encontró consuelo en un tercer romance, una relación discreta que le permitió sanar algunas heridas, aunque terminó en tragedia con la muerte repentina de su pareja. Hoy, alejada de los focos, vive una vida más tranquila, pero sigue activa.
Karmele Marchante: descalificada en Eurovisión
A sus 78 años, la comunicadora sigue demostrando que es una mujer de nuestro tiempo, porque lo suyo no es quedarse quieta ni pasar desapercibida. En Instagram se define como “periodista, escritora y feminista”, y sus 16.000 seguidores son testigos de su esencia: moderna, única y fiel a su estilo excéntrico, con modelitos que parecen salidos de una pasarela alternativa donde la creatividad no tiene límites. Además, aunque su canal de YouTube lleva tres años sin actualizaciones, ahí quedan sus 41 vídeos, en los que despacha con absoluta soltura sobre personajes del corazón como Victoria Federica o Froilán, a quienes describe sin pelos en la lengua como “dos personas sin rumbo”. También regala a su audiencia perlas sobre los secretos de Tómbola y las anécdotas de su paso por Supervivientes en el año 2008, donde, contra todo pronóstico, llegó a ser líder de grupo en la tercera semana, dejando claro que lo suyo es conquistar escenarios, incluso en medio de una isla desierta.
Sin embargo, si hay una aventura que demuestra la capacidad de Karmele para soñar a lo grande, esa fue su carrera para representar a España en Eurovisión. Con el apoyo incondicional de Sálvame Diario, que creó la sección ‘Karmele a Eurovisión’, la periodista se lanzó de lleno al desafío, presentando propuestas como ‘La Karmelita’, ‘Mujeres al poder’ y la inolvidable ‘Soy un Tsunami’. Lo suyo no era el canto, pero con coreografías que mezclaban aspavientos y fantasía, lograba distraer al público del riguroso playback que las acompañaba. Aunque la organización del festival decidió descalificarla por «no cumplir las normas», Karmele, lejos de resignarse, inició una cruzada contra TVE, defendiendo a las más de 126.000 personas que habían votado por ella.