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Ocho años después

La Navidad de la ‘banda del Peugeot’: dos celdas y un milagro frente al lujo de La Mareta

Para Ábalos y Koldo, prisión provisional y procedimientos judiciales en marcha

Para Santos Cerdán, libertad vigilada, comparecencias periódicas y pasaporte retenido

Y para Pedro Sánchez, descanso navideño en una Residencia de Estado y de lujo

  • Rosa Torres
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Para entender por qué la Navidad de la ‘banda del Peugeot’ se ha convertido en una de las imágenes más comentadas de la política reciente, hay que volver a 2017. Aquel año, Pedro Sánchez decidió intentar recuperar el liderazgo del PSOE tras haber sido apartado por la dirección del partido. Sin apenas estructura ni apoyo interno, optó por una campaña directa, casi de militante a militante, recorriendo agrupaciones locales por toda España.

Ese viaje se hizo en un Peugeot 407 y junto a él iban José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García. Dormían poco, comían donde podían y pasaban horas en carretera para recoger avales y explicar su proyecto. Aquella imagen se convirtió en símbolo de una campaña humilde, casi épica, frente al aparato del partido. De ahí nació el apodo, primero con admiración y después con ironía.

Una composición audiovisual creada y difundida por el Partido Popular. (Foto: Redes Sociales)

Sánchez ganó aquellas primarias y, con su victoria, todos los integrantes del grupo ascendieron políticamente. Ábalos fue nombrado ministro de Transportes, Cerdán se convirtió en uno de los hombres fuertes del partido y Koldo pasó a ser un asesor clave. Durante años, aquel viaje fue recordado como el origen de un renacimiento político. Hoy, el recuerdo es muy distinto.

Esta Navidad, la situación es especialmente dura para dos de los integrantes del grupo. Ábalos y Koldo pasan las fiestas en la prisión de Soto del Real, donde ingresaron a finales de noviembre en régimen de prisión provisional sin fianza. El Tribunal Supremo ordenó su encarcelamiento al considerar que existía un riesgo elevado de fuga mientras se investiga el conocido como caso Koldo. La causa analiza si ambos actuaron como intermediarios para favorecer a determinadas empresas en la adjudicación de contratos públicos, especialmente durante la pandemia, a cambio de presuntos sobornos. Aunque el proceso judicial sigue abierto, las acusaciones son graves y podrían acarrear penas de cárcel muy elevadas y importantes responsabilidades económicas.

Pedro Sánchez, José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García caminando juntos por una localidad española. (Foto: Redes Sociales)

Santos Cerdán vive una situación intermedia. Tras pasar casi cinco meses en prisión provisional, el Tribunal Supremo acordó su puesta en libertad al considerar que los riesgos que justificaron su ingreso en la cárcel, especialmente la posible destrucción de pruebas, se habían reducido de forma significativa. Esta decisión llegó después de que la investigación avanzara, se practicaran registros y se asegurara buena parte del material probatorio. Sin embargo, su salida no supone una exoneración ni una libertad plena. Continúa investigado por su presunto papel como intermediario en el cobro de comisiones ligadas a adjudicaciones de obra pública y afronta el proceso en libertad, pero con medidas cautelares, como la obligación de comparecer periódicamente ante el juez, la prohibición de salir de España y la retirada del pasaporte.

Pedro Sánchez a La Mareta

El cuarto ocupante del Peugeot es el único que no ha conocido la prisión. Pedro Sánchez afronta estas Navidades con una agenda completamente diferente. El presidente del Gobierno tiene previsto descansar entre el 23 de diciembre y el 7 de enero, con estancias en las Islas Canarias y otros destinos, en un contexto político especialmente delicado por las investigaciones que afectan a su entorno y la presión judicial y parlamentaria sobre el Ejecutivo.

La segunda imagen muestra La Mareta, la residencia oficial situada en Teguise, en Lanzarote. (Wikipedia)

Parte de ese descanso transcurrirá en La Mareta, una residencia oficial situada en Teguise, en Lanzarote, que pertenece a Patrimonio Nacional. El complejo fue un regalo del Rey Hussein de Jordania al Rey Juan Carlos I y pasó posteriormente a ser utilizado por el Estado para estancias institucionales. Cuenta con diez bungalows independientes, acceso directo al mar, dos piscinas, amplios jardines con lago, helipuerto y casi 10.000 metros cuadrados de zonas ajardinadas, todo pensado para garantizar privacidad, seguridad y descanso. Eso sí, todavía no se sabe si ha aterrizado.

El contraste no podría ser mayor. Mientras unos pasan la Navidad entre horarios penitenciarios, abogados y autos judiciales, otro la vive bajo libertad vigilada y el último disfruta de un parón institucional en un enclave privilegiado. La paradoja es evidente. Aquel coche que simbolizó una campaña política hecha a pulso ha terminado convirtiéndose en la metáfora perfecta de cómo, en política, un mismo viaje puede acabar en lugares muy distintos.

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