El momento más difícil en la vida de Rodolfo Sancho: el juicio finaliza y llega la hora de la verdad
El pasado 5 de agosto Daniel, nieto del mítico Sancho Gracia, era detenido como presunto autor de la muerte del médico
El proceso judicial arrancó el 9 de abril y se espera la sentencia de manera inminente
Llega la hora de la verdad para Daniel Sancho. El juicio por la muerte del médico colombiano, Edwin Arrieta, de la que se le acusa, llega a su fin . Sus padres, el popular actor Rodolfo Sancho y su ex mujer, Silvia Bronchalo siguen muy de cerca la situación en la isla de ko Samui, Tailandia. Juntos pero no revueltos. El dolor es compartido cuando la vida de un hijo pende de un hilo pese a que la pareja no tiene buena relación. Pero cada uno lo vive a su manera.
Silvia acusó recientemente de maltrato a Rodolfo en un juzgado de Madrid. El dolor que siente Silvia es un desgarro interior que le produce tanta ira como para «no querer hablar con la prensa bajo ningún concepto. Está que trina», dicen desde su entorno.
Rodolfo, en cambio, mantiene una relación de amor odio con los medios de comunicación. La ex mujer de Rodolfo Sancho acudió al Gran Buda de Koh Samui, en Tailandia, para pedir por su hijo y los fotógrafos captaron ese momento. Daniel Sancho declarará la próxima semana, según las ultimas noticias.
Mucho calor y mucha tensión in situ. En la sesión de más de dos horas del miércoles donde declaraba como testigo Juan Gonzalo Ospina, abogado y amigo de la familia Arrieta, se pidió empatía con los padres del muerto a la hora de dar una compensación económica. «Fue una declaración muy intensa. Estoy satisfecho y espero que la familia Sancho tenga un gesto con unos padres mayores y que están en tratamiento por la muerte de un hijo». Está en juego una indemnización de más de 400 mil euros. «Si sienten el dolor, podrían hacer un gesto con una familia que vive en absoluta precariedad», azuza Ospina a la salida.
Este mismo miércoles cuando Sancho abandona el juzgado, camina con parsimonia, baja las escaleras solo y cabizbajo, no declara nada a la prensa que le espera con ansia, luce media sonrisa y entra en el coche que le lleva a su hotel. Se intuye calma tensa y silencio a la espera de la declaración crucial de Daniel, para este viernes. Un testimonio clave para la sentencia que está a punto de salir. Aseguran que a primeros de mayo se hará pública.
La vida de la familia Sancho daba un vuelco el pasado 5 de agosto cuando Daniel, el nieto del mítico Sancho Gracia, era detenido como presunto autor del asesinato y descuartizamiento en Tailandia del cirujano plástico Edwin Arrieta Arteaga. Desde entonces, el joven se encuentra en prisión provisional en la cárcel de Koh Samui, en el sur del país, a la espera del fin del juicio y de una sentencia que está al caer.
El proceso judicial arrancó este 9 de abril. Rodolfo Sancho llegaba ese día al juzgado de Tailandia esperanzado, vestía camisa blanca y pantalón gris. Lucía gafas de sol y mochila al hombro. Sonreía y atendía a los muchos medios de comunicación que le aguardaban en la puerta de la Corte. Muy delgado y con visibles huellas de preocupación en su rostro. El cabello corto y barba canosa.
Estaba mucho más flaco que el pasado verano, cuando partía con el abogado Marcos García Montes a visitar a su hijo encarcelado. Y ligeramente menos impertinente que cuando, en tono altivo, declaraba el pasado 6 de septiembre que no iban «a conseguir sus lágrimas». También aseguraba entonces que un suceso así puede tomarse o «como una desgracia o como un reto». Sus palabras sorprendieron y causaron en ese momento estragos en su imagen pública, como no podía ser de otra manera. El reto sigue en pie: librar a su hijo de una acusación de asesinato premeditado.
Tres semanas de juicio
Los colores de la camisa que lleva luciendo el actor durante estas tres últimas semanas de juicio son recurrentes y determinantes. Quizás son una hasta una señal. Del tono más claro al más oscuro: del azul marino o negro, al azul celeste y siempre combinado con un pantalón estilo chino en color beige o gris. Colores sobrios, lisos, y discretos que transmiten un mensaje de sencillez y austeridad con una pincelada de optimismo.
Del blanco que vistió el primer día al blanco del último día antes de que declare su hijo. Luz en su vestimenta justo la víspera del día que iba a ser la declaración del acusado, Daniel Sancho. Una declaración que se retrasa debido a que la sala no tiene aire acondicionado. Daniel Sancho declarará el próximo miércoles, según las ultimas noticias.
Casi siempre sonriente, casi siempre con gafas de sol y siempre muy cargado con papeles, con una mochila negra y un maletín de la firma Louis Vuitton, también negro. Da la sensación, a priori, que cuando Sancho se deja fotografiar es que todo va por buen camino, o eso parece. Pero quizás se trate de una sonrisa nerviosa.
Sancho es actor. Con su puesta en escena parece -o trata de parecer- inasequible al desaliento. Este es su gran papel protagonista, no deseado, -evidentemente-. Un papel que comenzó a interpretar el pasado año en verano cuando la pesadilla de salvar a su hijo comenzaba a destruir la vida del resto de la familia.
La otra parte, la otra familia implicada en este terrible suceso retransmitido por televisión cada día en España y en ocasiones en Colombia, de dónde era el médico asesinado, sufre lo inimaginable. Edwin Arrieta está muerto y desaparecido su cadáver. Y los hechos no están claros. Claman justicia, no venganza.
Tres semanas de juicio, salvo los lunes y unos días libres para celebrar el Año Nuevo, que cambiarán el rumbo de esta historia. Quedan por declarar los testigos de la defensa, nada más. Hay un padre y una madre que sufren in situ y un padre y una madre que sufren en la distancia. Está en juego la vida de una persona. La vida de la otra ya es imposible recuperarla, sólo queda honrarla.
La historia es tremenda. El joven chef, Daniel Sancho, un niño mimado y querido desde pequeño, confesó inicialmente el asesinato premeditado y el descuartizamiento de Arrieta, al que había conocido, según dijo, un año antes por Instagram y con el que había quedado en la turística isla para pasar unas vacaciones. Posteriormente Sancho se desdijo y se declaró no culpable ante el juez. La sentencia dictará cuál es su futuro: cárcel o pena de muerte. En el caso de que la premeditación no pudiera llegar a demostrarse se produciría una reducción de la posible condena. La ley de Tailandia contempla la pena de muerte sólo en los casos de asesinato en los que hay premeditación.