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El día en el que María Teresa Campos rubricó su declive

María Teresa Campos/Gtres
María Teresa Campos/Gtres

María Teresa Campos sigue preocupando a su entorno familiar, pero sobre todo a los amigos que ya no pueden acudir a abrazar a la comunicadora como solían hacer hasta hace no mucho. Su estado es el de una persona bastante débil, que apenas come. Su presente no es en absoluto esperanzador: «El suero sólo sirve para mantenerla. Es muy difícil que la medicina la saque adelante. Le dan batidos y eso le mantiene más tiempo pero tiene deteriorado todo», le cuentan a Look personas que pueden compartir tiempo con ella. A esas limitaciones hay que sumarle las que ella misma se autoimpuso al restringir al máximo las visitas a su domicilio.

María Teresa Campos estado

María Teresa Campos en una imagen de archivo. / Gtres

Ante este panorama tan descorazonador que, lejos de tener salida, sólo muestra visos de agravarse hasta el punto de que son muchos los que temen seriamente por su estabilidad, incluso por su vida. Sin embargo, y aunque muchos apuntan a que su rápido declive estuvo marcado por su ruptura con Edmundo Arrocet, los que conocen bien a María Teresa saben que la caída en picado (física y emocional) de la comunicadora comenzó antes. Justo un día en el que, yendo en contra de su propia voluntad, María Teresa dijo sí a un proyecto y plasmó su firma en un contrato que cambiaría su futuro de manera trascendental.

Un reality que cambió la suerte de María Teresa Campos

Hablamos de Las Campos, el reality que tenía como estrellas a la comunicadora y sus hijas. Las tres emprendieron un proyecto de lo más arriesgado que las llevó a cruzar el océano y vivir una experiencia exótica en Estados Unidos. En total, tres temporadas que acabaron por desgastar a una María Teresa Campos que sufrió lo indecible en esos larguísimos viajes.

María Teresa y Terelu Campos, en Nueva York

María Teresa y Terelu Campos, en Nueva York. MiTele

Como no es oro todo lo que reluce, la realidad de aquellas grabaciones no fue la que se puede ver en sus capítulos. La estrella del formato se enfrentó a situaciones que le daban verdadero pánico, como montarse en un avión o subir en un ascensor para poder acceder al mítico Empire State Buiding de Nueva York. Este digital ha hablado con una de las personas que incoó este proyecto, con el fin de salvaguardar un maltrecho presente económico familiar.

Una vez convencida, María Teresa puso (como hace con todo) su ilusión y su profesionalidad en ello aunque, como sucede a veces, no todo sale como uno proyecta. Las Campos mostraban así la cara b de sus vidas pensando que sería un auténtico boom pero que les explotó en la cara. La verdadera faz, hasta ahora oculta, de las mujeres de un popular clan televisivo veía la luz y no precisamente para bien, sino para poner en entredicho el prestigio que tenían frente a los focos, en aras de la telerrealidad.

Muchos de los comportamientos que se mostraban tras la orden de «sed vosotras mismas» se convirtieron en el pasaporte a una dura crítica que navegaba entre la preocupación, el frikismo e incluso la risa. Valga como ejemplos como cuando Carmen Borrego se santiguaba una y otra vez antes de subir al avión. Sin olvidar cuando se fueron al barrio chino a comprar bolsos (pero de imitación) o cuando fueron a una zapatería (donde a Teresa le estaba esperando un personal shopper) cara de zapatos y ella le dijo a sus hijas «venga os regalo un zapato a cada una». En ese momento, Terelu sorprendió a propios y extraños al decirle, en directo, que el regalo se lo hiciera mejor en dinero en efectivo.

Edmundo Arrocet, ‘qué tiempo tan (in)feliz’

Esto no fue todo. El bastión para que María Teresa siguiera en el candelero mediático, pasó de la felicidad de su título a la amargura de un dato dinamitado por el hombre que debía haber sido su gran apoyo. Es de dominio público que a la octogenaria periodista le mantenía con vida presentar su inolvidable programa, Qué tiempo tan feliz. Sin casi darse cuenta, vio cómo Edmundo Arrocet, bajo el beneplácito de una enamorada María Teresa, comenzó a conquistar minutos con sus bromas sin gracia generando una lógica caída del dato difícil de recuperar.

María Teresa Campos

Teresa durante la presentación de ‘¡Qué tiempo tan feliz!’ / Gtres

Así de claro lo tiene una fuente muy allegada a la familia: «¿Qué hizo Bigote? Ir apoderándose del programa. Fue bajando la audiencia y al final dijeron desde arriba ‘pero esto qué es’ y por eso se lo quitaron». El importante declive de Qué tiempo tan feliz fue una losa que María Teresa Campos no pudo levantar.

Tras ello, y a pesar de los nuevos intentos de volver a engancharse a lo que ella necesitaba (actividad profesional y el trabajo que tantas alegrías le dio), una nueva decisión equivocada dio al traste con su ilusión: su programa de entrevistas a bordo de un camión de nombre La Campos Móvil.

María Teresa Campos e Isabel Díaz Ayuso, en 'La Campos Móvil' / Mediaset

María Teresa Campos e Isabel Díaz Ayuso, en ‘La Campos Móvil’ / Mediaset

La primera entrevista fue Isabel Díaz Ayuso. Pero el espacio no pudo alargarse y desde el círculo íntimo de la presentadora dan con la clave de la cancelación: «La verdad es que Teresa tiene mucho carácter y no se da cuenta de que ya no es la de antes. Ahí no estuvo excesivamente bien, lo cancelaron».

Por si esto fuera poco, ni siquiera el intento de adaptarse a la era Millenial con su canal de Youtube tuvo el resultado esperado, de nuevo por injerencias ajenas: «Lo último fue YouTube, que se lo buscaron su gente de confianza gratis. En un primer momento estaba pensado para hacer contenidos de salud, pero después terceros hicieron otra cosa más con famosos y que no se asemejaba a la idea inicial», nos desvelan.

Visionaria de su propia caída y un presente en jaque

María Teresa, dotada de una alta inteligencia emocional, lo dijo en su día como si de un triste vaticinio se tratara: «La gente se queda con lo último que has hecho». Y si preguntamos a la audiencia aún siguen recordando Las Campos de manera jocosa. Una complicada realidad que borra lo posterior y difumina un brillante pasado.

Esto ha sido así por la naturaleza de la Campos: «La tristeza le ha hecho empeorar. Su vida era su éxito y trabajo. El tema de Bigote la trastornó porque él es muy hábil, un especialista y le hizo mucho daño».

María Teresa Campos y Edmundo Arrocet/Gtres

María Teresa Campos y Edmundo Arrocet /Gtres

Una tristeza de la que Edmundo fue el aderezo gracias a la sorprendente conexión con Carmen a la que tuvo durante mucho tiempo como sorprendente defensora a pesar de su convulsa y dolorosa ruptura: «Encima, Carmen decía que no lo criticara porque era ‘incondicional de él’», desvela la misma fuente.

Mucho se ha hablado de la ruptura sentimental entre María Teresa Campos y Bigote Arrocet, pero la verdad sólo tiene un camino: «Una mañana, ella no sabía dónde estaba Edmundo y era que se había ido a hacer los análisis para ir Supervivientes sin decírselo. Se ponía loca cuando no lo veía por la inseguridad que tenía con él y cuando lo vio le dio un ataque y ahí fue cuando la abandonó». Ahora, todo eso son recuerdos difuminados por un ocaso muy preocupante.

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