Vivió un infierno

El duro relato de Mar Flores sobre Carlo Costanzia, padre de su primer hijo: "Era violento, me llamaba fulana…"

Así hablaba la modelo en el año 2001 de su turbulenta relación con el italiano

Mar Flores dibujó una espiral de amor tóxico, violencia y ansiedad de la que no lograba salir

Su hijo Carlo confiesa en televisión que nunca ha sido feliz y su temprano consumo de drogas

Mar Flores, Carlo Costanzia
Mar Flores y Carlo Costanzia, en los 90 / Gtres
  • Alberto Ardila
  • Periodista especializado en crónica social, exclusivas y televisión.
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Mar Flores vuelve a ostentar un protagonismo que, si por ella fuera, despejaría para no volver a tenerlo nunca más, pero la entrevista de su hijo Carlo Costanzia la devuelve a la rabiosa actualidad . El actor se sienta en el plató de De Viernes para denunciar su dura historia de vida, que define como infeliz, y su temprana adicción a las drogas desde los 10 años. Para él, sus padres tienen un porcentaje alto de culpa. Poner la lupa sobre sus progenitores es un ejercicio interesante y vital para entender muchas cosas, porque al fin y al cabo somos el resultado de nuestras vivencias.

El flashback es obligado. Hay que remontarse a comienzos de los años 90. Mar Flores y Carlo Costanzia di Costigliole vivieron una historia de amor que acabó en el altar. Tan solo seis meses después de darse el sí quiero, llegó el primogénito de la modelo y el único que tuvo junto al italiano.

Mar Flores, Carlo Costanzia y su hijo

Mar Flores, Carlo Costanzia y su hijo / Gtres

Lo que empezó como un cuento de hadas terminó convertido en una pesadilla. Un recuerdo doloroso que ella misma desgranó con todo lujo de detalle mediante una de sus pocas entrevistas. Corría el año 2001 cuando la maniquí habló largo, tendido y con un desgarro de los que ya cuesta ver, de su tormentosa historia de amor junto a Carlo.

Se pueden contar con los dedos de una mano las veces en las que Mar ha roto su silencio, pero en aquella ocasión lo hizo por todo lo alto y no cuesta imaginar que tuviera un efecto balsámico en ella. A través de una charla con Fernando Múgica en El Mundo, Flores retrataba punto por punto el sufrimiento vivido al lado del padre de su primer hijo. En aquel momento tenía 32 años y la madurez suficiente para sangrar a borbotones los episodios más oscuros de su vida. Por ello, bien merece la pena rescatar algunas de sus sinceras confesiones de aquella entrevista.

Mar cayó hechizada a los encantos de Carlo Costanzia: «Era sencillamente guapísimo. Tenía ese acento italiano tan especial y me persiguió a fondo. Lo hizo muy bien. Se encabezonó conmigo y ganó. Me sentía como una princesa. Sus palabras eran tan halagadoras. Todo fue perfecto. Tenía un puestazo, un coche maravilloso y, sobre todo, me quería».

Carlo Costanzia

Carlo Costanzia / Gtres

La ahora empresaria recordaba las advertencias de su madre sobre el final fallido de su relación con Costanzia: «Por eso recelaba de aquel italiano que había aparecido en mi vida. Lo que ocurre es que si algo tenía Carlo era una labia perfecta. Habló con mis padres y se empleó a fondo. Total que al final les convenció».

Pese a tener cierta oposición por parte de sus progenitores, la relación iba viento en popa: «Yo reconozco que estaba totalmente colgada con ese hombre. Era una pasión ciega. En su apartamento vivimos de septiembre hasta mayo. Cuando nos casamos yo ya estaba embarazada».

El declive de Mar Flores y Carlo Costanzia

¿Por qué se desmoronó su amor con Carlo Costanzia? Mar Flores respondía con rotundidad: «Los problemas empezaron pronto. Él tenía unos celos tremendos por cualquier cosa. Yo me pasaba todo el día en casa. Él comenzaba a no llegar por las noches. Le dije que era absurdo que me hubiera ido a vivir con él para luego estar siempre sola. Así comenzaron las broncas entre nosotros. Unas broncas que cada vez iban a más».

Sorprende la crueldad de las palabras de Mar Flores, así como una valentía grande al denunciar que era una persona en las antípodas de lo pacífico: «Me di cuenta de que él era un hombre violento, así que me volví a casa de mis padres. Comenzó a llamar por teléfono sin parar. Yo era terriblemente infeliz. Me pasaba el día llorando sin ningún motivo. Tenía ataques agudos de ansiedad». No obstante, lo seguía amando: «Él se las arreglaba para mandarme flores y más flores. Tengo que reconocer algo terrible. No he estado jamás enamorada de nadie como de ese hombre. Era una pasión ciega».

Mar Flores paseando por Madrid / Gtres

Mar Flores paseando por Madrid / Gtres

Algo no iba bien, pero la modelo fue concienzuda para seguir intentándolo y se quedó embarazada: «No sabía qué hacer para que las cosas cambiaran, así que opté por lo que había hecho mi madre con su marido: tratar de atraerlo, tratar de que todo fuese mejor dándole un hijo. Es una época en la que sufro la de Dios. Intento por todos los medios tener un hijo. Cada vez que tenía la regla lloraba desconsoladamente», recuerda en El Mundo.

Mar Flores no se arrugó para alzar la voz y denunciar maltrato por parte de Costanzia: «Me indigna el haberlo consentido y potenciado. No entiendo cómo no pude salir de todo eso. Lo que pasa es que tratas de justificarlo. La violencia era cada vez mayor. No entiendo cómo una mujer puede justificar la violencia de su pareja, el que te maltraten. Te hacen daño, te destrozan pero tú defiendes al que te lo hace». Sorprendentemente, Flores dibuja una relación tóxica en la que las broncas acababan con frecuencia en la cama: «La violencia podía acabar en pasión, en sexo. No sé. Tal vez no quería perderlo. No encuentro otra justificación.»

La infidelidad

El remate para ella fue ser víctima de una deslealtad que se aventuró a narrar: «Acabábamos de hacer el amor cuando se fue a trabajar. La verdad es que él no acudió al trabajo pero yo no lo sabía. Decidí ir a recogerle en la oficina y cuando pasaba por el VIPS le veo por casualidad a través de la cristalera enorme que estaba allí dentro morreando apasionadamente con una modelo de la agencia en la que él trabajaba». Lejos de amedrentarse, Mar Flores lo agredió: «Me comenzaron a temblar las piernas. Tuve una reacción instintiva. Entré decidida y fui hacia ellos. Ella tuvo sólo tiempo de decir: «¡Hostias, tu mujer!». Él no tuvo tiempo de decir nada. Me miró y yo, sin mediar palabra, le arreé un tortazo

Dentro de esa espiral de violencia, celos, infidelidades y amor tóxico, hubo un episodio muy farragoso: «Las discusiones nuestras comenzaron a ser habituales y cada vez más fuertes. Lo peor es que todo aquello acababa casi siempre en la cama, donde la pasión lo borraba todo. Me decía que prefería matarme a que yo me fuera. Un día, en medio de una bronca monumental, me cogió en brazos y me sacó al balcón. Vivíamos en un ático, en un quinto piso. Creí que me iba a tirar. Estaba como loco y no dejaba de repetir: ‘¡Prefiero matarte a que te vayas!’».

Mar Flores

Mar Flores / Gtres

Luego vino la separación. Mar Flores denunció públicamente que marido había secuestrado a su hijo Carlo, así como la fama que le granjeó en Italia: «Decía que yo era una drogadicta, que había trabajado en películas porno. Allí nadie sabía quién era yo así que supongo que muchos le creyeron a él». Y apuntaba los insultos que recibió por parte de Costanzia: «Decía cosas terribles como: «Te vas a pasar todas las vacaciones saliendo en todas las putas revistas como la mayor puta del país…Vas a salir como lo que eres, una drogadicta, una fulana y una enferma de sida, en todas tus putas revistas. Eres la peor mujer del mundo. ¿Has entendido, cabrona?».

Finalmente, consiguió romper por y para siempre con una persona a la que tildó de creerse con una superioridad irracional: «El peritaje para la nulidad matrimonial especifica, como ves, que Carlo sufre un trastorno de personalidad narcisista, que necesita ser admirado y que distorsiona la realidad, que manipula», reflexionó Mar Flores sobre Costanzia, en la que sin duda es su entrevista más demoledora.

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Carlo Costanzia y Mar Flores / Gtres

Cuando dejó a su ex, comenzó una nueva vida en la que vinieron otros hombres como Fernández Tapias o Javier Merino, padre de sus otros cuatro hijos. Ahora, su hijo mayor  vuelve a amenazar su tranquilidad y/o estabilidad.

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