Isabel Pantoja, primera cita judicial de 2021
Si 2020 no acababa bien para Isabel Pantoja, este nuevo año tampoco comenzaba con buen pie. Despidió los últimos 12 meses con el cisma familiar en plena explosión y completamente enfrentada a su hijo, Kiko Rivera. Este martes afronta la primera de las batallas judiciales señaladas para este 2021. ¿Cómo lo afrontará la artista?
La Justicia suele ser lenta, pero hay cuestiones que resuelve rápido porque no cabe la menor duda. En tan solo un mes, Isabel Pantoja debía presentarse en los juzgados para responder por una deuda contraída en 2014 con una buena amiga que confío en ella y le ayudó en un momento de necesidad. La señora en cuestión, una octogenaria que regentaba un quiosco en Sevilla, cansada del incumplimiento de la artista, hoy ya jubilada y con una situación económica desesperada, daba el paso definitivo. El pasado 17 de febrero, un juzgado de Chiclana dictaba una providencia en la que se admitía a trámite una demanda de conciliación (previa a una demanda contra la cantante) tal y como adelantó Look. El Juzgado enviaba entonces la notificación correspondiente a Isabel Pantoja a su domicilio actual en la finca Cantora, en Medina Sidonia (Cádiz), y la citaba este martes, un mes después, a un acto de conciliación, como último intento, por si cabe alguna posibilidad de llegar a un acuerdo. La deuda está clara y debe saldarla. 76.000 euros pendientes de devolución, que le solucionarían hoy la vida a la demandante.
Isabel Pantoja está pasando por uno de los momentos más complicados de su vida / Gtres
Los hechos se remontan a 2014 cuando Isabel Pantoja es condenada por la Audiencia Provincial de Málaga a 24 meses de prisión y una multa de 1.147.148 euros por el caso Blanqueo. Que la artista pidió dinero a sus más allegados es algo que se ha publicado en diferentes medios y se ha comentado en programas de televisión; dinero para poder pagar la multa. Entiendo que los amigos deben estar a las duras y a las maduras, pero no sé cómo ni por qué razón, la cantante aceptó 86.000 de esta mujer, una sencilla trabajadora sin muchos posibles. L., inicial del nombre de pila de la demandante, que me ruega anonimato, adora a Isabel. Se conocen desde hace más de 30 años. Es como una “tata” para los Pantoja. Ha cuidado de Kiko cuando era un niño y se ha encargado de muchos recados personales que le han ido encargando a lo largo de los años. La mujer es de confianza y muchos la consideran de la familia. En marzo de 2014, nueve meses antes de que la artista ingresara en prisión, L. transfirió a una cuenta de Isabel Pantoja 80.000 euros. En octubre de ese mismo año, le envío, también mediante transferencia bancaria, 6.000 euros más. Todos sus ahorros, los de toda una vida trabajando. Sin embargo, no dudó en sacarlos para ayudar a su amiga. Un préstamo que hacía con devoción y también con la convicción de que se lo devolvería en cuanto pudiera. Se conocían mucho. Su hermano, al que en casa llamaban Chencho, fue primer metre en Cantora, el restaurante que la cantante explotó en Fuengirola hasta 2005. No permaneció mucho tiempo a cargo de las mesas y de los clientes. La relación con Tere Pollo, mano derecha entonces de Isabel, no era fácil y la tensión hizo que dejara pronto el trabajo, según me cuentan. L. solía acudir a acontecimientos y celebraciones familiares. Asistió, incluso, a la boda de Kiko Rivera e Irene Rosales en octubre de 2016. Pantoja le seguía debiendo dinero, pero siguió esperando. En 2017 le devolvió 10.000 euros. Parecía que estaba dispuesta, por fin, a devolverle el préstamo. Después llegó la reaparición de la artista en televisión, su contrato en la tele y Supervivientes. Eran buenas noticias. Reclamó, llamó, insistió. Nada. 76.000 euros colgados.
Isabel Pantoja y su hermano Agustin/ Gtres
Aún hoy, cuando L. por fin ha dado el paso de reclamarle judicialmente la deuda, no quiere hablar mal de Isabel. Su adoración es máxima, pero su necesidad también. En su barrio sevillano todos la conocen. Tiene serios problemas de movilidad y no sale de casa. Vive angustiada, especialmente desde que su hermano Chencho muriera el pasado año, víctima de la COVID. Se ha quedado sola. Es dependiente y su pensión no le permite apenas llegar a fin de mes. “L. ha aguantado mucho y no puede más. Con ese dinero podría tener a alguien que la ayudara”, me explica una persona muy cercana a ella. “Además, ha reclamado solo la cantidad que le prestó, pero sacar esos ahorros le costó una penalización del banco y eso lo ha pagado ella”.
No tiene que acudir de manera presencial, pero esta cita judicial es muy importante para Isabel / Gtres
Este martes Isabel Pantoja tiene dos opciones: conciliar y llegar a un acuerdo de pago con garantías o no hacerlo. Si no concilia, al no haber acuerdo, la demanda por reclamación de cantidad sería inmediata y la sentaría una vez más frente a un juez. La cantante ya declaró en los juzgados de Chiclana en enero de 2019 en la querella por presuntos delitos de estafa, insolvencia punible, apropiación indebida y alzamiento de bienes que le interpuso dos años antes una empresa constructora de Córdoba por otra deuda impagada de más de 100.000 euros. Entonces fue por videollamada. El fiscal del caso, cuyas diligencias se investigan en Marbella, ha solicitado 3 años de prisión por presunta insolvencia punible. Esa será otra cita.