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Los 30 días en los que la vida de Anabel Pantoja cambió para siempre

Se cumple un mes desde que Anabel Pantoja y David Rodríguez comenzaron a ser investigados por un posible delito de lesiones

La pareja ha vivido los que podrían considerarse los 30 días más difíciles de sus vidas

Anabel Pantoja, David Rodríguez, hija Anabel Pantoja
Anabel Pantoja en Córdoba. (Foto: Gtres)

El 21 de enero del 2025 se abría la tierra bajo los pies de Anabel Pantoja y David Rodríguez. Ellos aún no lo sabían, pero en el juzgado de Instrucción número 4 de Las Palmas un juez redactaba un auto de diligencias previas por la comisión de un posible delito de lesiones graves a una menor, enmarcado dentro de un posible delito de maltrato infantil. Mediante dicho escrito legal, se les imputaba formalmente como posibles autores de las lesiones de su hija, que luchaba desde el 9 de enero por salir adelante en el Hospital Materno Infantil de Las Palmas. A las diez de la mañana del día 22, terminado el auto, el oficial del juzgado les citaba a ambos para comunicárselo en persona. Estaban acusados de ser los posibles autores de los daños sufridos por su bebé. El mal sueño pasaba a convertirse en pesadilla.

Esa mañana infernal, era la primera vez que la sobrina de Anabel Pantoja y su pareja abandonaban durante unas horas el hospital, en el que se habían instalado desde que el 9 de enero su pequeña, de 47 días, tuvo que ser ingresada de urgencia. Durante doce días, habían permanecido pegados a la Unidad de Medicina Intensiva esperando noticias. Los días se juntaban con las noches y las horas se hacían eternas hasta que, el día 20, la pequeña pasó a planta y los peores presagios quedaron atrás. Llegaba, al fin, luz desde el final del túnel y la esperanza se convertía en realidad cuando los progresos de la menor traían las mejores de las noticias. Pero el juzgado, de un plumazo, convirtió el ánimo en oscuridad.

Anabel Pantoja, hija anabel pantoja, David Rodríguez

Anabel Pantoja y David Rodríguez. (Foto: Gtres)

El día 17, cuatro días antes de redactar ese auto de imputación, el hospital Materno Infantil, cumpliendo con su obligación, había derivado al mismo un parte de lesiones de la hija de Anabel y David. El motivo no era otro que las lesiones observadas tras una serie de exhaustivas pruebas y observación no correspondían con las explicaciones aportadas por los padres ante los facultativos. Las lesiones observadas, según los médicos que remitían el informe, tenían que ver con comportamientos violentos y era el juzgado, a partir de ese momento, el órgano competente para dirimirlo.

Y así fue. En cuarenta y ocho horas, y pese a ser domingo, la forense de guardia se desplazó al hospital a hacer su trabajo ordenada por el juez. Observación de la menor, análisis de las pruebas practicadas y entrevistas con los médicos dieron como resultado un segundo informe, esta vez firmado por el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas, que venía a refrendar la opinión de los médicos del Materno Infantil.

Anabel Pantoja, hija Anabel Pantoja, David Rodríguez

Anabel Pantoja y David Rodríguez en Córdoba. (Foto: Gtres)

Con toda esa documentación médica sobre la mesa, el día 27 Anabel y David tuvieron que prestar declaración ante el juez dando su versión de los hechos. «Hemos colaborado con nuestra verdad, la única verdad», como afirmaba la influencer en el comunicado que difundió a través de las redes sociales. Ambos abandonaron el juzgado sin ningún tipo de medida cautelar ni de control respecto de su papel de padres y regresaron al hospital, donde su hija recibía el alta horas después. El orden de los sucesos de ese día no era casual: la declaración había transcurrido en unos términos que no impedían en absoluto que los padres regresaran a casa con su hija con absoluta normalidad. Ni juez ni fiscal habían apreciado situación de peligro alguna que les obligase a decidir lo contrario.

Concluida esta primera fase, el caso Anabel pasó a manos del juzgado de San Bartolomé de Tirajana, que le corresponde por zona, y a manos de una juez cuya experiencia está sobradamente avalada en casos de familia. Se la conoce en el círculo de tribunales por su seriedad y especial implicación en conseguir siempre el mejor acuerdo posible. A sus manos han llegado estas dos últimas semanas nuevos informes médicos sobre la evolución de la bebé. Su estado actual y la existencia de posibles lesiones -si las hubiera- son de vital importancia para tomar la decisión final: archivar el caso o ir a juicio. A esta documentación, solicitada desde el juzgado desde el primer momento, se suma ahora el informe pericial de parte que aporta David para tratar de demostrar que el origen de las lesiones no está en ninguna manipulación violenta sino en patologías previas.

Un mes después, esa es la espada de Damocles que pesa sobre las cabezas de Anabel y su pareja. Archivo o juicio. Dos realidades opuestas que no tardarán en conocer y que marcarán el resto de sus vidas.

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