El Real Madrid consiguió su primera victoria de la temporada frente al Betis y lo hizo con una nueva revolución de Zinedine Zidane. El técnico madridista volvió a ser protagonista antes y durante el encuentro por las decisiones que tomó y también por las que no. Variaciones ilógicas a priori pero que esta vez le funcionaron. Ante los verdiblancos las zidanadas volvieron a aparecer, aunque esta vez los blancos sacaron el partido adelante.
Si hay algo que ha caracterizado a Zidane en estos años es que hay muchas decisiones que sólo el entiende. El entrenador del conjunto blanco parece contradecirse constantemente a sí mismo de un partido a otro o incluso en el mismo, independientemente de cómo le salga la fórmula empleada y en el Villamarín lo volvió a hacer.
La primera zidanada llegaba en el once. Se le discutió ante la Real que no dispusiese de Jovic o de Mayoral cuando el equipo lo que necesitaba era gol y frente al Betis dio la oportunidad de inicio al serbio. Sin embargo, apostó por introducirlo variando el sistema y reforzando el centro del campo con jugadores juegan por dentro, en lugar de nutrirle de centros desde las bandas.
Como era de esperar, el experimento no funcionó. A Jovic no le llegaban balones y para lo único que sirvió su presencia en el campo fue para liberar a Benzema. Aún así, desaprovechó su oportunidad y no dispuso de un sólo remate. Eso sí, provocó la expulsión de Emerson, que fue determinante para la victoria madridista.
Otra de las decisiones que, en este caso, no tomó fue la de cambiar a Casemiro. El brasileño se llevó un pisotón tremendo en el tobillo en los primeros minutos y estuvo todo el partido resintiéndose. No estaba en plenas condiciones pero el técnico se empeñó en que uno de sus indiscutibles estuviera sobre el césped durante los 90 minutos, en lugar de darle descanso al tobillo del pivote para que llegue al cien por cien al partido del miércoles ante el Valladolid.
Con el empate a dos y los blancos jugando con uno más, lo lógico era que el francés optase por dar entrada a uno de sus futbolistas más desequilibrantes: Vinicius. Pero no. Al igual que en Manchester, el técnico prefirió dejarle en el banquillo durante todo el encuentro.
En su lugar, apostó por dar entrada a uno de los delanteros con los que no cuenta. Zidane dio entrada a Mayoral a falta de 18 minutos para el final, buscando el gol de la victoria. El ariete entró en sustitución de Jovic y, como el balcánico, no disparó ni una sola vez. Sin embargo, fue protagonista de otra acción que marcó el partido, provocando el penalti de la victoria.
Zidane volvió a tomar decisiones cuestionables, que no son entendibles desde un punto de vista táctico, pero que esta vez le llevaron a la victoria. El miércoles ante el Valladolid nueva dosis de zidanadas, en el estreno de la temporada en el Di Stéfano.
