Fue la gran sorpresa de la alineación del Real Madrid. Después de hablar y escribir mucho en la previa, Zidane decidió poner juntos de inicio a Benzema y Jovic. 343 días después, el galo volvía a apostar desde el principio por el serbio y al francés. La última vez fue ante el Mallorca, los blancos perdieron, Luka no tocó un balón dentro del área rival y Zizou volvió a la península cuestionado.
En Sevilla, donde el Madrid jugó su último partido antes de que el coronavirus lo cambiase todo, Zidane volvió a dar una oportunidad a una pareja que ha coincidido sobre el césped 239 minutos. El partido comenzó y arriba jugaba el Benzema de siempre. Se movía, la pedía, era el líder. Y al lado tenía al Jovic de siempre también. Perdido y poco participativo. Durante gran parte del primer tiempo su papel fue totalmente residual. No quitaba nada, pero tampoco aportaba. El juego del equipo tampoco le ayudaba. No había nada que rematar, que cabecear, que intentar en general.
De hecho, hasta el minuto 43 no tuvo una jugada clara. Mendy peleó la pelota, combinó con Jovic y cuando éste tenía que devolverle el balón lo hizo realmente mal. Así se consumía un primer tiempo donde la sensación es que no estaba y la duda es si se le podía esperar.
Reacción y determinante
La segunda mitad arrancó con un Madrid decidido a buscar el empate y lo encontró. Esto ayudó a un Jovic que se empezó a sentir cómodo. Le faltaba ritmo, pero por lo menos ya sumaba. La pedía dentro del área, daba una asistencia que no encontraba a Benzema y se inventó una acción que cambió el partido. Recogió un balón en el centro del campo, se lo acomodó con el pecho, tiró de potencia y, cuando delante ya solo tenía a Joel, Emerson le empujaba por detrás y tras la aparición del VAR el Betis se quedaba con 10 jugadores.
Zidane le daba poco tiempo más para seguir demostrando. Cuando se empezaba a sentir cómodo le quitó en el minuto 71 por Borja Mayoral. El serbio dio una de cal y otra de arena. La primera mitad reclama una cesión que no va a llegar salvo sorpresa de última hora, mientras que en el segundo acto se vieron unos brotes verdes que dan esperanza. Lo que parece claro es que lo que necesita es continuidad antes de juzgarle de manera definitiva.
