Lunin y Brahim dan alas al Madrid
El Real Madrid logra una trabajadísima y sufrida victoria ante el Red Bull Leipzig gracias a un golazo de Brahim y a un gran partido de Lunin bajo palos
Sufrió el equipo de Ancelotti pero deja la eliminatoria encarrilada a falta de la vuelta en el Bernabéu
Un gol antológico de Brahim, que habría firmado el mismísimo Messi, y un partido imponente de Lunin empujaron al Real Madrid a una victoria trabajada y sufridísima ante un Red Bull Leipzig que nunca se rindió. Los de Ancelotti se impusieron 0-1 al equipo alemán y encarrilan su pase a cuartos de la Champions a falta de la vuelta en el Bernabéu.
La Champions para el Real Madrid es como un after para Froilán: su hábitat natural. Donde casi todos los equipos se encogen y se vuelven enanitos los blancos se agrandan y se hacen gigantes. No ocurre siempre, claro, pero al Madrid la Champions le pone más que ninguna otra cosa en el mundo. Ancelotti, que sabe más por viejo que por Ancelotti, sabía que no necesitaba activar a sus muchachos para jugar ante el Leipzig porque La Champions es el Red Bull del Real Madrid.
Sin Courtois, ni centrales, ni Bellingham Carletto resolvió el puzzle con una pareja de centrales formada por Nacho y Tchouaméni, que cada día tiene mejor pinta de central que de mediocentro, y con Brahim en la posición a caballo entre el 9 y el 10. El chico se lo ha ganado por mucho que a Modric se le ponga cara de acelga al saber que no juega ni cuando hay bajas en el Real Madrid.
Brahim ya es una estrella https://t.co/KfUlgsik8n
— okdiario.com (@okdiario) February 8, 2024
No hubo sorpresas en el resto del equipo. Lunin le ha ganado la portería a Kepa en sus narices. Carvajal y Mendy son intocables en los costados, igual que Kroos, Camavinga y Valverde en el medio. Aunque para intocables, intocables, los dos brasileños de arriba: Vinicius y Rodrygo.
Enfrente un Red Bull Leipzig con alas y piel de cordero. Un equipo capaz de pintarle la cara a cualquiera y también de pegarse un tiro en cada pie. Venenoso arriba con un póker de jugones –Dani Olmo, Simons, Openda y Sesko– pero endeble atrás desde que el City se llevó al imponente Gvardiol. Un equipo peligroso dispuesto a proponer un intercambio de golpes al menos en su estadio.
Asedio del Red Bull Leipzig
Y vive Dios que lo propuso. Una presión altísima que asfixió al Real Madrid y provocó un córner a los 50 segundos. Y de ese córner llegó el primer gol del Red Bull Leipzig. Fue una cantada monumental de Lunin con un mal despeje de puños que remató Schlager en la frontal. Sesko cabeceó a bocajarro, pero uno de sus compañeros, Henrichs, obstaculizó a Lunin en su intento de recuperar el sitio. El colegiado anuló el gol por falta al portero.
El Real Madrid no la olía. La presión de los alemanes hacía imposible que los blancos salieran de su propio campo. Sin noticias de los centrocampistas de Ancelotti ni tampoco de ninguno de sus tres delanteros. En el 8 la volvió a tener Sesko, que dejó sentado a un descolocado y retratadísimo Nacho, y se plantó ante Lunin pero tiró al muñeco y el ucraniano evitó males mayores con los pies. Otra vez la flor salvaba a Carletto.
El Red Bull Leipzig incomodaba al Real Madrid en todas las zonas del campo. Hasta Kroos cometía errores de juvenil. La mejor noticia para los blancos en el primer cuarto de hora era el 0-0. Hubo que esperar tres minutos más para que precisamente Kroos se animara con un disparo lejano tras un buen robo de balón al que respondió Gulácsi con mano firme. Sin noticias, eso sí, de Vinicius, Rodrygo ni Brahim.
Minuto 25 y la mejor noticia para el Madrid seguía siendo el 0-0. No daban tres pases seguidos los de Ancelotti ni aunque se lo mandara el médico. El Red Bull empujaba y sólo su falta de acierto en los metros finales permitía que los blancos, negros en Leipzig, mantuvieran la puerta a cero. No había respuesta del Madrid, sin alma para presionar ni acierto para tocar.
Minuto 39. Sin noticias de Vinicius, como ya les había dicho antes. Del resto de sus compañeros tampoco muchas. Flipaba Ancelotti, que no entendía nada. Por fin apareció Vini en el 41 para firmar su primera acción individual por la izquierda. Rodrygo acudió tarde al cabezazo y no llegó por poquito. La jugada espabiló al brasileño, que protagonizó la mejor contra del Real Madrid antes del descanso en una jugada en la que el equipo blanco no quiso echarla fuera con Openda tirado en el césped.
Brahim maravilla
Con esa jugada nos fuimos al descanso. Del que regresamos con el mismo panorama de dominio absoluto del Leipzig. El Real Madrid seguía en Valdebebas. Pero fue entonces cuando emergió Brahim para disfrazarse de Maradona, Messi y Zidane al mismo tiempo. Recibió en una esquinita del campo pegado a la banda, fintó, esquivó tarascadas, sentó a tres rivales y la puso en la escuadra. Un gol antológico para un futbolista al que Ancelotti no le dio ni bola en los cuatro primeros meses de competición.
Con el viento a favor el Leipzig siguió apretando. En el 50 un mal despeje de Lunin a tiro de Dani Olmo lo abortó el propio portero del Real Madrid echándose a los pies de Sesko. Poco a poco, el Red Bull perdió fuelle y el Madrid ganó confianza asido al 0-1 como su particular viento en popa.
Apareció Lunin en un par de acciones donde demostró templanza y concentración y luego, ya pasada la hora de partido, Rodrygo echó a las nubes una buena asistencia de Vinicius dentro del área. Luego volvió a aparecer Lunin a un disparo de Dani Olmo y, a eso del 70, la tuvo Vinicius en una acción individual que abrochó con un disparo que repelió el palo.
El Leipzig se iba cayendo con el paso de los minutos. O eso parecía. Apenas le quedaban fuerzas para inquietar la meta de Lunin. O eso parecía. Sí que lo hizo Sesko en el 80 con un disparo a bocajarro que despejó el meta del Real Madrid con la mejor parada del partido. La jugada había nacido en una patada alevosa a Brahim que el colegiado había dejado sin sanción y que provocó la ira de Kroos.
Ancelotti quitó a Brahim, tocadísimo, y a Rodrygo para meter a Lucas Vázquez y a Joselu. Del córner que faltaba por sacar Haidara se sacó una volea desde fuera del área que Lunin desvió a córner. El meta ucraniano estaba sosteniendo al Real Madrid cuando más llovía. Aún quedaban los minutos finales para que los de Ancelotti tuvieran que apretar los dientes y resistir. Lo hicieron y acabaron llevándose para el Bernabéu una victoria sufrida y trabajada que encarrila su pase a los cuartos de la Champions.