Champions: Real Madrid - Red Bull Salzburgo

Una goleada que da alas

Paseo militar del Real Madrid, que goleó al endeble Red Bull Salzburgo y aún puede soñar con la carambola meterse entre los ocho primeros de la Champions en la última jornada

Rodrygo y Vinicius firmaron sendos dobletes y Mbappé también marcó tras un regalo del portero visitante

Así está la clasificación de la Champions

Paseo militar del Real Madrid, que goleó al endeble Red Bull Salzburgo y aún puede soñar con la carambola de meterse entre los ocho primeros de la Champions en la última jornada. Rodrygo y Vinicius firmaron sendos dobletes y Mbappé también marcó tras un regalo del portero visitante.

Ancelotti prendió fuego a su pasaporte italiano, renunció a su ADN y plagó su alineación de centrocampistas y delanteros. El rival, débil y endeble como la mayoría parlamentaria de Pedro Sánchez, así lo demandaba. Fede Valverde, empleado del mes con movilidad geográfica, ocupaba la vacante de Lucas Vázquez en el lateral derecho. Modric acompañaba a Ceballos en un doble pivote de violinistas. Tchouaméni y su trombón se quedaban en el banquillo. Y Asencio se mantenía de central.

Esas eran las tres novedades de un Real Madrid que salía con todo ante el Red Bull Salzburgo en busca de una goleada que mantuviera alto el ánimo de un madridismo algo alicaído por el decepcionante papel del equipo del equipo de Ancelotti en esta primera fase de la Champions. Baste decir con que los blancos arrancaban la jornada en el puesto 22 de los 36 equipos que participan en la competición.

Con estos once jugadores arrancó el Real Madrid su partido ante el Red Bull Salzburgo, una de las muchas cenicientas que tiene esta Champions: Courtois; Valverde, Asencio, Rüdiger, Mendy; Modric, Ceballos; Rodrygo, Bellingham, Vinicius; y Mbappé. Los cuatro delanteros de Ancelotti tenían ante sí una ocasión pintiparada para lucir palmito y llenar un saco de goles.

Nos dieron las nueve y arrancó el fútbol ante un Bernabéu con su imponente traje de la Champions. Una goleada histórica, a partir de 6 goles, permitiría al Real Madrid soñar con meterse entre los ocho primeros igualado a puntos con un Borussia Dortmund que superaba a los blancos en siete antes de comenzar el partido. En busca de ese saco de goles apretó el Madrid desde el inicio. No se arrugaron los visitantes, que llegaban al Bernabéu tan desahuciados que sólo les podía ir todo a mejor.

Un plan suicida

Tanto se animaron los de la Red Bull que se echaron al monte a presionar arriba al Real Madrid con cuatro delanteros y todos arriba. Suya fue la primera llegada al área y a su favor se botó el primer córner. Los de Ancelotti las pasaban moradas para sacar el balón ante la furiosa y un poco suicida presión de los austriacos. Se impacientaba el Bernabéu, que comenzó a enfadarse tras una jugada en la que pudo marcar el Salzburgo.

El Madrid seguía dormido como si no se estuviera jugando nada. Sin noticias de ninguno de los cuatro de arriba, empezando por Bellingham y terminando por Vinicius, incluidos, claro está, Rodrygo y Mbappé. Modric no la olía y Ceballos corría como si huyera de un león pero no iba a ningún sitio.

Inesperadamente, el equipo de Ancelotti –y lo de equipo es un eufemismo– había alcanzado el minuto 18 sin hacer no ya un gol sino una ocasión siquiera que llevarnos a la boca. Luego sacará pecho Carletto por el puntaje, pero su equipo, se ponga como se ponga, no juega a nada. Y cuando peor jugaba el Real Madrid, como tantas veces, encontró el gol.

Abrelatas Rodrygo

Fue un robo de Fede Valverde, que sucedió un pase de Ceballos, un apoyo de Mbappé con Vinicius y un pase diagonal venenoso al área del brasileño. Cabalgaban Bellingham y Rodrygo. No llegó por poco el inglés pero sí el brasileño, que la tocó con bote en el segundo palo y batió al meta Blaswich. El tanto espoleó al Real Madrid, que comenzó a acumular ocasiones. Desperdició una Vinicius, que no termina de encontrar su mejor yo.

En el 34 el Real Madrid hizo uno de esos goles que sólo fabrican las estrellas. Bellingham se inventó un taconazo en el área de esos que les gustaban a Guti o a Zidane. Por allí apareció Rodrygo para sacar su enorme talento en la definición y marcar un golazo como si tal cosa. El brasileño, con su doblete, sostenía las escasas opciones de su equipo de lograr el milagro de la goleada.

Los tres delanteros del Real Madrid celebran uno de los goles ante el Salzburgo. (EFE)

Vinicius era la cruz. No la olía y, para colmo, vio una amarilla por tirarse en el área que le hará perderse el último partido de la Champions que el Real Madrid juega ante el Brest. Mbappé, tampoco nada de nada, así que a los blancos se fueron al descanso con un pírrico 2-0, muy superior en el resultado al juego que habían mostrado los blancos en el primer puesto en el Bernabéu.

Un regalo para Mbappé

Nada más regresar del descanso el meta Blaswich se disfrazó de Karius y decidió pegarse un tiro en el pie. Regaló el tercero a Mbappé en una acción en la que el francés presionó como un juvenil y obtuvo su merecido premio al ímpetu gracias al regalo del portero del Salzburgo. El tanto espoleó al Real Madrid, que comenzaba a acariciar la goleada que tanta falta le hacía.

En el 54 por fin apareció Vinicius para hacer el cuarto. Fue una jugada marca de la casa en la que el brasileño recibió la pelota en el costado izquierdo. Aprovechó el pase de Modric, sentó a dos rivales en el área y disparó cruzado para fusilar a Blaswich. Pues ya iban cuatro y aún le quedaban al equipo de Ancelotti más de 40 minutos para aumentar la renta.

En el 62 Ancelotti adelantó los cambios: Güler por Bellingham y Alaba por Ceballos. El inglés, que se marchó sin marcar, se fue con carita. El Bernabéu ovacionó al utrerano, que se ha convertido en el jefe del centro del campo. Asencio pasaba al lateral derecho y Valverde compartía el doble pivote con Modric.

Doblete de Vinicius

Entre Rüdiger y Asencio tuvieron el quinto en un cabezazo al alimón que se fue por muy poco por encima del larguero de Blaswich. Volvió a mover el banquillo Ancelotti, que quitó del césped a Mbappé y Rodrygo para meter a Endrick y Brahim. Era el 71 y el técnico italiano retiraba parte de su arsenal puede que porque quisiera dar descanso a los titulares o puede porque ni siquiera hubiera echado las cuentas de la goleada.

Brahim tuvo el quinto en el 73 pero por fin Blaswich hizo una parada. Buena, por cierto. Luego llegó Vinicius, que jugaba ya para su estadística, para lograr el quinto en otra definición maravillosa tras una buena jugada colectiva en la que Fede Valverde aceleró sin que nadie le siguiera abrochada con una gran asistencia. El Real Madrid ya tenía su manita sin necesidad siquiera de apretar el acelerador.

Y cuando el Real Madrid ya pensaba en marcar el sexto llegó un pequeño sopapo en forma de gol del Red Bull Salzburgo. Fue una volea dentro del área de Biostrup, que se aprovechó de la pasividad del canterano Jacobo Ramón y de Fede Valverde, que no llegaron a entorpecer su disparo. Fue un gol que emborronaba la goleada y difuminaba las opciones del milagro de meterse entre los ocho primeros.

No hubo tiempo para más, así que el Real Madrid se tuvo que conformar con el 5-1 final. Goleada, sí, pero insuficiente para maquillar el pésimo bagaje de goles que llevaban los blancos hasta ahora y que, muy posiblemente, les condene a quedar por detrás del octavo puesto y a disputar la puñetera eliminatoria previa antes de octavos. Que puede traer, por cierto, un rival envenenado.

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