Un Real Madrid atascado y perezoso no quiso abrir los regalos que le habían envuelto durante la tarde el Barcelona y el Atlético de Madrid y perdonó un liderato que tenía a huevo. Los de Zidane fueron incapaces de hacerle un gol a un Betis ordenado que se defendió con oficio. Esta Liga continúa sin dueño ni nadie que la quiera.
Zidane había encontrado un equipo. O al menos eso parecía. Bale y James ni están ni se les esperan, Vinicius e Isco son suplentísimos y algunos de los fichajes tipo Militao o Jovic están más para hacer bulto en las convocatorias que para jugar. Ante el Betis el técnico del Real Madrid repetía con nueve de los once que salieron ante el Leganés. Sólo entraban Mendy y Modric para dar un respiro a Marcelo y Fede Valverde. Regresaba el centro del campo que lleva más tiempo que Jorge Javier en Telecinco y se consolidaba como titular el joven Rodrygo, que ha caído de pie.
La derrota del Barça ante el Levante y el empate del Atlético en el Pizjuán se la ponían a Zidane como a Fernando VII. Una victoria del Real Madrid ponía a los blancos de vuelta en lo más alto de la clasificación. Qué cosas para un equipo que estaba en crisis hace un cuarto de hora.
Salió con descaro y donaire el Betis. Contemporizaba mientras un Real Madrid que masticaba la jugada en busca de una salida al laberinto táctico de Rubi, con Bartra de mediocentro para intentar atascar al equipo de Zidane. La primera llegada de los blancos la protagonizó Benzema, tras un pase entre las piernas sin tocarla de Modric. El disparo del francés lo repelió abajo Joel.
Hazard marca, lo anula el VAR
El gol llegó a la segunda. En el 7 Hazard se disfrazó de Juanito para cascarse una jugada, incluido regate en una baldosa, acabó con un disparo seco que pilló mal parado a Joel. La posición de belga, televisión en mano, parecía fuera de juego. Lo revisó el VAR… y lo anuló por órsay.
Era el segundo aviso de un Real Madrid que se lanzó a presionar la salida de balón del Betis como si no hubiera un mañana. Los verdiblancos sólo oponían faltas al dominio local, que empezó a ser una suerte de asedio. Una falta de Kroos en el 16 se rozó con el larguero por el lado que no tocaba. Los blancos seguían llamando a la puerta del gol.
Parecía sólo cuestión de tiempo que los de Zidane encontraran el final feliz en la meta de Joel, que corría a favor del Betis. Mendy se prodigaba en ataque con tanto afán como desacierto. Le sobra físico pero sus pies parecen adoquines de la Diagonal. Controles largos, pases a la nada, demasiadas aristas que pulir para un jugador de 50 millones.
Pasada la media hora dio el Betis el primer susto a Courtois después de un fallo del belga al atacar una salida en un córner. Los de Rubi, superados 20 minutos de sofoco, retomaban el pulso del partido y volvían a perderle el miedo al Madrid. Y así se fueron consumiendo los minutos hasta el descanso, incluido un mano a mano de Ramos y una notable parada de Courtois, sin que los de Zidane encontraran el gol.
Un Madrid perezoso
En la reanudación no espabiló demasiado el Real Madrid aunque el Betis le animaba a acercarse a su área. El juego de los blancos era una nana que adormecía al Bernabéu. Zidane, a la hora de partido, tenía a su banquillo como si estuvieran pintados.
La tuvo Mendy en el 60 después de una galopada impresionante que sacó lo mejor de sí (su potencia) y lo peor (su poca o nula habilidad). El lateral francés se plantó delante de Joel y definió con un giro de tobillo que no podía tener un buen final. Por lo menos no se hizo daño el chico.
Zidane metió a Vinicius por Rodrygo en el 65 para intentar agitar algo un partido que se había vuelto repetitivo y mortecino como el discurso de Pablo Iglesias. El otro brasileño le metió una marcha más en su descontrolada potencia. Pero los minutos caían y el gol no, conque el Bernabéu empezó a desesperarse con su equipo y con el resultado.
El Real Madrid se cayó de golpe en la marmita de la precipitación y comenzó a atacar sin orden ni criterio ni fútbol. La cosa era llevar la pelota al área de cualquier manera. Lo hicieron en un claro penalti por mano de Bartra en el 82 que ni el árbitro primero ni el VAR después entendieron como tal.
Entonces Zidane decidió quitar a Benzema para meter a Jovic, un cambio lógico pero poco atrevido y muy tardío. El Real Madrid insistió hasta el final pero no hubo milagro. Lo evitó Joel con dos paradas postreras, una a Vinicius y otra a Ramos. Está claro que Zizou ha perdido esa flor que tan bien le olía en su primera etapa y que su equipo está tirando esta Liga en el Bernabéu de donde ya han volado cuatro puntos dos rivales, con perdón, asequibles: Valladolid y Betis.