El Madrid gana hasta sin puntería
Victoria cómoda, plácida y corta de un Real Madrid que desperdició una docena de ocasiones ante Las Palmas gracias a los goles de Brahim y Joselu
El Milan intentó recuperar a Brahim
Joselu nunca falla
El Real Madrid ganó su partido más plácido de la temporada a pesar de su desesperante falta de puntería. El equipo de Ancelotti desperdició una docena de ocasiones clamorosas pero le bastaron los goles de Brahim y Joselu para derrotar a Las Palmas, que no inquietó en el Bernabéu. Carletto tuvo una noticia buena y una mala: volvió Vinicius pero se lesionó Alaba.
Sí, volvió Vinicius. ¡Aleluya! Puede que haya vida sin el brasileño, pero es una vida peor. Vini es el principio y fin de todo en este Real Madrid en el año I a.d.M. (antes de Mbappé). Cualquier opción, por remota que sea, de que el equipo de Ancelotti termine tocando pelo esta temporada pasa porque Vinicius sobreviva a la gripe estacional, a las gastroenteritis, a las lesiones musculares, a las tarascadas y a los insultos de los rivales. En el Bernabéu, «no Vini, no party». Eso sí, Ancelotti se lo guardaba en el banquillo, sabedor de aquello del más vale prevenir.
Ancelotti, señalado tras su invento fallido en el derbi, aireaba la alineación con un ojo puesto en Girona y Nápoles. Cinco cambios con respecto a los que jugaron –quiero decir salieron, que jugar, jugaron poco– en el Metropolitano. Fuera los dos laterales (Lucas y Fran), fuera los viejos Kroos y Modric y descanso para Bellingham, que no había rotado hasta hoy. Muchos retoques para un tipo como Carletto, poco amigo de revoluciones.
Alaba hace saltar las alarmas tras retirarse lesionado ante Las Palmas https://t.co/3GAoARuQal
— okdiario.com (@okdiario) September 27, 2023
En el once del Real Madrid entraban Nacho y Mendy en los laterales, Tchouaméni formaba en el medio junto a Valverde y Camavinga y Brahim entraba por Bellingham. Y todo con cambio de sistema para volver al rombo con el ex del Milan por detrás de Rodrygo y Joselu.
Enfrente Las Palmas, víctima propiciatoria que llegaba al Bernabéu con la piel de cordero teñida en amarillo. El equipo de García Pimienta, técnico formado en la escuela del Barça, juega mejor de lo que suma y llegaba al duelo ante el Real Madrid sin presión alguna porque su Liga es otra.
No se vayan a creer que el Real Madrid salió a lavar la mancha del derbi a las primeras de cambio. Nanay. La presión era tímida y el ritmo cansino. Aun así les bastó a los blancos para tener una primera ocasión clara a los cinco minutos con una volea de Rodrygo dentro del área tan violenta como centrada. Iba al muñeco y el pie Vallés, portero con apellido de presentador de noticias, evitó el gol.
Domina el Real Madrid, falla Joselu
Dominaba el Real Madrid pero era un dominio sin sobresaltos. Una incursión por la siniestra de Mendy al filo del cuarto de hora concluyó con un centro raso al segundo palo que fue abortado por la zaga de Las Palmas. El Bernabéu, con mucho amarillo en su grada, ni siquiera se impacientaba. Ni se enfadaba cuando sus jugadores marraban una ocasión clara como la que desperdició Joselu delante del meta canario. Era aún más clara que la de Rodrygo pero la jugada había sido anulada por fuera de juego previo.
El mismo Joselu volvió a fallar en el minuto 20 otra ocasión clamorosa. Era un pase al segundo palo. Estaba más solo que Page en el PSOE. Tardó en bajarla, estuvo lento en girarse y, cuando lo más fácil era hacer gol, volvió a pegarla al muñeco. La sacó Vallés en una buena salida.
El siguiente en equivocarse, en el particular museo de los horrores del Real Madrid, fue Brahim, que se la echó larga ante el portero de Las Palmas. Vallés tocó primero el balón y después el tobillo del madridista. Era un penalti obsceno que ni Munuera en el campo ni González Fuertes en el VAR quisieron pitar. Por muy escandaloso que nos parezca, ha dejado de ser noticia.
Entre fallos propios y ajenos al Real Madrid se le escapaba el primer tiempo sin desvirgar la portería de Las Palmas. Más allá de su sempiterno desinterés defensivo, el gran problema del equipo de Ancelotti es que les cuesta más marcar un gol que extirparse un riñón. Es alucinante ver cómo desperdician ocasión tras ocasión con la velocidad de quien come pipas y tira las cáscaras.
Joselu siguió fallando goles sin descanso hasta el ídem, pero antes llegó otra mala noticia para Ancelotti: Alaba se echó la mano al abductor y abandonó el campo con una evidente cojera. Lo que le faltaba al Real Madrid. Ya saben, lo del circo y los enanos que acaban jugando en los Lakers. Lucas le suplió y Nacho pasó al centro de la zaga.
Brahim abre la lata, Joselu moja
Después de media hora de acoso y derribo tuvo que ser en la prolongación y con un gol medio de rebote. El Real Madrid había fallado goles cantados de todos los colores y Brahim acabó metiendo la más difícil en un remate dentro del área que tocó en Araujo. Y con el gol en caliente nos fuimos a la caseta.
Regresamos del entreacto con Las Palmas intentando adelantar sus líneas para asomarse al área de Kepa. El Real Madrid tenía espacios para correr y a Vinicius en la recámara. Cuando el brasileño saltó a calentar el Bernabéu se desperezó. Y mantuvo la sonrisa minutos después cuando Rodrygo la puso templadita al área y allí apareció Joselu para, esta vez sí, cabecear a la red el remate más difícil que había tenido en todo el partido.
Con el 2-0 en la buchaca, ahora sí, Ancelotti metió a Vinicius y con él a Ceballos. Retiró del césped a los goleadores Brahim y Joselu, que se marchó ovacionado por la grada más por su trabajo que por su puntería. Poco tardó Vinicius en agitar el partido porque el brasileño no tiene en sus piernas el botón de pausa.
Rodrygo, totalmente negado de cara al gol, volvió a tenerla en el 68 en un mano a mano que resolvió mal ante Vallés. Le había asistido bien Camavinga con un toquecito sutil pero el brasileño necesita un exorcista. Ancelotti preparaba a Fran García y a Kroos para dar descanso a Mendy y Camavinga. El Real Madrid sedaba el partido porque tampoco quería hacer ni más sangre ni sobreesfuerzos innecesarios.
No ocurrió nada en los minutos de la basura porque Las Palmas no pudo y el Real Madrid tampoco quiso. La cercanía de la visita al Girona, inesperado y sorprendente líder de la Liga, y a Nápoles hicieron que los blancos dosificaran y firmaran un armisticio postrero ante un rival al que debieron golear si no llega a ser por una falta de puntería que empieza a ser una lacra para el equipo de Ancelotti.