Vinicius empuja al Madrid
El brasileño abrió el camino de la goleada del Real Madrid ante el Celta y luego volvió a protagonizar un polémico empujón a Mingueza
Partido comodísimo para el Real Madrid, que manejó el juego de principio a fin frente a un Celta que no opuso oposición
Vinicius siempre empuja. Para lo bueno, porque anotó el gol que abrió el camino del triunfo del Real Madrid ante el Celta, y para lo malo, porque se enredó en otro empujón estúpido y pueril a Mingueza que pudo costarle muy caro a él y a su equipo. Los blancos, en un partido cómodo y fiable, olvidaron el susto de la Champions y ganaron sin agobios al equipo de Rafa Benítez por 4-0. El Madrid mantiene su ventaja en la Liga de siete puntos sobre el Girona y ocho sobre el Barça.
Con el susto de la Champions todavía en el cuerpo, a Ancelotti le dio por rotar. Poco, no se vayan a creer. Su equipo lleva Dio descanso a Carvajal, Tchouaméni y Kroos para meter a Lucas, Nacho y Modric. Fue un retoque estético como el que se haría en la cara una influencer. Tampoco estaba Bellingham, que se va a comer un par de partidos sin jugar por el fucking gol de Mestalla y porque los comités de la Federación están a la altura de la Liga de granjeros que tenemos.
Vuelvo al tema que me lío y me enfado. Por empaquetar el once del Real Madrid digamos que jugaba Lunin de portero, cada día más asentado y seguro como Puigdemont tras la amnistía. La defensa era para Lucas, Rüdiger, Nacho y Mendy. El centro del campo dibujaba un rombo con Camavinga en el vértice inferior, Fede Valverde y Modric a su lado y Brahim con el traje de Bellingham. Arriba Vinicius y Rodrygo, que es lo que hay hasta que llegue Mbappé.
Se consuma el esperpento: sancionan a Bellingham con dos partidoshttps://t.co/RJevdPoQHG
— okdiario.com (@okdiario) March 6, 2024
Y hablando de llegar, llegaba al Bernabéu el Celta (todavía) de Rafa Benítez, cuyo efímero e insípido paso por el banquillo del Real Madrid precedió a las tres Champions seguidas de Zidane. Los celestes olían a sus espaldas el aliento del Cádiz, a dos puntos de ese tercer puesto que te manda a Segunda tras retratar a ese Atlético que es un equipito sólo de andar por casa.
Nos dieron las seis y media, homenajeó el Bernabéu al Real Madrid de baloncesto por la consecución de la Copa del Rey y silbó xx para que empezara el partido. Rafa Benítez dispuso una defensa de cinco, con tres medios por delante y dos delanteros, colocados todos bien atrás, casi en la boca del metro. Dominaron de salida los blancos y se pertrechó en su área el Celta. Un par de córners y un tirito amable de Camavinga en los primeros cuatro minutos fue el pírrico botín del equipo de Ancelotti.
Dominio sin ritmo
Otra vez Camavinga la tuvo en el minuto seis y otra vez fue en un córner. Su cabezazo bombeado lo punteó con la mano Guaita para evitar el 1-0. Respondió el Celta con un disparo cruzado de Manu Sánchez que se marchó desviado. El Real Madrid dominaba pero con un juego espeso y que se hacía bola como un roscón del día anterior.
El Celta, refugiado en su pobladísima defensa, resistía al dominio de un Real Madrid que iba madurando el partido. El equipo se escoraba a la derecha con un Lucas Vázquez bullicioso e incisivo. Por fin en el minuto 20 llegó el gol del Madrid. De córner, por supuesto. Era el sexto y al sexto fue la vencida. Modric ejecutó desde la esquina, Rüdiger cabeceó emergiendo entre rivales, Guaita rechazó, Vinicius remató una vez, Guaita rechazó otra vez y Vinicius marcó a la segunda.
Con el partido encarrilado, el Celta siguió encerrado en su área como si aún fuera empatando en el Bernabéu. El Madrid alargó sus posesiones. Camavinga se descolgaba del mediocentro para asomarse al área con más peligro que los socios de Pedro Sánchez. Pero para peligro el que tuvo Melero López y sus compinches del VAR para dejar sin sanción un penalti de Starfelt que, en su intento por despegar, despejó el pie de Brahim. El colegiado y sus secuaces hicieron ojos ciegos y oídos sordos a las protestas madridistas. Empezaba el runrún en el Bernabéu.
Camavinga juega, Vinicius marca
Guaita en el 34 evitó el gol de Rodrygo con un buen pie en el mano a mano. Jugaba comodísimo el Real Madrid con Camavinga clonándose como un gremlim en La Cibeles. El Celta eran diez conos colocados en torno al área de Guaita. Bueno, diez conos y Iago Aspas, el único con talento y orgullo para ponerle el pecho al Madrid. Espabiló el Celta justo antes del descanso con una falta lateral por la que Camavinga vio la amarilla en la que De la Torre cabeceó arriba el que podría haber sido el empate.
El descanso le vino bien al Real Madrid, que había sesteado en los minutos finales. Regresamos y apretó por fin el Celta en busca del empate. Benítez hizo cambios al descanso y su equipo lo notó. Los de Ancelotti tardaron un rato en conectarse al partido. Se aburría el Bernabéu narcotizado por un partido sin chispa y sólo dispuesto a activarse contra el colegiado.
De nuevo Melero fue protagonista en una acción en la que agarraron dos veces a Vinicius para evitar que se plantara solo en el área. Fueron dos faltas tácticas, pero el brasileño volvió a comportarse como un niño de cuatro años y propinó un empujón innecesario a Mingueza. Fue otra chiquillada, pero igual ya empiezan a ser demasiadas. Melero la juzgó como amarilla y perfectamente le podría haber mandado al vestuario.
Mientras Vinicius no reciba ayuda profesional para curar sus actitudes impropias su futuro en el Real Madrid se volverá cada vez más incierto. A Vini no le pueden cambiar ni Ancelotti ni sus compañeros, tiene que hacerlo un psicólogo. Y mientras no se trate su incapacidad para sujetar sus impulsos, sólo va a ir a peor.
En el 73 Ancelotti quitó a Rodrygo para meter a Joselu. Otro partido intrascendente del brasileño, que sigue tirando por el inodoro sus días de titular en el Real Madrid. Entre Nacho y precisamente Joselu casi marcan un minuto después a la salida del enésimo córner de los locales. Y al siguiente, igual que en la primera parte, llegó el segundo. Esta vez lo marcó directamente Rüdiger, que también había intervenido en el primero. El testarazo del central tocó en el larguero, botó en el suelo, rebotó en Guaita y se coló. Pues 2-0 y partido solucionado para los blancos.
Kroos y Tchouaméni entraron por Modric y Brahim en el 80 con el partido ya terminado. Apenas quedaban los minutos de la basura porque el Celta no podía y el Real Madrid no quería. Le bastó la inercia, y la voracidad rematadora de Joselu, para percutir un par de veces el área de un Guaita desesperado por la pasividad de su defensa. Tanta que Carlos Domínguez se metió en su portería el 3-0. E incluso le dio tiempo a Arda Güler a marcar su primer gol con el Real Madrid ya en el minuto 93 con una acción en la que demostró su talento al dejar sentado en una baldosa al portero del Celta para marcar el definitivo 4-0.