Liga Santander: Rayo - Real Madrid

Al Madrid le parte un Rayo

Al Real Madrid le partió un Rayo en Vallecas en un partido canalla del equipo de Ancelotti, con casi todos sus jugadores con la cabeza en Qatar. Los de Iraola, superiores de principio a fin, dieron un repaso al campeón de Liga en todas las facetas del juego. Los blancos entregaron el liderato en Vallecas y no han vuelto a ser el equipo demoledor del inicio de temporada precisamente desde el último parón de selecciones.

Para la penúltima actuación antes del Mundial Ancelotti puso en escena a su reparto titular. Sin Benzema ni Kroos, ausentes el uno por sus problemas musculares y el otro por su roja ante el Girona, el técnico del Real Madrid mantuvo en el once a Rodrygo y Asensio además de recuperar a Tchouaméni para el mediocentro. No tocaba Carletto la parte de atrás, que se ha convertido en su zona de confort con el imbatible Courtois y sus cuatro mosqueteros: Carvajal, Militao, Alaba y Mendy. Desde luego, una alineación del capaz de asaltar Vallecas y cualquier otro estadio que se pusiera por delante.

Enfrente el Rayo de Iraola, equipo de autor, divertido y descarado, siempre incómodo en Vallecas, uno de esos campos que, como Ipurúa, mide lo mismo (o casi) que el resto pero parece la mitad. Este Rayo mola, no es moco de pavo y el Real Madrid lo sabía, por eso Ancelotti no se fio y fue con sus mejores soldados disponibles. Y salió sin miramientos y con Vinicius enchufado. En dos minutos una galopada del brasileño devino en falta peligrosa y amarilla para Catena.

Letal fue la respuesta del Rayo. Una contra que pilló a por uvas a Militao provocó la aceleración de la pareja de Garcías, Álvaro y Fran, que la puso al área. Por allí asomó Comesaña, que llegaba solito de segunda línea mal perseguido por Modric. La tocó de primeras y la puso en la esquina del poste izquierdo de Courtois. La estirada del meta belga llegó demasiado tarde para evitar el 1-0. Un golazo que desnudaba los despistes defensivos del Real Madrid.

Descarga del Rayo

Pues nada. A los de Ancelotti les tocaba remar más que a Ben-Hur en galeras. A Vinicius se le cruzó el cable y vio una amarilla (que era naranja) por una entrada a destiempo a Balliu. El colegiado avisó a Carletto para que calmara al muchacho, pero el Real Madrid seguía hecho un flan. Courtois en el 12 evitó un gol cantado en el mano a mano de Álvaro García.

El Rayo era la tormenta perfecta y el Real Madrid no pasaba de medio campo. Ancelotti, petrificado y estupefacto, escuchaba los consejos al oído de su hijo como Pedro Sánchez en los tiempos de Iván Redondo. Los blancos, además del liderato, se estaban dejando hasta la imagen en Vallecas.

Sólo las manos de Courtois sujetaban a un equipo que jugaba con la cabeza en Qatar. Modric tenía más pérdidas que Westbrook en un partido de los Lakers. Un disparo defectuoso desde dentro del área de Rodrygo fue la segunda llegada del Real Madrid en media hora. La siguiente fue una incursión de Asensio en el área, derribado hasta en tres ocasiones por Fran García. Martínez Munuera se hizo el sueco pero el VAR, ante la nitidez casi obscena de las imágenes, le dio un aviso. El colegiado fue al monitor, pitó penalti, ejecutó Modric e igualó el duelo (inmerecidamente) el Madrid.

El Rayo, que seguía manejando el partido, acusó el tanto y en la siguiente jugada a balón parado el Real Madrid hizo el segundo. Fue un balón al área pequeña en el que Militao se desembarazó de Lejeune y marcó de cabeza a bocajarro. Era el 42 y el Madrid daba la vuelta al partido. Inmerecidamente también. Esta vez la alegría le duró apenas un minuto porque el Rayo logró el 2-2 después de una jugada en la que falló al unísono toda la defensa de Ancelotti. Lo marcó Álvaro García en el segundo palo y hasta Courtois pudo hacer más.

Remontada inesperada

Ya en la prolongación, con todo el Rayo buscando la expulsión de Vinicius, el brasileño perdonó el 2-3 en un gran pase de Militao que pedía rematar con la zurda en el área, pero Vini quiso meter la derecha y la dio picuda. Con esa jugada y 2-2 en el marcador nos fuimos al descanso en Vallecas.

La salida del Real Madrid fue bien distinta. Rodrygo, con el punto de mira alto todo el partido, la tuvo en el 46 tras una buena contra de Asensio. Su disparo rozó el larguero de Dimitrievski. Respondió el Rayo con una jugada de Fran García, el jugador del que el Real Madrid es copropietario, que retrató a Carvajal, la puso al área y su centro medido no encontró rematador.

Martínez Munuera echó a Iraola, que llevaba medio partido sin parar de protestar, por pedir un córner que puede que fuera. El colegiado, demasiado pagado de sí mismo, estaba cobrando demasiado protagonismo. Como el que tuvo cuando señaló un penalti de Carvajal, que saltó a cortar un pase con el brazo abierto y tuvo la mala suerte de que la pelota le golpeara. Penalti.

Debacle

Lo lanzó Óscar Trejo, que venía de fallar el último, y lo paró Courtois, que siempre está de guardia como la funeraria. Sin embargo, Carvajal se metió en el área antes de tiempo y Courtois se adelantó, así que el colegiado lo mandó repetir y a la segunda sí que marcó el jugador del Rayo, que volvía a ponerse por delante ante un Real Madrid apático, desnortado y huérfano de un líder.

Ancelotti quitó a Tchouaméni para meter a Camavinga. Pero el Real Madrid no parecía tener solución. El partido del campeón era indigno de quien se está jugando el liderato. Por suerte para los blancos, el Rayo no supo enfriar el partido y lo convirtió en un correcalles. Del intercambio de golpes el equipo de Iraola podría salir malparado. Carletto metió por Mariano por Modric. No es una errata, es en serio.

Al Real Madrid apenas le quedaban 12 minutos más la prolongación para intentar arreglar el desaguisado. Y tenía poca pinta. El Rayo resistía con la vista más puesta en Courtois que en su propio portero. Le valió porque los de Ancelotti, que no tuvieron su noche desde el primer minuto y que perdonaron el 3-3 en un remate a bocajarro de Rodrygo, se despidieron del liderato en un campo prosaico como Vallecas por estar pensando en la brillantina y las lentejuelas del Mundial de Qatar. Ni el arreón final, más por vergüenza que por fe, le valió al Madrid para rescatar un punto en Vallecas.

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