Liga EA Sports: Rayo-Real Madrid

Ni fútbol ni pegada

El Real Madrid se deja dos puntos en Vallecas en otro mal partido en el que volvió a quedarse sin marcar

Los de Xabi Alonso, de nuevo huérfanos de fútbol en el centro del campo e incapaces de hacer un gol a un Rayo que tuvo ocasiones para ganar

El Real Madrid ni juega ni gana. A la derrota de Liverpool le sigue un (triste) empate en Vallecas, donde se quedó sin marcar igual que en Anfield. El equipo de Xabi Alonso, huérfano de fútbol en el centro del campo, naufragó frente a un Rayo Vallecano que tuvo opciones incluso para haber ganado el partido. La BMV –Bellingham, Vinicius y Mbappé– gripó en Vallecas y los madridistas se van al parón de selecciones sumidos en su segunda crisis (o minicrisis) de la temporada.

Llegaba el Real Madrid al otro lado de la M30 en ese estado entre la depresión y la ansiedad que le genera cada derrota. La de Liverpool no fue una derrota cualquiera por mucho que Xabi Alonso quisiera asirse a la coartada del balón parado y los «detalles». Fue un baño y punto. Y de Anfield a Vallecas. Vale que no es lo mismo en tradición pero el estadio del Rayo no suele ser una visita amable para los grandes.

Xabi Alonso retocó el equipo que perdió en Liverpool con un par de cambios: Asencio para dar descanso a Militao y Brahim en el hueco libre que dejaba la ausencia por lesión de Tchouaméni. Y movía las piezas de la siguiente forma: Camavinga y Güler en el doble pivote, línea de tres por delante con Brahim, Bellingham y Vinicius para escoltar a Mbappé, dispuesto a recuperar en Vallecas el gol perdido en Anfield.

Enfrente un Rayo Vallecano que siempre es un equipo volcánico. Cuando no es el presidente (Martín Presa) es el estadio (municipal de Vallecas) que se cae a pedazos o el entrenador (Iñigo Pérez) que pega la espantada y se escabulle de una rueda de prensa después de que un jugador (Balliu) le haga un Vinicius en sus narices. Pero un Rayo que ya le arañó un empate al mismísimo Barcelona que debió haber sido una victoria de no mediar uno de esos arbitrajes de los que estaría orgulloso Negreira. O Tebas.

Era la hora de la siesta pero el Real Madrid , por una vez, no salió dormido. Avisó Güler a los dos minutos con un latigazo seco y raso desde la frontal que obligó a Batalla a mancharse el guante izquierdo para sacarla abajo. No se arrugó el Rayo, que respondió con una galopada de De Frutos que abortó bien ubicado Asencio.

Ida y vuelta en Vallecas

Trataba de presionar el equipo de Xabi Alonso pero, a fuer de ser sinceros, no lo hacía bien. Mbappé apretaba menos que la gomilla de unos gayumbos viejos y Vinicius, sencillamente, dimitía. El Rayo se defendía con orden y compromiso e incluso se estiraba alguna que otra vez. Ratiu se llevó una amarilla en el 14 por cortar por lo sano una contra de Vinicius que ya enfilaba la portería de Payaso Fofó.

Al filo del minuto 20 Courtois se apareció en Vallecas. Su gigantesca figura y sus enormes manazas evitaron que Ratiu adelantara al Rayo. El lateral, al que Vinicius persiguió con la mirada, se plantó en el área del Madrid tras retratar a Carreras. Respondió Batalla con una mano milagrosa al remate picudo y a bocajarro de Vini. Y luego fue Asencio el que tuvo en su cabeza el 0-1 tras un magnífico pase de Brahim a banda cambiada.

En el 25 se rompió Pedro Díaz, al que se le quedó enganchada la rodilla en una pelota dividida con Fede Valverde. Entró El Pacha Espino en su lugar. El Rayo cambiaba el dibujo. El Real Madrid jugaba con un punto de indolencia o al menos así se lo parecía a quien esto escribe. Sólo Vinicius (con la pelota) transmitía algo de vértigo. El resto, pasotismo puro como unos quinceañeros en el banco de un parque. Carreras la echó a las nubes a la media hora en otra ocasión blanca que se iba al limbo. Lo propio haría Vini tres minutos después.

El Madrid se enreda

Huijsen, otra vez descolocado y nervioso, vio una amarilla merecidísima por una entrada en la banda a Álvaro García, que también había sido amonestado un poquito antes. Al Real Madrid se le había enredado el partido porque había perdido el hilo. El Rayo estaba tan pichi. Y el partido, mientras, camino del intermedio. En el 43, con el Madrid desquiciado y perdido, vio amarilla Brahim por pisar a Chavarría. Luego también la vio De Frutos y luego, por suerte para Xabi Alonso que echaba humo por las orejas, nos fuimos al descanso.

Fue entonces cuando entró Militao por el amonestado y despistado Huijsen. No espabiló el Real Madrid tampoco en el inicio de la segunda parte. Al contrario. De Frutos tuvo el 1-0 en el 49 en un remate a bocajarro en el área pequeña tras el centro de Espino. Replicó Güler con un disparo de media distancia que lamió por fuera el palo derecho de Batalla. El portero del Rayo evitaría después un golazo de Bellingham al sacar casi bajo palos un pie salvador a un remate a bocajarro del inglés.

El Real Madrid decidió meter entonces una marcha más. El Rayo, al menos en el inicio de la reanudación, no evidenciaba síntomas de cansancio. Al otro lado de la raya calentaban Rodrygo y Ceballos. Ambos se antojaban necesarios a la mayor brevedad posible. Güler empezaba a entrar en reserva y Brahim completaba un partido canalla. Otro.

Cambios en el Rayo… y en el Madrid

En el 59 el gol volvió a hacerle la cobra a Mbappé con un disparo cruzado desde el interior de la grande que se marchó a la izquierda de la meta de Batalla. El partido ya era un correcalles. El Madrid se fiaba demasiado de su pegada y el Rayo no había dicho aún el amén. Atrás Asencio sostenía al equipo de Xabi Alonso. La tuvo en el 66 Álvaro García, como antes De Frutos, dentro del área pequeña. Por suerte para Courtois le botó la pelota justo antes del golpeo que se fue a las nubes.

En el 68 Fede Valverde volvió a obligar a Batalla a meter las manos abajo. Xabi Alonso decidió entonces meter a Ceballos por Brahim y pasar a Camavinga al costado derecho. El Real Madrid empezó a dominar el partido de inmediato. Retrocedió el Rayo sabedor de que sólo la resistencia le valdría para llevarse un puntazo. Xabi metió en el 78 a Rodrygo por Camavinga para intentar agitar el duelo en las postrimerías y de paso ganarlo, claro.

Al Real Madrid se la agotaba el tiempo y el Rayo, cada vez más atrás, aguantaba el tipo. Trent por un tocado Fede Valverde fue el último cambio de Xabi. Las caras de los madridistas eran pura desesperación. No les salía nada y miraban al cielo en busca de respuestas. Sin éxito. Batalla hizo de las suyas al desmayarse en el 86 sólo para perder tiempo.

Ya a la desesperada, porque eso no era épica, lo intentó el Real Madrid. Colgaba balones desde cualquier sitio y el Rayo despejaba sin pasar apuros. Así pasaron los minutos de prolongación que concluyó, a pesar de una ocasión postrera de Güler y de un penalti a Mbappé que ni el árbitro ni el VAR quisieron ver (eso no es noticia ya), con las tablas en el marcador y la fiesta en Vallecas. Pues eso. Ya es oficial: el Madrid está en crisis.

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