Sergio Ramos tampoco tuvo su mejor día en la derrota del Real Madrid en Stamford Bridge que desembocó en la eliminación del conjunto blanco en Champions League. Como el resto de los jugadores que pisaron el césped londinense, el central se vio superado por la velocidad y el dinamismo de un equipo inglés que incluso mereció ganar por una ventaja más amplia. El andaluz forzó y disputó los 90 minutos pero no pudo hacer nada para comandar a su equipo a la final.
Casi dos meses después de pisar el césped por última vez (su último partido fue ante el Elche el pasado 13 de marzo), Sergio Ramos se plantó en Stamford Bridge para liderar al Real Madrid en su homérico reto de plantarse en la final de Estambul. A su inoportuna lesión con la selección y un posterior proceso de coronavirus se le ha unido un tortuoso proceso de renovación, algo que ha creado un caldo de cultivo en algunos escépticos que sólo se podía arreglar como mejor sabe hacerlo el andaluz: poner su cuerpo a disposición del escudo y hacer un partido perfecto. Y es que Ramos no estaba al 100 por 100 pero horas antes del duelo nadie dudaba de que iba a estar presente en el once titular.
Sergio Ramos comandó la defensa en un sistema híbrido por Zidane en el que se mezclaba una zaga de tres en ataque con cuatro con Militao en el lateral derecho en defensa. El central manejó los tiempos y administró el balón de forma correcta desde el centro de la zaga y no pudo evitar en el primer tanto del Chelsea. En el minuto 27 de partido, Kanté robó en el centro del campo y no pudo anticipar a un Werner (quizá pudo estar mejor en esta acción) que realizó un buen primer toque de desembocó en el gol del alemán después de un tiro al larguero de Havertz.
Con 1-0 en el marcador, el Real Madrid tenía una hora de partido para igualar la eliminatoria con un tanto. Con el conjunto blanco buscando el tanto del empate, el defensa vio la amarilla pasada la media hora en una jugada de ataque del Real Madrid en la que se quitó de encima a Azpilicueta con un claro aspaviento de mano. El andaluz, que en ocasiones pecó de falta de velocidad fruto de la inactividad, salvó un buen balón antes del descanso en una carrera con Havertz.
Tras el paso por los vestuarios el Real Madrid no mejoró y Sergio Ramos también se vio desbordado ante la velocidad de los jugadores del Chelsea. Un cabezazo del central a falta de cinco minutos fue a los pies de un inteligente Kanté que fue clave para que Mount acabara haciendo el gol de la sentencia. Sergio Ramos forzó y fue titular casi dos meses después, pero como todo el equipo, se vio superado por un Chelsea que fue mejor que el equipo de Zidane y es justo merecedor de estar en la final de Estambul.