Comienza una nueva pretemporada en el Real Madrid, y Toni Kroos, que ha renovado con el club blanco por una temporada más, se prepara para volver a liderar el centro del campo del conjunto madridista con 33 años. En una entrevista antes de volver a los entrenamientos, el futbolista alemán afirma que «siempre quiero seguir aprendiendo».
«Siempre quiero seguir aprendiendo. Da igual la edad o lo que hayas ganado, hay que mejorar siempre. Porque con el paso de los años los rivales te van conociendo mejor y hay que seguir poniéndoselo difícil. El fútbol de ahora es rapidísimo, no hay tiempo para pensar», afirmaba Toni Kroos antes de poner fin a sus vacaciones.
Sobre sus expectativas en el Real Madrid, el mediocentro alemán afirmó que «cuando llegué pensé: ojalá ganar títulos… una Champions. Venía de un gigante como el Bayern, con la idea de jugar muchos años, hacerme un sitio, tener buena relación con el club e ir mostrando mi calidad. Claro que esperaba mucho, ¡pero no tanto!».
«Estamos para que los demás se sientan seguros. Si algo he aprendido, es que para jugar bien hay que estar cómodo y yo con él, me siento así. Es lo que intentamos transmitirle al equipo», contaba Toni Kroos sobre Luka Modric.
«Todo esto tiene mucho de psicológico. Al haberlo hecho tantas veces, la confianza crece y el equipo se lo cree. Sabes que si aguantas… el partido te dará una opción de volver. Los compañeros comparten la mentalidad, aquí no se rinde nadie. Nunca. Siempre se puede. Y los rivales ya saben que siempre volvemos, aunque vayamos perdiendo. Hasta que el árbitro no pite… vamos a estar ahí. La temporada pasada, por ejemplo, se notó mucho. Un gol o una ocasión cuando vamos perdiendo puede cambiarlo todo, incluso contra rivales fuertes. Todos piensan que se pueden perder, porque ya ha pasado antes. Un gol, el Bernabéu se levanta y empiezan a notar una presión enorme. Ahí, suceden cosas que no son naturales», afirmaba el mediocentro alemán en una entrevista con ICON.
Por último, Kroos contó también una curiosa anécdota con Heynckes: «Con 19 años, en el Leverkusen, él veía mi talento… pero yo no jugaba mucho. Así que me agarró un día y dijo: ‘Al fútbol también se juega sin balón. Sólo con tu calidad no llegarás a lo más alto’. Un consejo que me inyectó confianza».