Clubes amigos

El Inter se erige en el Ángel de la Guarda del Real Madrid en Europa

El Inter dio el sorpasso al Barça y estará en Múnich

Los nerrazzuri y el Madrid mantienen buenas relaciones

Los blancos meten el primer gol del Clásico: «Esta derrota les va a dejar tocados»

El Inter de Milán - Real Madrid de 2020. (GETTY)
El Inter de Milán - Real Madrid de 2020. (GETTY)

El Inter de Milán estará en Múnich el próximo 31 de mayo. Ante el Barcelona, los nerazzurri se llevaron una de las eliminatorias más agónicas que se ha vivido en la historia del fútbol. El zapatazo definitivo de Davide Frattesi para colocar el 4-3 en la prórroga (7-6 en el global) ofreció a Simone Inzaghi su segunda final de la ‘orejona’ en los dos últimos años (2023, contra el Manchester City). Ese triunfo de los italianos alivia al Real Madrid.

El Barcelona parecía tener encarrilado el triplete. En un año en el que los culés sólo han sabido ganar ante el Real Madrid, todo apuntaba a que Hansi Flick y sus pupilos arrasen en todas las competiciones. Hasta que llegó el Inter y, ‘sorpasso’. Además, esta victoria supone un golpe muy duro a los azulgranas, ya que el próximo domingo, toca Clásico liguero, el último del año.

El Real Madrid está a cuatro puntos del Barça en Liga. Tras este varapalo, la confianza de los culés estará en lo más bajo, ya sea en lo mental o en lo físico. Tras 120 minutos de antología, el Barcelona regresa a la Ciudad Condal con las manos vacías. Y, a pesar de ser los líderes en el campeonato español, los blancos llegan a Cataluña para disputar una ‘final’. Si los merengues consiguen ganar, se ponen a un punto. Un tropezón más de los blaugranas y adiós a la Liga.

Real Madrid e Inter, clubes amigos

En Europa, el Real Madrid ha tenido varios aliados. Uno de los más grandes ha sido el Inter de Milán. Entre los dos clubes, siempre ha habido buenas relaciones, ya sea institucionales o entre las aficiones. Empezó con Roberto Carlos. El brasileño llegó en 1996 a la capital española y se convirtió en una auténtica leyenda blanca. Unos años después, Ronaldo Nazário. La piedra angular del proyecto de los Galácticos llegó a Chamartín en el año 2002, procedente del Inter de Milán. Antes de ser nerrazzuro, R9 había sido futbolista del Barcelona.

Otros hicieron el camino inverso. Como fue el caso del otro galáctico Luis Figo, uno que también había pasado por el Barcelona antes de llegar al Real Madrid. Después de cinco años de gloria vestido de blanco, en el 2005, el portugués firmó por el Internazionale. Allí, el Balón de Oro 2000 también se coronó de gloria. En las cuatro temporadas que disputó con el equipo de San Siro, el canterano del Sporting de Portugal levantó ocho títulos, de los cuales fueron cuatro Serie A consecutivas, antes de colgar las botas en el verano de 2009.

Y, si Luis Figo hubiese aguantado más, el luso habría ganado su segunda Champions League con otro compatriota, un tal José Mourinho, y en el Santiago Bernabéu. En 2010, el ‘Special One’ ganó el Triplete con los nerrazzuri y es más, ganó la primera ‘orejona’ moderna (la tercera en realidad) con el Inter ante el Bayern de Múnich. Además, es aquella final que hizo que el portugués acabó fichando por el Real Madrid.

En las semifinales, Mourinho había eliminado al Barcelona (3-2 en el global) en un partido de vuelta en el Camp Nou que entró en la historia. En la noche del 28 abril de 2010, el Inter de Milán llegaba con un cómodo 3-1 a la Ciudad Condal. No obstante, antes de llegar a la media hora de partido, Frank De Bleeckere expulsó a Thiago Motta. Los culés se vinieron arriba y empezaron a creer en una remontada… pero José plantó un autobús que a día de hoy, sigue estando en las entrañas del Camp Nou, a pesar de estar en reconstrucción.

El gol tardío de Piqué no sirvió para mucho y, cuando sonó el pitido final, el ‘Special One’ protagonizó una de las celebraciones más icónicas de la historia de este deporte. Con el dedo señalando a la afición del Inter, Mourinho atravesó todo el césped del Camp Nou, corriendo como si no hubiese maña, bajo la furia de Víctor Valdés. Él también había sido culé un día (1996-2000, fue ayudante y llegó a ser segundo), pero nunca le dieron una bala. Fue su revancha personal.

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