Liga EA Sports: Girona - Real Madrid

El Madrid gobierna en solitario

Contundente victoria del Real Madrid en el campo del Girona gracias a su enorme pegada con goles de Joselu, Tchouaméni y Bellingham para recuperar el liderato de la Liga

Modric, otra vez suplente, se bajó el último del autobús del Real Madrid

El Real Madrid se da un baño de masas a su llegada a Gerona

Con el Real Madrid no hay amnistías que valgan. El equipo de Ancelotti dio un golpe de autoridad en Girona para ser investido como líder de una Liga que los blancos gobiernan en solitario. Se sobrepuso el Madrid al arranque del equipo de Míchel y golpeó dos veces consecutivas con sendos goles de Joselu y Tchouaméni. Ahí se acabó el Girona, que no volvió a un duelo que los blancos abrocharon con un gol de Bellingham en la segunda parte.

Ancelotti volvió a creerse Edison o Tesla y le dio por inventar. Vale que las bajas condicionan al entrenador del Real Madrid, pero a veces le da por volverse loco sin necesidad. En Girona tiró de Camavinga para el costado izquierdo a pesar de tener disponibles a Fran García y Mendy, que ninguno será Roberto Carlos, pero al menos conocen el oficio. También sentó al viejo Modric, suplente habitual, y con él a un Rodrygo que ha involucionado esta temporada hasta convertirse en un jugador insípido e intrascendente.

Recomponía Carletto su defensa, además de con Camavinga en la banda izquierda, con el regreso de Carvajal a la derecha y con la pareja Rüdiger-Nacho para cubrir la ausencia del dúo Militao-Alaba. Por delante, Tchouaméni, Kroos y Valverde debían gobernar el centro del campo y permitir libertad a Bellingham, que ha perdido su racha de Pichichi para regresar a su rol de centrocampista goleador. Por delante regresaba Vinicius, que es como un jarabe para la tos: agitar antes de usar. A su lado Joselu, dispuesto a rematar todo lo que pasara por su cabeza o por sus pies.

Enfrente el Girona de Míchel, líder merecido e inesperado, soplo de aire fresco para una Liga que a veces huele demasiado a naftalina y a cerrado. Los locales, impulsados por el bullicioso Montilivi, recibían al Real Madrid invictos y sin nada que perder. Los focos se dirigían hacia Savinho, el jugador revelación de este arranque liguero.

De inicio apretó de lo lindo el equipo de Míchel, que encerró a un Real Madrid petrificado ante la presión del Girona. A los dos minutos tuvo el 1-0 en su cabeza Yangel Herrera después de un centro muy mal defendido por Ancelotti y peor por un Kepa que vive escondido debajo de su larguero como un conejo en su madriguera. Repitió ocasión el Girona, otra vez en un centro lateral y otra vez ante la pasividad del portero madridista para atacar los balones aéreos. La tuvo en su testa Tsygankov, pero su remate se estrelló contra el palo y contra la flor de Carletto.

Domina el Girona, pega el Madrid

El inicio del Girona era excelso y el del Real Madrid tétrico. El repaso del equipo de Míchel al de Ancelotti estaba siendo antológico. Chorreo, baño, burreo… elijan ustedes el apelativo. La superioridad del equipo de Míchel era sencillamente aplastante. La gran noticia para el equipo de Ancelotti era que había sobrevivido al primer cuarto de hora sin encajar un gol como suele ser habitual.

La mejor llegó en el minuto 17. Apareció Bellingham para dibujar un verso con el exterior de su pierna izquierda y ponerla al área con el pase del año. Si hubiera un premio a la mejor asistencia de la temporada, debería ser para Jude. La puso al área, allí se la comió Blind y remató Joselu en el segundo palo. El meta Gazzaniga hizo el resto porque en lugar de sacarla, la metió para dentro. Pues eso: 0-1 de castigo al primer cuarto de hora excelso del Girona y al inicio canalla del Real Madrid.

Y sin que hubiéramos digerido el primero llegó el segundo. Lo anotó Tchouaméni a la salida de un córner. En la foto salían de nuevo Blind, que se despistó otra vez en el marcaje del mediocentro del Real Madrid, y el meta Gazzaniga, que se tiró tarde y mal. De repente y en dos zarpazos el equipo de Ancelotti había pasaportado al líder de la Liga.

Acusó el mazazo el Girona, estupefacto ante el 0-2 después de su glorioso arranque del partido. El Real Madrid empezó a gustarse y Bellingham tuvo en sus pies el 0-3 tras una contra que Vinicius adecentó con un maravilloso taconazo. Esta vez sí que estuvo acertado Gazzaniga para evitar el tanto.

El Madrid disfruta y el Girona sufre

El Girona siguió perdiendo gas minuto a minuto mientras el Real Madrid jugueteaba con el marcador. Un par de cruces de cables de Rüdiger y varios quiebros de Vinicius, en su particular pretemporada, fueron los highlights más interesantes de los últimos minutos de una mitad que los blancos abrocharon con el valiosísimo 0-2, que pudo haber sido un 0-3 si Gazzaniga no llega a sacar, con más adorno del exigido, una peligrosa volea de Kroos en el 48.

Nos fuimos al descanso y volvimos otra vez con un Girona desatado y un Real Madrid demasiado blandito. Tuvo que aparecer la mano de Kepa para sacar un cabezazo de David López en el 50. El susto espabiló al equipo de Ancelotti, que apretó los dientes para no conceder regalos al equipo de Míchel. A falta de juego la victoria siempre es para el que se la trabaja.

Vinicius celebra uno de los goles del Real Madrid en Girona. (AFP)

Ancelotti se pensaba los con la calma de un jubilado jugando a la petanca. Alcanzamos la hora de partido y el Real Madrid no había movido ficha. Justo es decir que tampoco le hacía falta porque el duelo parecía estar más controlado que la investidura de Pedro Sánchez. Míchel sí agitó al Girona con dos cambios en busca de una remontada imposible.

Rodrygo fue el primer cambio del Real Madrid. Ancelotti quitó a Vinicius en el 67 y el brasileño se fue con cara de estreñimiento. Saludó a Carletto por obligación y se refugió en el vagón de cola del banquillo con un gesto de «si me queréis, irse». Y tres minutos después llegó el 0-3 del equipo blanco. Lo anotó Bellingham, quién si no, al aprovechar el rechace de Gazzaniga y el toquecito de Joselu tras una volea envenenada del delantero del Madrid.

Con el 0-3 y el partido en la buchaca Ancelotti e hijo reaccionaron rápido y sacaron del campo a Bellingham para meter a Dani Ceballos. Pasaron los minutos y en el 85 metió a Lucas Vázquez por Joselu y a Brahim por Fede Valverde. El Real Madrid, con el partido cuesta abajo, durmió el fútbol hasta llegar a la orilla del duelo en Montilivi con una victoria cómoda, más allá del arranque del encuentro, para devolver al equipo blanco al liderato de la Liga.

En las postrimerías del partido Nacho hizo una entrada estúpida y a destiempo con 0-3 que el VAR juzgó como tarjeta roja cuando el árbitro había pitado amarilla. Expulsado el capitán del Real Madrid, algo le dijo a Stuani, que se fue directo a por él, y se formó una tremolina que afeó un partido limpio y blanco, pero la ida de olla de Nacho no es de recibo en un partido que el equipo madridista tenía bajo control.

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