Un divorcio de casi 35 millones de euros. Esa es la indemnización que tendría que afrontar el Real Madrid en caso de despedir a Zinedine Zidane sin acuerdo y por las malas. Ese escenario no es imposible (en el fútbol nada lo es), aunque es muy poco probable tanto por los antecedentes de comportamiento de Zidane como por su relación con Florentino Pérez. Si Zizou deja de ser entrenador del Madrid será con un acuerdo mutuo y por las buenas.
Zinedine Zidane firmó en abril de 2019 un contrato con el Real Madrid que expira en junio de 2022, es decir, al final de la próxima temporada. Zizou cobra alrededor de 16 millones netos por temporada, lo que le convierte en el tercer técnico mejor pagado del mundo sólo por detrás de Simeone y Guardiola. Si el técnico francés fuera destituido y reclamara el importe íntegro de su contrato el Real Madrid tendría que pagarle unos 24 millones netos (el salario de temporada y media), lo que supondría un coste bruto para el club de 34,8 millones de euros.
La situación, el día después de la debacle de Kiev, está así. Zidane se sentará en el banquillo ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán y, pase lo que pase el sábado, también dirigirá al Real Madrid en el decisivo partido de Champions frente al Borussia Moenchengladbach. Si el equipo blanco se mete en octavos, Zizou seguirá al frente del equipo. Si el Madrid cae eliminado y se queda en la fase de grupos por primera vez en su historia, podría haber relevo en el banquillo.
Un acuerdo amistoso
El Real Madrid siempre intentaría que la salida de Zidane, en caso de que fuera inevitable por una debacle en Champions, fuera pactada y lo más estética posible. Es decir, de mutuo acuerdo y con palabras afectuosas. No se descarta incluso que fuera el propio Zizou quien dimitiera del cargo si el varapalo ante el Moenchengladbach fuera grande.
Los pesos pesados del vestuario apoyan a Zidane https://t.co/jZLMdpXqHp
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Zidane ya dimitió del Real Madrid en el verano de 2018 justo con La Decimotercera todavía caliente. Aquella huida pilló por sorpresa a todo el mundo en el club blanco, empezando por el propio Florentino Pérez, conocedor del adiós de Cristiano Ronaldo, pero que no podía ni siquiera sospechar que Zizou hiciera las maletas y dejara plantada la reconstrucción pendiente de una de las mejores generaciones de la historia del Real Madrid.
Lo que ocurrió después ya es historia del Real Madrid. Ni a Pochettino y Allegri no les dejaron aceptar la oferta blanca. Casi de rebote aterrizó Lopetegui en el banquillo del Bernabéu. Su aventura duró poco. Le suplió Solari que no empezó mal del todo, pero la Champions y la eliminación copera ante el Barcelona acabaron sentenciando al argentino. Entonces saltó la bomba otra vez: Zidane asumía el reto de regresar al Real Madrid menos de un año después de haberse marchado.
El retorno de Zidane
Zidane dirigió al Real Madrid en los últimos partidos de aquella Liga que estaba perdida con más pena que gloria. La temporada pasada, con la revolución a medio hacer, focalizó los esfuerzos del equipo en la Liga sabedor que no le daba para la Champions. Acertó de pleno. En Copa se la pegó ante la Real Sociedad en el Bernabéu y en Champions no tuvo opciones ante el Manchester City en ninguno de los dos partidos.
Pero en la Liga lo bordó. Especialmente después del parón del Covid, el Real Madrid de Zidane fue un equipo sólido, rocoso, imbatible. Acabó ganando la Liga del coronavirus, ayudado también por la autodestrucción del Barcelona de Bartomeu después de la inexplicable destitución de Valverde.
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Este verano la situación económica del Real Madrid impidió que Zidane tuviera refuerzos, más allá de repescar a los cedidos Odriozola y Ödegaard. Y el Real Madrid perdió el fuelle, la consistencia y el juego. El equipo ha ido acumulando batacazos en Liga (Cádiz, Valencia o Alavés) con los dos bochornos de Champions frente al Shakhtar. También ha dado la cara buena en días escogidos por el Clásico del Camp Nou o los partidos ante el Inter.
