Una parte de Madrid, la que viste de blanco, sólo tiene una palabra en mente hasta el miércoles por la noche. «Remontada». La conjura comenzó tras la debacle en Londres, el vestuario del Emirates fue el germen. Sobre la posible gesta se ha pronunciado Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid, durante la comida de directivas del club colchonero y el Valladolid.
Almuerzo típico antes de que se enfrenten esta noche ambos equipos en el Metropolitano con dos objetivos radialmente opuestos. Los de Simeone apuran sus opciones de pelear por la Liga, mientras que el conjunto de Álvaro Rubio se consume inexorablemente hacia el descenso. «Vamos a intentar hacer todo lo posible por estar arriba en esta Liga», comenzó diciendo Enrique Cerezo.
«A ver si fallan los otros equipos y nosotros estar al acecho para intentar ganar lo que ellos pierdan», continuó. Lo que Barcelona y Real Madrid deben perder en las últimas siete jornadas son, antes del encuentro del Atlético contra el Valladolid, diez y seis puntos respectivamente. Tras dejar claro que su equipo no bajará los brazos por el campeonato, Enrique Cerezo pasó por encima de la eliminatoria de Champions entre Real Madrid y Arsenal.
«Cada uno tiene sus remontadas. Y si consiguen la remontada, pues fenomenal, no tenemos ningún problema», aseguró Enrique Cerezo a Jugones. Desde que acabara el partido en Vitoria contra el Alavés no se verbaliza otro objetivo. El Real Madrid lleva varios días preparando la remontada, pero todo empezará a hacerse público a partir de este lunes.
Vídeos motivacionales, mensajes, recuerdos del pasado, convocatorias previas al encuentro, un mosaico espectacular en el Bernabéu… No faltará nada en el feudo blanco. Pero por encima de todo, la plantilla del Real Madrid lo intentará por «vergüenza». Sí, saben que no estuvieron a la altura. Que no supieron competir en media hora en la que todo salió mal y en la que no tuvieron ningún tipo de reacción.
Otra vez, como ya pasó esta temporada, en dos ocasiones contra el Barcelona, frente al Milan o ante el Liverpool. Por ello, prefieren agarrarse a lo irracional, a ese momento en el que el Bernabéu entra en éxtasis y lo imposible se convierte en cotidiano.