El Clásico ganó al tsunami. El fútbol se impuso a las esteladas y la pelota a los gritos. Barcelona y Real Madrid completaron un partidazo, con los blancos superiores a los puntos, pero con poca puntería. Las tablas en el Clásico dejan a blancos y azulgranas empatados en lo más alto de la Liga. El pulso continúa.
Habían llegado enteros. Sanos y salvos, que no es poco. Ambos equipos ganaron el Camp Nou luego de haber montado un convoy sin precedentes como si el Clásico se fuera a jugar en Faluya. A Valverde y Zidane, dos tipos tranquilos, les tocaba entonces enseñar sus cartas.
Lo hicieron. Valverde anunció un primer once con Busquets de titular y, de repente, se rectificó a sí mismo y le envió al banquillo. En defensa entraba Semedo al lateral derecho y subía Sergi Roberto al centro del campo para acompañar a De Jong y Rakitic. Arriba, por supuesto, el tsunami Griezmann Luis Suárez y Messi, que ese sí que da miedo.
Zizou disponía una alineación no por esperada menos controvertida. La presencia en el once de Isco enviaba directo al banquillo a Modric, que se ha convertido en el quinto centrocampista en el orden jerárquico del Real Madrid. Además, a falta de Hazard, jugaba Bale, un tipo disidente al que se le volvía a llamar a filas para el Clásico. A los jovencitos Rodrygo y Vinicius también les tocaba esperar. No había novedades en el resto con el retorno de Casemiro y Mendy, que no estuvieron en Mestalla.
Y así, entre la amenaza de invasión de campo y la esperanza de ver un buen partido de fútbol, empezó el Clásico. Y lo hizo con una presión altísima por parte del Real Madrid, que llevó la línea defensiva a centro del campo y asfixió la salida de balón del Barcelona. Los azulgranas buscaban desesperadamente a Messi entre las líneas enemigas. Apareció en el minuto 4 para dibujar una diagonal de otro planeta que supuso la primera aproximación barcelonista al área de Courtois.
Un Clásico con vértigo
La respuesta azulgrana con la pelota hizo que menguara un punto la presión del Real Madrid. Pero en el ritmo del Clásico de repente apareció Isco para dejar una asistencia de tacón a Benzema, cuyo disparo amable lo atrapó sin problemas Ter Stegen. Era el minuto 10. Después pediría Jordi Alba una mano de Carvajal dentro del área por un centro que le había dado en el trasero. Por pedir que no quede. El VAR le mandó a esparragar.
Rondaba el minuto 17 y, antes del aquelarre independentista, pudo llegar el gol del Real Madrid a la salida de un córner. La tuvo en su cabeza Casemiro y despejó bajo palos Piqué. Repitió por dos veces el acoso el equipo de Zidane, superior al Barça en el juego aéreo, pero a los blancos les fallaba el estoque final. El colegiado y el VAR dejaron entonces sin sanción un claro penalti de Rakitic a Varane por un escandaloso agarrón dentro del área.
El Real Madrid empezó a dominar claramente el Clásico y Ter Stegen se volvió gigante. El fenomenal portero del Barcelona sujetaba a su equipo, que empezaba a ser zarandeado por el equipo de Zidane. El alemán paraba o despejaba todo lo que caía por su área. Igual hicieron Courtois y Sergio Ramos a la media hora para salvar una ocasión que acabó con un disparo de Messi.
El Clásico era como una película de Paco Martínez Soria: entretenido pero sin escenas subidas de tono. Sin ocasiones, digo. Los córners eran las opciones más claras que teníamos de verles la cara a Courtois y Ter Stegen. Pero el Real Madrid volvió a ser un martillo pilón que percutió el área azulgrana en los últimos minutos antes del descanso. Respondió Messi con una asistencia imposible a su socio Jordi Alba, cuyo toque lamió por fuera el palo izquierdo de Courtois.
Antes del intermedio también aparecería otra vez (con esta cuatro) Ter Stegen para detener en dos tiempos un disparo envenenado de Fede Valverde. Sería la última ocasión antes de que el Clásico se fuera al intermedio con la sensación de que el Real Madrid ganaba al Barça a los puntos aunque el marcador dijera combate nulo.
Regresó el fútbol y con él volvió también el dominio del Real Madrid. El Clásico pintaba en blanco mientras Ernesto Valverde ponía a calentar a Arturo Vidal, un tipo de esos a los que no hace falta que les calienten mucho. Los de Zidane monopolizaban la pelota con un Barcelona replegado en torno al sin par Ter Stegen.
Movió ficha Valverde y sacó del campo a Semedo y metió a Arturo Vidal. Sergi Roberto pasaba al lateral derecho y el chileno metía músculo al centro del campo. Era el minuto 57 y parecía que el Clásico estaba más cerca de pintarse de blanco que de azulgrana.
Y eso que Messi tuvo en sus pies el 1-0 y acabó disparándose a su propia pierna cuando estaba dentro del área. Respondió Zidane sacando a calentar a Modric y Rodrygo. El Clásico se convirtió en una suerte de correcalles del que podía salir beneficiado el Barça. De momento, Casemiro vio una amarilla con postre en el 65. La falta, algo lejana para Messi, la ejecutó el crack argentino, aunque su disparo o repelió la barrera.
El Clásico suspense
En el 67 la tuvo Bale, en su primera aparición en el Clásico, después de un jugadón de Fede Valverde. El galés le pegó duro dentro del área y su disparo se estrelló contra el lateral de la red. Llegábamos al 70 y Zidane seguía sin mover el banquillo. Y en el 72 de nuevo actuó el VAR. Revisó un gol anulado a Bale por posición de fuera de juego de Mendy. Fueron apenas unos centímetros pero el Real Madrid se quedó compuesto y sin gol.
Casi en el 78, demasiado tarde, hizo Zidane dos cambios de golpe: Modric por Fede Valverde y Rodrygo por Isco. El Real Madrid iba a por el partido y se colocaba en 4-3-3. Valverde apostó para los últimos minutos por Ansu Fati, que entró al Clásico por Griezmann en el 82.
Los últimos minutos también fueron del Real Madrid, que puso bajo asedio otra vez el área de Ter Stegen e hizo trabajar incluso a Messi. Sin embargo, igual que durante todo el partido, a los blancos les faltó puntería y capacidad para terminar las jugadas, ese punto de pegada que les dio durante una década Cristiano Ronaldo, y dejó que el Barça se les escapara vivo. Y la clasificación de la Liga, como el Clásico: con Barça y Madrid empatados.