Suena el himno de la Champions. El Bernabéu se engalana. Los focos brillan con esplendor. Los grandes jugadores, los mejores artistas, quieren hacer su mejor función. Un Real Madrid-Manchester City es la película perfecta para un gran artista y Vinicius Junior lo es. Es posible que no esté en su mejor momento, que le falte esa dosis de brillantez que tuvo la pasada temporada, cuando fue el mejor jugador del mundo sin ningún tipo de discusión. Poco importa quién se llevara los premios, el mundo del fútbol no tiene dudas. El brasileño tiene este encuentro entre ceja y ceja.
Hay en el vestuario del Real Madrid quien le ve raro. Le falta alegría. Demasiados frentes abiertos, posiblemente, pero enfocado en demostrar otra vez en su territorio favorito que es un jugador diferencial. Y el Manchester City puede ser una víctima propicia para ello. Los de Guardiola llegan a la capital de España con una bandera derecha debilitada por las bajas y para la que Guardiola tiene dudas: Rico Lewis o sacar del centro a Stones. Sea lo que sea, parece el escenario perfecto para que el brasileño haga daño.
Vinicius se pondrá el traje de las grandes noches para brillar con luz propia. Como aquel día contra el Bayern en la vuelta de las semifinales de la temporada pasada, donde destruyó a Kimmich sin piedad a base de embestidas en las que sacó de quicio al jugador alemán. Posiblemente, su mejor actuación individual desde que es futbolista del Real Madrid.
Ahora, el Real Madrid se agarra a su fútbol para acceder a los octavos de final de la Champions. Un gran Vinicius, como el que se pudo observar en el partido de ida, aunque mejorado, acercaría notablemente a los madridistas hacia la clasificación. Un buen Vini lo facilitará todo para los de Ancelotti.
Los frentes abiertos de Vinicius
Vinicius no está mal, pero tampoco está en su mejor momento. Su 2025 está siendo complicado en este inicio. Cero goles en Liga, dos en Champions y dos sanciones, una por roja directa en Mestalla y otra por acumulación de amarillas en la máxima competición continental. No está brillando en el terreno de juego y todo esto lo aumenta con un futuro que él, con sus últimas declaraciones, se ha encargado de abrir.
Las palabras de Vinicius tras el duelo contra el City de hace una semana no sentaron mal en el Real Madrid, pero sí extrañaron. En la entidad madridista están tranquilos, ya que tiene contrato hasta 2027, fecha que puso el futbolista y su entorno cuando llegaron a un acuerdo en la última renovación. La entidad madridista habría alargado más años esta vinculación, pero la otra parte no quiso. Una situación que se puede tensar antes de lo esperado con Arabia Saudí, no solo pendiente, sino presionando sin límites.
En el Real Madrid se mantienen calmados y se remiten a la cláusula de 1.000 millones de euros que tiene en su contrato. Esa es, por lo menos, la postura oficial, ya que de puertas hacia dentro son plenamente conscientes de que ante una oferta desorbitada, como por ejemplo la última que están preparando desde Arabia Saudí por 400 millones de euros, podrían llevar a la entidad blanca a sentarse en la mesa para negociar.
Por otro lado, el Real Madrid también tiene claro que no tiene prisa por sentarse a renovar. Sí, desde el club blanco tenían planeado comenzar con las negociaciones este verano, pero el entorno del jugador ha acelerado notablemente el proceso. La entidad madridista quiere seguir contando con Vinicius, pero no hará locuras ni por él ni por nadie.
El Real Madrid sabe que Vinicius y su entorno quieren que el jugador se convierta en el mejor pagado de la plantilla, por delante de Mbappé y Bellingham. Los tres cobran actualmente 15 millones de euros, pero al galo hay que añadirle la prima de fichaje que cobra el jugador por llegar libre este verano al Santiago Bernabéu.