Un 15 de enero de 2015, justo después de haber caído eliminado en los octavos de final de la Copa del Rey ante el Atlético de Madrid, Carlo Ancelotti acudió a la rueda de prensa del Santiago Bernabéu e hizo la siguiente reflexión: “Tenemos tres semanas para preparar bien la Champions y seguramente esto es bueno para el equipo”. Un 3 de febrero de 2022, en la sala de prensa de San Mamés, el italiano aseguraba que “no creo que esta derrota tenga consecuencias, nos hace más fuertes”. Una valoración muy parecida con una situación muy similar. Se puede decir que a Carletto en Bilbao se le podrían aparecer los fantasmas de aquel año.
Ancelotti es el principal señalado de la eliminación copera del Real Madrid. El italiano no dio con la tecla en ningún minuto y, lo que puede ser más preocupante, ha demostrado que sólo confía en una parte de la plantilla. No es que esos futbolistas en los que no tiene la más mínima fe se merezcan lo contrario, pero con la temporada ya pasando el ecuador y acercándose a los momentos decisivos, donde se juegan los títulos, sería recomendable para el italiano tener al mayor número de jugadores dentro de la dinámica. San Mamés fue testigo de que Carletto no confía en Jovic, no se fía de Hazard y pasa de Bale. También dejó claro que no cree en Camavinga.
Teniendo en cuenta que el Real Madrid se presentó en los cuartos de final de la Copa del Rey sin Benzema y con tres jugadores en el once titular que un día antes estaban en la otra parte del mundo, como fueron Casemiro, Vinicius y Rodrygo, el haber apostado por futbolistas que llevaban semana y media trabajando en Valdebebas parecía mucho más aconsejable que forzar a hombres que pronto demostraron que no estaban en condiciones de afrontar un partido de esa intensidad.
Sin confianza
Casemiro estuvo lento, Vinicius estuvo más pendiente de su guerra particular con Dani García y Rodrygo no encontró la chispa en ningún momento. Por otro lado, Hazard calentó unos minutos y no salió, mientras que Jovic y Bale ni corrieron por la banda. Finalmente, Ancelotti terminó haciendo sólo dos cambios, evidenciando que confía ciegamente en una serie de jugadores y que el resto va a tener muy complicado encontrar su sitio.
Todo esto tiene una parte negativa en el apartado físico. Tal y como sucedió en aquel 2015, el equipo empieza a pagar la falta de rotaciones. La CMK está sin frescura y tiene un recambio escaso, mientras que en ataque Vinicius está lejos de ese nivel con el que deslumbró a principio de temporada y cuando no está Benzema el equipo lo sufre mucho. Y todo esto, con un mes de febrero donde los blancos no se pueden permitir el lujo de perder puntos en Liga y en el que se verán las caras con el PSG en la ida de los octavos de final de la Champions. A Ancelotti se le aparecen viejos fantasmas, aunque aún está a tiempo de ahuyentarlos.