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Saúl Ñíguez, ante su último verano como jugador del Atlético

Tiene contrato hasta 2026, pero no cuenta para Simeone y se le busca destino

El Sevilla le descartó y el Rayo parece su última plataforma de salvación

El Atlético da por hecho que tendrá que asumir la mayor parte de su enorme ficha

Saúl Ñíguez está ante su último verano en el Atlético de Madrid, club con el que en cualquier caso ya no volverá a jugar porque no cuenta para Simeone. El Sevilla, en el que estuvo cedido la pasada temporada, ya le ha descartado, y el Rayo se presenta ahora como la última plataforma de salvación de un futbolista cuya caída inexplicable a los infiernos le ha llevado a una situación que nadie podía ni imaginarse cuando era considerado una de las más firmes promesas de Europa.

Nada queda ya de aquel Saúl que en 2016 dejó atrás a medio Bayern en las semifinales de la Champions. Fue su momento cumbre en el Atlético y eso le valió no una, sino dos renovaciones en la misma temporada, porque los principales clubes no dejaban de tocar a su puerta. El Atlético se vio obligado a blindarle con un contrato fabuloso…que aún está pagando.

Poco a poco la estrella de Saúl se fue apagando de manera incomprensible. Su rendimiento cayó en picado y acabó marchándose cedido al Chelsea en la temporada 21-22 sin que en Stamford Bridge fuera capaz tampoco de levantar cabeza. De regreso al Atlético vivió un pequeño resurgimiento después del Mundial de Qatar, pero duró muy poco. La pasada campaña se la pasó en el Sevilla, con el bagaje de 24 partidos jugados en los que marcó un gol y dio seis asistencias. Insuficiente para que el equipo andaluz se planteara seguir contando con él.

Con un salario neto de siete millones de euros -catorce brutos-, el Atlético es consciente de que si el Rayo progresa en sus negociaciones le va a tocar cargar con la mayor parte del salario del jugador, tal y como sucedió con el Sevilla, pero por lo menos en el Metropolitano tienen la certeza de que la etapa del ilicitano se va a acabar al final del próximo curso, fecha en la que expira su contrato. Con apenas 30 años todavía, nadie podía imaginarse una caída tan pronunciada como la de Saúl, pero así es el fútbol profesional, iconograficado en la obra de Goya en la que se representa a Saturno devorando a sus hijos