Lo hacemos todos en el baño y es una guarrada: los expertos confirman que nuestra salud está en peligro
Este hábito tan común contribuye a la propagación de gérmenes y bacterias en el baño
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La higiene es un aspecto fundamental para cuidar nuestra salud y bienestar. Sin embargo, hay una serie de prácticas comunes pueden comprometer esta higiene y, en lugar de protegernos, pueden dar lugar a la proliferación de gérmenes y bacterias en nuestro entorno. La Dra. María Marcos, dermatóloga, aconseja evitar algunos hábitos. Desde no bajar la tapa del váter hasta el uso excesivo de esponjas de baño y bastones de orejas, es fundamental ser conscientes de nuestras prácticas y tomar medidas para mejorar nuestra salud.
Adoptar hábitos más saludables, como bajar la tapa del inodoro, cambiar las esponjas con regularidad, evitar el uso innecesario de bastones de orejas y ducharse con agua templada, pueden marcar la diferencia en la calidad de vida y el bienestar general. Cabe destacar que la educación sobre la higiene y la salud es crucial para fomentar un entorno más limpio y seguro para todos.
1. Tapa del váter
Uno de los hábitos más comunes y perjudiciales en muchos hogares es no bajar la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena. Este simple descuido puede tener consecuencias más serias de lo que parece. Varios estudios han demostrado que, al tirar de la cadena, micropartículas de agua que contienen restos de excrementos pueden ser expulsadas al aire, extendiéndose hasta 1,5 metros alrededor del inodoro. Este fenómeno se conoce como «aerosolización» y puede contribuir a la propagación de gérmenes y bacterias en el baño.
Estas micropartículas pueden contener patógenos como E. coli y norovirus, que pueden causar enfermedades gastrointestinales y otras infecciones. Por lo tanto, una práctica sencilla que todos deberíamos adoptar es bajar la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena. Además, es recomendable limpiar el inodoro y las superficies circundantes con regularidad.
2. Esponjas de baño
Las esponjas de baño son un foco de acumulación de bacterias si no se cuidan adecuadamente. Aunque pueden parecer útiles para aplicar el gel, en realidad, pueden convertirse en un nido de microorganismos dañinos. Un estudio reveló que las esponjas de cocina, al igual que las de baño, pueden albergar más de 300 tipos diferentes de bacterias, incluyendo Salmonella y E. coli.
Esto se debe a que las esponjas se mantienen en un ambiente húmedo y cálido, lo que favorece la proliferación de gérmenes. Para minimizar estos riesgos, es fundamental cambiar la esponja de baño con regularidad, idealmente cada dos o tres semanas. También se pueden considerar alternativas como esponjas de loofa o de silicona, que son más fáciles de limpiar y menos propensas a albergar bacterias.