Brasil Diésel en la COP30

La gran contradicción de la COP30: aparca las renovables y enchufa 150 generadores diésel

Brasil celebra la cumbre climática con combustible fósil pese a liderar en energías limpias del planeta

Petrobras suministra diésel con sólo un 10% de contenido renovable frente al 100% prometido inicialmente

Durante los once días que dura la conferencia, se habrán quemado cerca de tres millones de litros de combustible fósil

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Tanque de diesel R en la Refinería Presidente Bernardes (RPBC), en Cubatão (São Paulo). (Foto: Ricardo Frosini/Agência Petrobras).
Antonio Quilis
  • Antonio Quilis
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora director de OKGREEN en OKDIARIO. Anteriormente director de El Mundo Ecológico. Colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

Mientras en Brasil se debate el futuro del planeta y la transición energética, la COP30 funciona con diésel. La conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático, que se celebra en Belém del 10 al 21 de noviembre, ha instalado 150 enormes generadores alimentados con diésel para abastecer las necesidades eléctricas del recinto.

Cada generador tiene capacidad para almacenar 600 litros de combustible fósil, en una cumbre donde precisamente se discute cómo abandonar este tipo de energías.

El consumo diario de diésel en la COP30 alcanza cifras bastante significativas. Según trabajadores del recinto, cada generador debe reabastecerse entre tres y cuatro veces al día, lo que supone un consumo de al menos 270.000 litros de diésel diarios.

En total, durante los once días que dura la conferencia, se habrán quemado cerca de tres millones de litros de combustible fósil para mantener operativo un evento dedicado a combatir el cambio climático.

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Promesa incumplida

La petrolera estatal Petrobras es la encargada de suministrar el combustible, que según la compañía contiene un 10% de contenido renovable. Sin embargo, este dato contrasta de manera sorprendente con el texto original para la contratación de los generadores.

Este documento, obtenido por medios brasileños, preveía la priorización de equipamientos movidos por combustibles renovables del tipo B100, es decir, biodiésel 100% renovable. La organización de la COP30 justificó el cambio por «motivos de viabilidad logística y seguridad operacional».

Expertos en biocombustibles rechazan que el diésel suministrado en la COP30 pueda considerarse sostenible. Carlos Eduardo Hammerschmidt, vicepresidente del Grupo Potencial y miembro de la Unión Brasileña del Biodiesel, explicó que el combustible equivale a diésel común porque el 95% de su composición es fósil.

La Agencia Nacional del Petróleo brasileña clasifica este tipo de diésel coprocesado como combustible de origen fósil, desmontando así el argumento de Petrobras sobre su carácter renovable.

Aire contaminado

El enorme centro de convenciones ocupa 125.000 metros cuadrados en los antiguos hangares de un aeropuerto desactivado. La infraestructura, con suelo enmoquetado y techo de lona blanca, requiere refrigeración constante para las 50.000 personas que circulan diariamente por el recinto.

Sin el diésel de los generadores, resultaría imposible mantener climatizado el espacio, aunque paradójicamente el aire acondicionado funciona de forma irregular y ha generado numerosas quejas entre participantes.

En las salas donde negocian ministros y diplomáticos la temperatura es helada, mientras en la zona de pabellones el calor amazónico hace sudar a los asistentes.

Los periodistas en el centro de prensa han denunciado charcos de aceite mezclado con agua y un olor penetrante a diésel que impregna el ambiente. Además, en varias áreas el ruido ensordecedor de los aparatos obliga a usar auriculares para seguir las ponencias sobre… protección del medioambiente.

Críticas políticas

La Frente Parlamentar Mista del Biodiesel divulgó una nota de repudio contra la decisión de Petrobras. El diputado Alceu Moreira criticó duramente lo que calificó como «cinismo» de la petrolera por promover un combustible fósil en la COP30, advirtiendo del riesgo de que Brasil quede envuelto en un caso global de greenwashing. El vereador Rubinho Nunes fue más contundente al señalar: «Prometieron combustible 100% renovable, entregaron humo e hipocresía».

Las contradicciones no se limitan a los generadores de la COP30. Hace menos de un mes, el gobierno brasileño autorizó nueva exploración de petróleo en la Foz del Amazonas, una decisión que generó críticas de líderes indígenas y ambientalistas. Incluso el cacique Raoni, histórico aliado del presidente Lula, manifestó su descontento y anunció que «si hace falta, le tiraré de las orejas» al mandatario para hacerse escuchar.

Liderazgo verde

La paradoja resulta especialmente llamativa porque Brasil es líder mundial en energías renovables. El país sudamericano cuenta con una matriz eléctrica donde el 88,2% proviene de fuentes hidroeléctricas, eólicas y solares. Pará, el estado donde se celebra la COP30, alberga dos de las cinco mayores hidroeléctricas de Brasil: Belo Monte y Tucuruí.

El país está conectado al sistema nacional interligado que podría suministrar electricidad renovable, pero la magnitud del evento hizo que la concesionaria Equatorial Energia recomendara los generadores diésel.

Cruceros por falta de camas: más diésel

Ante la falta de opciones de alojamiento en la propia ciudad de Bélem, el gobierno brasileño encargó el atraque de dos cruceros, a modo de hoteles flotantes, en la ciudad amazónica para la conferencia climática de la COP30. Juntos, estos dos gigantes consumen unos 500.000 litros de diésel al día y, por lo tanto, emiten más de 1.200 toneladas de CO₂.

El presidente Lula ha defendido reiteradamente en la cumbre una hoja de ruta para abandonar los combustibles fósiles, subrayando que «el siglo XXI será recordado como el momento de la reconstrucción inteligente o como la catástrofe climática».

Mientras pronunciaba estos discursos en la plenaria, camiones cisterna conectaban mangueras a los generadores para suministrar nuevos cargamentos de diésel, en una imagen que resume perfectamente las contradicciones de una cumbre que predica la transición energética mientras funciona con combustibles fósiles.