Día Mundial del Agua: España necesita resolver esta crisis con una gestión eficiente y a largo plazo
Analizamos la situación de la disponibilidad de los recursos hídricos, su gestión y las soluciones a poner en marcha


El tren de borrascas que está experimentando España durante las últimas semanas parece una antesala a la celebración del Día Mundial del Agua que se celebra hoy 22 de marzo, una fecha marcada en el calendario para concienciar de la importancia de este bien fundamental para la vida y seguir preservando los recursos hídricos.
Una sucesión de borrascas que llega, tras otro acontecimiento protagonizado por el agua que ha marcado los últimos meses, la DANA, que alcanzó de manera catastrófica a distintos puntos de la cuenca mediterránea y algunos puntos del interior de España.
Desde octubre de 2024, de repente, dejamos de hablar de calor y sequía extremos a incorporar en las conversaciones palabras como riadas, inundaciones o lluvias torrenciales.
Radiografía del consumo de agua en España
Para conocer cómo se consume el agua en España, damos unas breves pinceladas. El consumo medio de agua de los hogares españoles fue de 128 litros por habitante y día en 2022, un 3,9% menos que en 2020, según el Instituto nacional de Estadística. El coste unitario del agua subió un 0,3%, hasta 1,92 euros por metro cúbico de media.
Pero, ¿dónde se encuentra el grueso del consumo en nuestro país? La agricultura de regadío e industrial consume el 80% del agua disponible: en España se consumen unos 29.000 Hm3/año para atender todas las demandas (el 80% para el riego de cultivos) frente a los 99.000 Hm3/año de aportación (media) que reciben los ríos, embalses y acuíferos, según WWF.
Un mes de marzo muy húmedo
Volviendo a la actualidad, en este marzo singularmente lluvioso, en tan sólo nueve días había llovido en el conjunto de España, tanto como suele caer en un mes de marzo completo, unos 59,5 litros por metro cuadrado (l/m²), según la Agencia Española de Meteorología (Aemet).
Desde primeros de este mes de marzo, las lluvias iniciadas en un invierno con temperaturas más altas de lo normal no han parado de caer del cielo en la mayor parte del país, poniendo al límite embalses, ríos, campos y poblaciones que dan la sensación de que ya no habrá problema con el agua.
La España seca sigue teniendo sed
Pero, sí, el problema sigue latente, hay una crisis de falta de agua recurrente y otra con las catástrofes naturales que provocan las cada vez más frecuentes lluvias intensas. Hablamos pues, simplificando mucho de una doble crisis.
Como ejemplo está el mensaje de Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, que el pasado 11 de marzo afirmaba que el reparto desigual de la lluvia en la región impedía que se pueda salvar de momento la situación de sequía en su comunidad.
Cataluña sufre una situación similar. El 2024 estuvo marcado por las restricciones de agua que llegaron incluso a afectar a Barcelona. Ayer mismo, la Generalitat ha flexibilizó las restricciones de agua en los municipios del noreste de Girona que se abastecen del pantano de Darnius-Boadella y del acuífero Fluvià-Muga, así como del embalse de Riudecanyes, en Tarragona, las últimas unidades que estaban en la fase de emergencia por sequía.
Y, pese a estas aportaciones extraordinarias, lo cierto es que las cuencas internas de Cataluña siguen casi 20 puntos por debajo de la media de los últimos diez años.
Crisis hídrica y desperdicio de agua
Las lluvias han devuelto el agua a los embalses y a los ríos, causando inundaciones y alertas, dejando imágenes insólitas como las del río Manzanares a punto del desbordamiento, pero no han resuelto la crisis estructural del agua en España.
Sí, estas lluvias son un espejismo, seguimos en una crisis hídrica que se acentuará en el futuro con un clima más extremo, más seco y con temperaturas más calurosas.
Y es que, a pesar de estas lluvias y de estos escenarios de clima extremo para el futuro, seguimos desperdiciando agua. Desde Agforest, una start-up española pionera en la aplicación de inteligencia artificial geoespacial (GeoIA) se apunta que España pierde cada año más de 650.000 millones de litros de agua, una cantidad que da cuenta del problema al que nos enfrentamos. Con una red de tuberías obsoleta, las fugas de agua en la red de abastecimiento son la principal causa de que este recurso no llegue a los grifos de los hogares.
Gestión a largo plazo
Todo estriba en mirar y analizar la gestión hídrica a largo plazo, diagnóstico en el que coinciden científicos, expertos en la materia, empresas y organizaciones ambientales. El problema es abordarlo sorteando otro factor, las decisiones políticas que son más bien cortoplacistas.
Desde Green Building Council España (GBCE) se indica que «a pesar de las lluvias registradas en las últimas semanas y la recuperación de los embalses, la disponibilidad de agua en España sigue en riesgo. Con el 74% del territorio en riesgo de desertificación y un estrés hídrico severo, la gestión del agua se sitúa como un desafío prioritario».
La entidad saca a la luz su Informe País 2024: AdaptAcción para una Sociedad Resiliente, «el agua es una de las principales urgencias en la adaptación al cambio climático. La sobreexplotación de los acuíferos, las pérdidas en la red de distribución y la falta de planificación a largo plazo agravan la presión sobre el abastecimiento, especialmente en las zonas más vulnerables».
El informe destaca que «el 40% de las masas de agua superficial y el 45% de las aguas subterráneas en España no cumplen los estándares de calidad establecidos por la Directiva Marco del Agua, lo que refleja problemas de contaminación y degradación ambiental».
Un almacenamiento insuficiente
«A esto se suma un almacenamiento insuficiente, que limita la capacidad de respuesta ante sequías y fenómenos climáticos extremos», explican desde GBCE, destacando que «el cambio climático está intensificando la alternancia entre periodos de sequía prolongados y lluvias torrenciales».
Apuntan a que «mientras que la escasez de precipitaciones reduce la disponibilidad del recurso y afecta a sectores clave como la agricultura, el turismo y la industria, las lluvias intensas generan problemas por la falta de infraestructuras adecuadas para su captación y almacenamiento».
El informe apunta a que «más allá de la cantidad disponible, el modo en que se gestiona el agua es un factor determinante. Actualmente, un 15% del suministro se pierde en fugas y averías en las redes de distribución, lo que subraya la necesidad de modernizar infraestructuras y mejorar la eficiencia en su captación y uso».
Enfoque integral
Como dato demoscópico, a pesar de que el 59% de la población reconoce la escasez de agua como un problema grave, solo el 22% considera necesario reducir su consumo.
En este contexto, para los autores del informe hay que «garantizar la seguridad del agua en España exige un enfoque integral que combine planificación estratégica, inversión en infraestructuras y una regulación adaptada a las nuevas condiciones climáticas. La optimización del almacenamiento y la gestión de los caudales es clave para mejorar la capacidad de respuesta ante periodos de escasez, asegurando un uso más eficiente del recurso».
Ausencia de planificación hídrica
Desde SEO/BirdLife, expresan que «aunque las precipitaciones recientes han supuesto un alivio temporal, no han revertido la tendencia de descenso en los niveles de los embalses. La ausencia de planificación hídrica y de medidas estructurales ha impedido que España cuente con un sistema de almacenamiento eficiente y adaptado a las variaciones climáticas».
Para la entidad conservacionista, «las imágenes de pantanos llenos y campos reverdecidos, aunque es muy positiva, pueden generar una falsa sensación de alivio, pero el cambio climático está afectando los ciclos hídricos, con periodos de sequías más largas e intensas y lluvias cada vez más torrenciales e irregulares. Aunque la cantidad neta de agua que recibimos anualmente no esté variando de manera sustancial, su disponibilidad es cada vez menor debido a estas alteraciones de los ciclos hídricos y a la mala gestión».
SEO/BirdLife advierte de que España sigue sin gestionar el agua en función de su disponibilidad real, manteniendo una demanda insostenible, con un 80% del agua destinada a regadíos agrícolas (por encima del 71% que se dedica a regadío a nivel mundial), muchos en zonas de estrés hídrico.
Muestran su preocupación porque «los acuíferos siguen sobreexplotados, los humedales siguen deteriorándose, sobre todo los de la cuenca mediterránea, y las políticas públicas continúan apostando por macroproyectos que no resuelven el problema y agravan la crisis hídrica y, por ende, la ambiental».
Planificación a largo plazo
La organización ecologista urge a planificar a largo plazo. Recuerda que España se encuentra iniciando la redacción del cuarto ciclo de planificación hidrológica (2028-2033).
Lamenta que «no se puede planificar sólo para los próximos cuatro años. Es imprescindible mirar más allá, al menos a 2050, y tomar decisiones estratégicas para evitar una crisis irreversible del agua».
Las Administraciones públicas competentes en la gestión de los recursos hídricos tienen que actuar con responsabilidad teniendo en cuenta que las previsiones actuales señalan que España puede perder entre un 3% y un 7% de sus recursos hídricos disponibles en las cuencas hidrográficas antes de 2040, señalan desde SEO/BirdLife.
Desertificación y colapso hídrico
Insiste en que, según los últimos modelos generados, se estima que entorno al 75% del territorio español estaría en riesgo de desertificación en el corto y medio plazo.
Si a esto añadimos que se prevé que los incendios forestales, provocados y naturales, podrían ser un 50% más frecuentes e intensos para final de siglo, acelerando la pérdida de suelo fértil y reduciendo la capacidad natural de retención del agua, el panorama de desertificación podría ser incluso peor, lo que refuerza la necesidad de replantease el modo en que se planifica la gestión de los recursos naturales, si se quiere garantizar, en la medida de lo posible el abastecimiento para la población en el futuro.
«No podemos seguir planificando el agua con la mentalidad del siglo XX. La realidad climática de España en 2050 seguramente será diferente, y necesitamos políticas que se anticipen a ese escenario. Si seguimos gestionando el agua como hasta ahora, el colapso hídrico será un escenario muy probable», señala Juan Carlos Atienza, responsable de la Unidad de Incidencia para la Transición Verde de SEO/BirdLife.
Transición hídrica justa y sostenible
SEO/BirdLife defiende una transición hídrica que garantice el agua para las personas y los ecosistemas a largo plazo. «Para ello, se necesitan medidas estructurales y sostenibles, no soluciones cortoplacistas», recalcan.
Reclaman que es necesario adaptar la demanda de agua a la realidad climática, redefiniendo la política de concesiones de agua y adecuarlas a la disponibilidad real, aplicando una política de precios del agua que incentive el ahorro y garantice un uso eficiente.
«No se puede seguir impulsando cultivos de regadío en zonas de alto estrés hídrico y hay que empezar a fomentar cultivos adaptados al clima mediterráneo, apostando por una agricultura sostenible, con menor consumo de agua y una mayor eficiencia hídrica», asevera SEO/BirdLife.
Biodiversidad y ecosistema acuáticos
Entres sus apuestas está el avanzar en la recuperación de la funcionalidad natural de ríos y humedales, asegurando la disponibilidad de caudales ecológicos suficientes para la biodiversidad y la conservación de los ecosistemas acuáticos.
Por ello, la ONG ambiental insta a las Administraciones públicas a que actúen con responsabilidad; a que cumplan los objetivos y plazos marcados en la Directiva Marco del Agua, y mejoren la gobernanza y la transparencia en la gestión del agua.
Instan a que se gestionen los acuíferos como reservas estratégicas de agua, evitando su sobreexplotación y a que asuman compromisos claros en este sentido incluyendo los de adaptación al cambio climático, con objetivos medibles y públicamente verificables.
Los humedales: ecosistemas clave en estado crítico
Y aquío también entra en juego la biodiversidad de los humedales que «juegan un papel fundamental en la regulación del ciclo del agua, pero en España su estado de conservación es alarmante».
Tal como señaló SEO/BirdLife en el último informe presentado hace dos meses: Humedales ante un futuro incierto. Análisis sobre el estado de conservación de las zonas húmedas en España, el 76% de los hábitats de interés comunitario vinculados a humedales están en mal estado de conservación y 36 de las 67 especies de aves asociadas a humedales han sufrido un descenso poblacional significativo.