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La movilidad urbana se enfrenta a un reto cada vez más apremiante: el exceso de vehículos privados circulando por nuestras carreteras. Ciudades colapsadas, contaminación en aumento y una infraestructura al límite han encendido las alarmas en algunas zonas del país. En este contexto, Mallorca ha dado un paso sorprendente y polémico: limitar a un solo coche por casa el derecho a circular en la isla.
Esta propuesta, que ya ha generado una oleada de reacciones en diversos sectores, pretende frenar el creciente número de vehículos que invade la isla cada año. Con una población residente mucho menor que el flujo de turistas, Mallorca sufre una presión desproporcionada sobre su red vial. Las autoridades insulares están decididas a aplicar una regulación más estricta, que incluye tasas, limitaciones para vehículos foráneos y fuertes sanciones para quienes incumplan las normas.
¿Un solo coche por casa? Mallorca propone una medida histórica
Mallorca se prepara para aplicar una de las restricciones más firmes en cuanto al uso del vehículo privado: permitir solo un solo coche por cada casa registrada en la isla. Esta iniciativa, enmarcada dentro de una futura ley que aún debe pasar varios filtros administrativos, podría entrar en vigor en el verano de 2026.
Aunque en principio se dirige a los propietarios de segundas residencias que no están empadronados en Mallorca, la norma no deja de ser controvertida por su impacto directo sobre el modelo actual de movilidad, el turismo y el sector del alquiler de vehículos. Los defensores argumentan que ya no se puede mirar hacia otro lado ante la creciente congestión vial. Según datos oficiales, más de 400.000 coches desembarcaron en Mallorca en un solo año, duplicando las cifras de hace menos de una década.
Las autoridades locales, encabezadas por el Consell de Mallorca, sostienen que esta tendencia es insostenible. La isla, con su limitada capacidad geográfica y una red vial diseñada para una población mucho menor, no puede absorber una afluencia de vehículos tan descontrolada, especialmente en los meses de verano. La solución, aseguran, no es ampliar las carreteras ni construir más infraestructuras, sino reducir el número de coches que las ocupan.
Este plan incluye además nuevas tasas que ya se están aplicando en otras islas del archipiélago. En Formentera e Ibiza, desde este verano, se cobra una tasa diaria de un euro por cada coche que entra a la isla en temporada alta. Ahora, Mallorca quiere ir más allá: se contempla la introducción de tarifas entre 50 y 85 euros para todos los vehículos que lleguen en ferry desde la Península. Además, estas tasas podrían incrementarse dependiendo del tipo de vehículo y su nivel de emisiones.
Alquiler de vehículos
El sector del alquiler de coches es uno de los principales afectados por ésta nueva estrategia de movilidad. Las empresas agrupadas en FENEVAL (Federación Nacional Empresarial de Alquiler de Vehículos) han expresado su oposición frontal a la medida. Alegan que limitar el número de coches de alquiler no tendrá un impacto significativo en la presión turística, y que se está culpando a este sector de forma desproporcionada.
También critican que se quiera replicar en Mallorca el modelo de control que ya se está implementando en Ibiza, el cual ha sido objeto de recurso por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), por considerar que vulnera los principios de libre competencia.
Otras propuestas
Además de tener un coche por casa, se ha planteado que las futuras restricciones incluirán beneficios para quienes apuesten por la movilidad sostenible. Por ejemplo, se prevé que los vehículos eléctricos o híbridos enchufables tengan prioridad en los cupos disponibles y puedan estar exentos de ciertas tasas. También se fomentará el uso compartido de vehículos, así como las flotas de alquiler que apuesten por modelos de bajas emisiones.
En paralelo, se estudian otras propuestas, como restringir el acceso a determinadas zonas durante los meses de mayor afluencia, aplicar sistemas de reservas para circular por ciertas carreteras o crear aparcamientos disuasorios en los accesos a las localidades más turísticas. El objetivo final es crear un modelo de movilidad ordenado, racional y adaptado a la capacidad real de la isla.
Las críticas, sin embargo, no se han hecho esperar. Muchos ciudadanos, tanto residentes como propietarios de segundas viviendas, ven esta ley como una intromisión en su libertad de circulación. Otros consideran que la medida debería aplicarse de forma progresiva, o al menos ir acompañada de importantes mejoras en el transporte público antes de entrar en vigor. Incluso hay quienes la consideran inconstitucional o discriminatoria.
Con la propuesta de tener un solo coche por casa, Mallorca ha encendido una mecha que podría extenderse a otras regiones del país que enfrentan problemas similares. El debate sobre cómo conciliar el desarrollo turístico, el derecho a la movilidad y la sostenibilidad del entorno ya no es opcional. ¿Será este el primer paso hacia un nuevo paradigma de movilidad en España o una medida que acabará en los tribunales?