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En muchos países europeos, las normas relacionadas con el aparcamiento de vehículos se han vuelto cada vez más estrictas en los últimos años. Con el objetivo de regular el tráfico y garantizar la seguridad en zonas urbanas congestionadas, algunas medidas pueden llegar a parecer desproporcionadas. Esto ocurre cuando las sanciones a lo conductores se aplican por cuestiones mínimas, como una diferencia de segundos en el tiempo permitido para detenerse.
Un ejemplo que ha llamado la atención es el de un ciudadano británico multado por haberse detenido durante apenas dos minutos y 24 segundos en una zona restringida. La experiencia de este conductor, lejos de ser un incidente aislado, ha puesto sobre la mesa la controversia sobre cómo algunas empresas privadas aplican estas normativas y si existe una falta de proporcionalidad en la sanción.
Multa por segundos a los conductores
Todo ocurrió en la ciudad de Birmingham, Reino Unido, cuando un hombre paró su coche frente a una tienda de ropa, pero el comerciante le dijo que no podía aparcar ahí. El conductor, al darse cuenta del error, volvió de inmediato al coche y se fue. Sin embargo, semanas más tarde, recibió una notificación de multa de parte de Euro Parking Services (EPS), una empresa privada encargada del control del aparcamiento en esa zona.
Lo que resultó especialmente indignante para el conductor fue que la sanción se basó en un margen de tiempo ínfimo: exactamente 2 minutos y 24 segundos. Es decir, sólo 24 segundos más del límite permitido, que en esa zona específica era de dos minutos. Aunque a simple vista puede parecer insignificante, fue suficiente para recibir una sanción. Inicialmente, se le impuso una multa de 100 libras esterlinas, equivalentes a unos 118 euros. El caso no tardó en viralizarse después de que el afectado lo hiciera público a través de una carta en el periódico The Guardian.
En un intento por corregir lo que consideraba un castigo desproporcionado, el conductor presentó una apelación por correo electrónico el mismo día que recibió la notificación. Sin embargo, tras recibir un acuse de recibo automático, no volvió a saber nada de la empresa durante varios meses.
Fue en abril, mucho tiempo después del primer contacto, que le llegó una segunda carta. Para su sorpresa, en esta se le informaba que su apelación había sido rechazada, aunque nunca se le comunicó oficialmente esa decisión. Además, la cantidad adeudada había aumentado, lo que incrementó aún más su malestar.
«Me parece profundamente injusto que alguien reciba una multa por excederse solo unos segundos. No tiene sentido». Otros muchos conductores británicos se han visto en situaciones similares, enfrentando sanciones que consideran arbitrarias y excesivas.
El caso ha abierto un debate más amplio sobre la actuación de las empresas privadas que gestionan el aparcamiento en diversas ciudades del Reino Unido. En teoría, estas entidades deben velar por el cumplimiento de las normas y ayudar a mantener el orden. Sin embargo, en la práctica, muchas veces parecen más enfocadas en maximizar ingresos que en aplicar la normativa con criterio. Según denuncias de diversos colectivos ciudadanos, incluso los errores más pequeños pueden derivar en sanciones importantes.
Simon Williams, representante de la organización RAC (Royal Automobile Club), que defiende los derechos de los conductores en el Reino Unido, ha manifestado su preocupación por esta tendencia. Según él, muchas de estas empresas actúan con una rigurosidad excesiva y, en ocasiones, sanciones incluso a quienes han pagado legalmente por estacionar. Desde máquinas de pago defectuosas hasta simples errores humanos al introducir la matrícula, hay numerosos factores que pueden provocar una multa, aunque el conductor no haya actuado de mala fe.
Uno de los principales problemas señalados por los conductores afectados es la falta de flexibilidad en la interpretación de las reglas. Las normas de tráfico, por muy necesarias que sean, también deberían contemplar excepciones razonables y aplicar el sentido común en casos donde la infracción es mínima o claramente involuntaria. El hecho de que 24 segundos de más puedan costar más de 100 euros plantea una pregunta inevitable: ¿dónde queda el criterio humano en la aplicación de estas sanciones?
En este contexto, la respuesta de EPS al escándalo mediático fue ofrecer una especie de «descuento de cortesía». Propusieron al conductor una prórroga de dos semanas para pagar solo 60 libras, la mitad de la multa inicial. Aunque podría parecer una solución justa, muchos ven esta medida como una forma de silenciar la crítica.
Aunque este caso en particular ocurrió en Reino Unido, la situación no es muy diferente en otros países europeos, como España, donde la normativa de tráfico también establece diferencias entre una parada y un estacionamiento. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), detener el vehículo por más de dos minutos o abandonarlo, aunque sea momentáneamente, convierte la acción en un estacionamiento. Esto cambia la calificación de la maniobra y puede dar lugar a una multa de entre 80 y 200 euros.
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