Prueba del Audi A3 Sedán 2.0 TDI 150 CV, un coche con el equilibrio por bandera

El equilibrio hecho coche. Así podríamos catalogar el Audi A3 Sedán, si bien la versión que hemos probado, dotada del paquete S-Line y algunas otras cosas, podría ser más adecuada para los que buscan unir ciertas características deportivas a un vehículo de tono familiar. En cualquier caso, estamos ante un producto muy bien acabado, que vale cada euro que piden por él. Vamos a verlo al detalle.

Diseño

Hablando en términos generales, no podemos hacer otra cosa que no sea elogiar a los diseñadores de Audi. No es nada sencillo cambiar por completo la zaga de un vehículo tan popular como el A3 y que ésta no parezca un pegote. Pues bien, en Alemania lo han conseguido. No obstante, su parecido con el A4, su hermano mayor, es bastante evidente, lo que demuestra que la firma de los cuatro aros tiene muy claro dónde dirigir el tiro en lo que a la estética de sus productos se refiere.

Entrando en detalle con la unidad de pruebas que hemos tenido, y cuya foto preside el artículo, verás desde un primer momento que tiene un toque más agresivo de lo habitual. Esto se debe a la presencia del paquete S-Line, muy bien integrado. Gracias a él contamos con detalles como taloneras y paragolpes de corte más deportivo, una rejilla frontal de color negro, un difusor en la zona trasera, un pequeño spoiler y una salida de escape cromada. Estamos hablando de un extra que supondrá el desembolso de algo más de 1.500 euros extra, pero tenemos que reconocer que se trata de un paquete que hace que el coche entre por los ojos mucho mejor. Y eso que no hemos añadido unas llantas de 19 pulgadas, que rizan el rizo en lo que a deportividad se refiere, si bien no son las más útiles.

Con o sin paquete S-Line, estamos ante un vehículo que ofrece un perfecto compendio entre dimensiones y confort, con el que nos podremos mover con soltura en cualquier situación que se nos presente día a día al volante.

Interior

El habitáculo del Audi A3 Sedán es una nueva demostración por parte de la marca alemana de tener entre sus manos un producto muy estudiado. Parece algo sin importancia de primeras, pero con el paso de los kilómetros te das cuenta de que todos y cada uno de los elementos del interior del coche están exactamente colocados donde deben. No hay nada que se escape a nuestro control. Brillante. Eso sí, la consola central no deja de tener un toque excesivamente minimalista que, personalmente, no me llena. Cuestión de gustos, supongo. Eso sí, la pantalla que la preside puede esconderse, un punto a favor del que no todas las marcas pueden presumir.

Lo que sí me gustó fue la continuación de los detalles deportivos de la unidad de pruebas del Audi A3 Sedán que he tenido el placer de probar. Incluso contábamos con los asientos deportivos, que son un extra más, los cuales ofrecen unos niveles de sujeción bastante elevados y un acabado impresionante. Y ojo, porque esta deportividad no va en detrimento de la comodidad, tan importante en un vehículo de este tipo.

Desde el puesto de conducción observamos otro de los grandes puntos a favor de Audi, el Audi Virtual Cockpit. Es cierto que es un extra por el que hay que pagar 365 euros, pero merece la pena, y mucho. Se trata de la pantalla de 12,3 pulgadas que hace las veces de cuadro de mandos, y que podremos manejar en cualquier momento de una manera muy intuitiva para consultar todo tipo de información.

El paquete S-Line también es responsable de que contemos con un volante que está achatado por abajo, algo que me causa una interesante disyuntiva. Estéticamente me parece precioso, pero a nivel práctico hay momentos en los que se echa en falta esa falta de curvatura en la parte inferior de la ‘rosca’. Justo tras este volante encontramos dos levas para manipular el cambio S-Tronic de forma manual, algo de lo que por ejemplo carecía el BMW Serie 1 que probamos hace unas semanas.

En cuanto al espacio disponible, me pareció más que aceptable en las dos plazas delanteras, si bien las tres traseras pueden resultar algo justas, especialmente para personas de gran tamaño. Aprovechable me pareció el maletero, cuya capacidad mínima homologada es de 425 litros.

Motor y consumos

La unidad de prensa del Audi A3 Sedán que hemos tenido en nuestras manos contaba con el motor 2.0 TDI de la marca de los cuatro aros, que para la ocasión desarrollaba una potencia de 150 CV -existe una variante de 184- y un par máximo de 340 Nm. Traducido a lo que podemos sentir al volante, se trata de una de las mecánicas más equilibradas de todas cuantas existen en el mercado.

Este propulsor ofrece rendimiento prácticamente en todo el régimen de giro, acelerando como debe y llegando a alcanzar con soltura velocidades bastante altas. Y todo ello sin pecar de consumir demasiado combustible. Os aseguro que no hice ningún esfuerzo para conducir de forma eficiente y el ordenador de a bordo jamás superó los 7 l/100 km de media.

Aunque de serie viene con una caja de cambios manual, nuestra unidad de pruebas contaba, asociada al motor, con una caja de cambios S-Tronic automática de doble embrague y seis velocidades, la cual trasladaba toda la fuerza del propulsor al suelo a través del tren delantero. Su rendimiento, ya sea en modo totalmente automático o manejándolo con las levas o la palanca -bien por ésta, que permite ascender marchas tirando hacia atrás y reducir empujando, como debe ser- es brillante. Cambios precisos, rápidos y eficaces en todo caso.

Comportamiento

El Audi A3 Sedán es el equilibrio hecho coche. Así de claro. Personalmente prefiero los vehículos que ofrecen un tacto algo más directo en su dirección, pero ni así puedo dejar de elogiar el buen hacer de la firma de los cuatro aros con el vehículo que hoy nos ocupa. Neutro en todas las situciones que nos hemos encontrado, solamente puedo confirmar que es una auténtica delicia sentarte tras este volante.

La única pega que le puedes encontrar -y para mí no lo es, cuestión de gustos- es que las unidades dotadas de la suspensión Sport S-Line, que rebaja hasta 25 milímetros la altura de la carrocería, pueden resultar demasiado duras en algunos momentos. Véase el paso sobre los baches, por ejemplo. A favor tienen, obviamente, un aumento de la sustentación en curva que nos permitirá una conducción más dinámica cuando nos apetezca.

Es cierto que tenemos la posibilidad de elegir diversos modos de conducción que pueden paliar algo esta dureza de la que te hablo, pero al contrario que algunos modelos de la competencia, este A3 Sedán S-Line es ‘durete’ incluso en los modos más confortables. El coste extra de esta suspensión es de 665 euros.

Equipamiento

Como suele ser habitual en los modelos de marcas ‘premium’, el equipamiento de serie que trae el Audi A3 Sedán no es especialmente numeroso. Ojo, que no le falta de nada, pero cuando empiezas a echar un vistazo al catálogo, te das cuenta de que el coche puede dar mucho más de sí de lo que ofrece en un principio.

Todos los extras que se nos ofrecen merecen la pena, y mucho. Además del paquete S-Line, la suspensión deportiva o el Audi Virtual Cockpit, nuestra unidad de pruebas contaba, por ejemplo, con un espectacular sistema de sonido Bang & Olufsen.

No vamos a entrar a hablar de todos y cada uno de los elementos que hemos disfrutado durante la semana de pruebas con el Audi A3 Sedán, pero sí que vamos a darte una idea que has de interiorizar si te gusta el coche. Si quieres una unidad del mismo, puedes conseguirla desde menos de 30.000 euros. Si quieres ‘nuestra’ unidad, prepara alrededor 40.000. El lujo, aún mereciendo la pena, se paga.

Ficha técnica

Conclusión

El Audi A3 Sedán cumple todo lo que se debe exigir a un vehículo de aspiraciones familiares, pero si renunciar por ello a unas dimensiones compactas. En otras palabras, es un coche que, conociendo sus ciertas limitaciones de espacio, cumple perfectamente en todos los sentidos. Y más cuando se le acopla un motor como el 2.0 TDI de Audi, cuyos 150 CV son más que suficientes para moverse con soltura en cada momento. Como decíamos en un apartado anterior, el precio de tu unidad variará mucho en función de los extras que le pongas, pero… ¿no sucede eso con las apuestas de sus vecinos alemanes?

Lo mejor

• Diseño interior muy bien pensado y de calidad.
• Comportamiento dinámico muy equilibrado.
• Rendimiento del motor.

Lo peor

• Espacio algo escaso en las plazas traseras.
• Precio del equipamiento extra.