La policía australiana detiene a un niño de 12 años tras conducir ¡1.300 kilómetros!
Ha nacido un piloto. O un futuro delincuente, quién sabe. Bromas aparte, lo cierto es que estamos ante uno de esos casos que en el futuro entrarán en las recopilaciones de las multas más curiosas jamás puestas por las autoridades. Ha sucedido en Australia, donde la policía de tráfico ha detenido a un niño de apenas 12 años que había recorrido nada más y nada menos que 1.300 kilómetros por las carreteras de aquel país.
Al parecer, y según han confirmado diversos medios de comunicación locales, el objetivo del crío era completar los 4.000 kilómetros que separan las localidades de Kendall, situada en Nueva Gales del Sur, y Perth, que se encuentra en la parte accidental. Es decir, este joven e intrépido conductor quería cruzar Australia de este a oeste.
Lo más curioso del tema es que la policía ni siquiera se había dado cuenta durante lo que duró la aventura del chaval que era él quien conducía. Fue un paragolpes desprendido en Broken Hill, en el oeste de Nueva Gales del Sur, lo que provocó que las autoridades diesen el alto al vehículo. Hubiésemos pagado bastante dinero por estar presente en este control policial y comprobar de primera mano la cara que se les quedó a los agentes cuando fueron a pedirle los papeles al conductor.
La pena es que todavía no se han descubierto los motivos que han llevado a este pequeño conductor a tratar de llevar a cabo su aventura. Lo que sí está claro es que el niño va a tener que enfrentarse a la justicia australiana, donde se le imputará distintos cargos siguiendo la Ley de Menores que allí impera por, literalmente, “haber puesto su vida en riesgo, además de la del resto de usuarios de la carretera”. Una historia tan rocambolesca como cierta.