Que Papá Noel llegue a tu casa depende de Seat
En casa de Martina hace días que se respira la Navidad. El árbol, con sus luces y sus adornos rebosantes de color, brilla desde un rincón del comedor, el mismo espacio en el que la pequeña se sienta para escribir la carta más especial del año. Aún faltan días para que Papá Noel entre a escondidas con los regalos, pero Martina tiene que darse prisa. Este año va a ser diferente. Su carta la llevarán en persona hasta Laponia Jaume Camps y Jordi Ojeda, dos ingenieros del Centro Ténico de Seat, la empresa donde trabaja su madre.
Como la suya, más de 3.000 misivas llenas de ilusión estarán en manos de dos hombres acostumbrados a dar la vuelta al mundo probando coches en todo tipo de terrenos y condiciones meteorológicas. De hecho, cada año viajan hasta Laponia para testar nuevos modelos.
En Martorell, una decena de representantes de los trabajadores traen consigo todas las cartas que han reunido de los hijos de los empleados. Todos aguardan la llegada de los dos ingenieros con el coche con el que se disponen a cruzar media Europa, un Seat León X-Perience 1.8 TSI 180 CV 4Drive. Tras reclinar los asientos traseros, los 587 litros de capacidad del maletero se extienden a 1.470. ¡Espacio suficiente para llenar de sacos rellenos de miles de cartas! Los ingenieros suben al coche y, mientras programan la ruta con Laponia como destino final, confiesan con la mirada puesta atrás: “Tenemos una gran responsabilidad”.
El viaje comienza. Unos 4.000 kilómetros aguardan su paso incansable hacia la casa de Papá Noel. La primera parada llega en el sur de Francia. Puntual a su cita, tras dos horas de conducción, el detector de cansancio del vehículo les advierte que deberían detenerse para reponer fuerzas. Y así transcurren las horas y las ciudades. A su paso por Alemania, llegan a Hamburgo y deciden detenerse. Los dos ingenieros llevan ya a sus espaldas casi 2.000 kilómetros, y aprovechan unas horas de descanso para pasear por uno de los mercados navideños más bellos de Europa.
Tras pasar por el puente que cruza Copenhague y Malmö, los dos ingenieros atraviesan la costa de Suecia hasta llegar a Laponia, en Finlandia. Ya llevan horas viendo un paisaje imponente y teñido de blanco. Jaume y Jordi se miran. Ya saben que están entrando en la recta final del viaje. De nuevo, el coche demuestra que no hay terreno que pueda detenerles. Atrás han quedado las autopistas para dar paso a largas carreteras secundarias rectas con árboles a un lado y a otro.
Están a punto de alcanzar los cerca de 4.000 kilómetros de viaje cuando llegan a Romanievi. Son sólo las 15 horas, pero Jaume y Jordi llegan al hogar de Papá Noel a oscuras. Parece de noche. Los dos ingenieros salen del coche con varios sacos llenos de cartas a cuestas y confiesan sentirse un poco nerviosos. Ha llegado el gran momento: han realizado un largo viaje y están a punto de entregarlas a Papá Noel en persona, tal y como habían prometido a todos los niños.
Sentado en una butaca de madera, Papá Noel recibe muy cariñosamente a los dos ingenieros de Seat, quienes le explican su periplo hasta llegar allí. “¡Venís de España en coche! ¡Increíble!”, exclama Papá Noel. Tocándose la barba, mira los sacos y observa las miles de cartas para acabar diciento: “¡Recordad ser buenos y nos vemos en España estas Navidades!”. Que vuestros deseos se conviertan en realidad…