Nuevo Ford Fiesta, un paso de gigante en todos los sentidos
Sorprendido, y muy gratamente, además. Así me encuentro tras el que ha sido mi primer encuentro con el nuevo Ford Fiesta. No llegará hasta, seguramente, el mes de septiembre a los concesionarios, pero ya hemos podido compartir unos primeros minutos junto a él que nos han dejado bien clara una cosa: parece de todo, menos un Fiesta. En el buen sentido, obviamente.
El evento que ha montado Ford para dar a conocer la nueva generación de uno de sus modelos más prolíficos estaba más centrado en el interior del mismo que en su imagen externa, pero ésta también ha tenido su cuota de protagonismo. Sus cotas no han cambiado mucho, pero la imagen que desprende es de mucho más empaque. Las líneas que adquiere aportan una presencia más imponente, al menos en la variante Vignale, que es la que hemos tenido oportunidad de ‘tocar’ -que no conducir, eso será más adelante-. Seguro que es algo que se mantiene en el resto de versiones, que son Titanium, ST-Line y Active. Salvo ésta última, de corte más aventurero, todas estarán disponibles con carrocería de tres y cinco puertas.
Toda esta presencia externa es la que nos entra por los ojos, pero es realmente el interior del coche lo que cobra importancia en el día a día. Y aquí, a primera vista, Ford se ha coronado con el nuevo Fiesta. Al menos en la lujosa variante Vignale, la primera sensación que te da el vehículo nada más entrar en su habitáculo es que pertenece a un segmento superior. Materiales, acabados, elementos presentes… todo está cuidado al detalle. Más que nunca antes en este modelo.
Aprender del pasado para mirar al futuro. Un buen lema el que nos han recalcado los diseñadores de Ford a la hora de hablar de las soluciones que adopta el nuevo Fiesta. Y aquí entra en juego algo vital, la funcionalidad. El objetivo perseguido desde un principio ha sido el de simplificar al máximo posible la vida del usuario, que podrá acceder a todos los controles principales que demanda el día a día de una forma muy directa. Por ejemplo, los controles del volante son mucho más accesibles ahora, observándose a través del mismo un cuadro de mandos de información clara y concisa.
No obstante, si hay algo que destaca en el habitáculo del Ford Fiesta es la consola central, así como toda la zona situada entre los dos asientos delanteros. Conocida simpática e internamente como Manhattan, pues todos los elementos quieren estar ahí, lo que ‘eleva el coste de la parcela’, tenemos una auténtica demostración de cómo se hacen bien las cosas. Por ejemplo, la pantalla táctil que preside la consola es prácticamente accesible sin soltar el volante. Y te lo dice alguien que no gasta unas manos especialmente grandes. Desde ésta podremos controlar de la manera más intuitiva posible el sistema SYNC 3, con todo lo que ello conlleva. Aparte se han dejado los mandos del climatizador, situados en la parte baja de la consola, algo que particularmente me parece un acierto. Nunca he sido muy amigo de fiarlo todo a una pantalla táctil, pues ciertos mandos físicos a los que se les da mucho uso, como es el caso del climatizador, es positivo que podamos manejarlos sin desviar la vista de la carretera.
La apariencia interna del nuevo Ford Fiesta cambiará según la variante que elijamos, pero lo que no variará un ápice será la sensación de espacio interior. Se ha trabajado duramente para ofrecer a los ocupantes la mayor comodidad posible, y a falta de probar el coche en profundidad, parece que se ha logrado. Además, hemos descubierto algunas soluciones de lo más útiles, como la presencia de un protector para la puerta, ya visto en algún otro modelo de Ford, con el que evitaremos el deterioro de su borde cuando de salir de una plaza de aparcamiento muy justa se refiere.
Ha sido tan solo una primera toma de contacto con el nuevo Ford Fiesta, y aún quedan muchas cosas por descubrir de él. Sin embargo, ha conseguido lo más importante de todo, que es llamar nuestra atención en el mejor de los sentidos. Según los diseñadores de la marca del óvalo, tan solo tardamos tres minutos en decidir si un producto nos ha gustado o no. Pues bien, éste lo ha hecho. Y, como se suele decir, me da en la nariz que lo acabará haciendo mucho más.