La industria europea entra en ‘modo guerra’: estudia la conversión de plantas de coches para defensa
El mayor fabricante de municiones de Europa está estudiando la posibilidad de adquirir una fábrica de Volkswagen

Europa entra en modo guerra y estudia la posibilidad de convertir fábricas de coches en instalaciones de producción de armamento de defensa ante el aumento de las tensiones geopolíticas. Tanto Alemania, como Francia ya se han posicionado y se han comprometido a utilizar líneas de ensamblaje vacías en las factorías de coches para la fabricación de material de guerra. Un planteamiento al que todavía no se ha sumado España, a pesar de que es el segundo mayor productor de automóviles del Viejo Continente.
Rheinmetall, el mayor fabricante de municiones de Europa, está estudiando la posibilidad de adquirir la fábrica de Volkswagen en Osnabrück para fabricar equipos de defensa. Unas instalaciones en las que el fabricante automovilístico alemán está poniendo fin a la producción del Volkswagen T-Roc Cabriolet, Porsche Cayman y Porsche Boxster y se encuentra explorando escenarios alternativos para el uso futuro de la factoría.
Una conversión que vendría impulsada por el Gobierno alemán para impulsar la industria de defensa tras los últimos acontecimientos, que han evidenciado la falta de capacidad defensiva de los países que comprenden la Unión Europea (UE) y que se han intensificado con la guerra arancelaria instigada por Donald Trump.
Europa apuesta por la defensa
La guerra entre Estados Unidos, la Unión Europea y China se está librando en el terreno comercial. El Gobierno de China ha decidido responder a la última subida de los aranceles impuestos a sus exportaciones por Estados Unidos elevando a partir del próximo 12 de abril desde el 84% al 125% la tarifa adicional aplicada sobre las mercancías estadounidenses importadas y ha indicado que si Washington sigue subiendo los gravámenes a los productos procedentes del gigante asiático Pekín no responderá, ya que con el nivel arancelario actual, «no existe aceptación en el mercado para las mercancías estadounidenses exportadas a China».
Mientras, la Unión Europea y China ultiman los preparativos para celebrar su próxima cumbre «en la segunda mitad de julio» en el país asiático, aunque la fecha definitiva está aún por concretar.
La confirmación de la cita llega en plena guerra comercial con Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, ha lanzado una escalada arancelaria indiscriminada con aranceles del 25% al acero, aluminio y al automóvil europeos y del 20% al resto de importaciones desde la UE, aunque ha rebajado temporalmente este recargo al 10% para negociar con Bruselas, quien ha respondido al gesto suspendiendo todas sus represalias.
Por contra, el pulso arancelario de Estados Unidos para con China sigue su escalada después de que Trump elevara los gravámenes sobre las importaciones desde el gigante asiático el mismo día en que anunció la tregua con el resto de flujos comerciales; un envite al que Pekín ha respondido con una subida de los aranceles sobre las compras a Estados Unidos.
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