Los coches autónomos también echan carreras
Esperemos que no llegue el día en el que desaparezcan las carreras donde los pilotos sean los protagonistas, pero eso no quita que una competición protagonizada por vehículos autónomos despierte nuestra curiosidad. Ésa es la Copa Audi de Conducción Autónoma, que disputará su segunda edición del 22 al 24 de marzo de 2016. Ocho equipos universitarios tomarán parte en la competición que se celebrará una vez más en el Audi Museum Mobile.
Cada uno de los equipos se han calificado para la competición demostrando un enorme entusiasmo en el desarrollo de algoritmos especiales para preparar sus coches a escala -sí, se compite con un Audi Q5 a escala- para la final. A partir de un software básico aportado por Audi como punto de partida, los equipos han creado su propio software para procesar los datos de los sensores, interpretar las situaciones correctamente y controlar el coche en consecuencia. El objetivo es que el coche de propulsión eléctrica pueda recorrer el circuito de forma completamente autónoma tan rápido como sea posible, cometiendo el menor número de errores. El diseño del circuito replica las condiciones reales de conducción que habitualmente nos encontramos en la carretera. Los coches tendrán que evitar obstáculos, aproximarse a intersecciones con tráfico en movimiento y superarlas observando las señales de tráfico, además de seguir a otros vehículos en condiciones de tráfico fluido manteniendo la distancia de seguridad. Los desafíos también incluyen la realización de un giro a la izquierda a través del tráfico que se aproxima, maniobras precisas de aparcamiento y realizar acciones de frenado de emergencia cuando aparezcan obstáculos de repente.
Los estudiantes trabajarán sobre la base de los resultados y las funciones de la pasada edición de esta competición, de tal forma que la complejidad de la misma se eleve año tras año. Se restarán puntos por accidentes, pérdidas de tiempo e imprecisiones en la ejecución. La parte obligatoria está seguida por un ejercicio libre. El día final de la competición, lo equipos pueden presentar una prueba adicional para su vehículo a escala en lo que será una demostración de libre elección basada en la creatividad. El equipo con el mayor número de puntos recibirá un premio en metálico de 10.000 euros, mientras que el segundo clasificado se embolsará 5.000 euros y el tercero otros 1.000.
Bajo la carrocería realizada en material plástico del Audi Q5 a escala se oculta una gran cantidad de tecnología. El sensor principal utilizado es una cámara de video. Como en los automóviles de la vida real, esta cámara detecta la superficie de la carretera, las señales de tráfico, obstáculos y otros usuarios por delante del coche. Está complementada por diez sensores de ultrasonido: cinco en el frontal, tres en la trasera y uno en cada lateral. Su alcance de detección de entre dos centímetros y cuatro metros permite identificar los alrededores con precisión incluso circulando a alta velocidad. Un sensor de aceleración registra los cambios de dirección que el modelo a escala realiza y, como todos los otros sistemas, envía esta información en tiempo real a la centralita del ordenador de a bordo, dotada de un procesador de cuatro núcleos de alta velocidad. Esta configuración refleja la futura arquitectura electrónica de Audi. En ella, la unidad de central de control -zFAS- evalúa los datos, establece un modelo del entorno y proporciona la información necesaria a todos los sistemas de asistencia.